domingo, 28 de marzo de 2010

Domingo de Ramos

Era a principios de Abril ventoso y de la primavera. La hora dorada del mediodía se extendía en torno de la ciudad, en los campos despiertos, en los viñedos verdes y en los huertos, con su rusticidad fortificante. (…)
Los que acompañaban a Jesús en el descenso, se sentían arrebatados en aquel feliz arrobamiento del mundo y del momento. Nunca, como en ese día, se habían sentido tan desbordantes de esperanza y de adoración. El grito de Pedro se convertía en el grito del ejército pequeño y fervoroso que bajaba la ladera hacia la ciudad reina: “¡Hosanna al hijo de David!” decían las voces de los jóvenes y de las mujeres. También los Discípulos, aunque saben que ese era el último sol, aunque saben que aquel es el acompañamiento de uno que va a morir, también los discípulos casi empiezan en aquella impetuosa alegría, a esperar.

Historia de Cristo, Giovanni Papini.

jueves, 25 de marzo de 2010

De verdad te digo (II)

¿El problema no es con Dios? ¿El problema es con mi Iglesia (que pretende tener la verdad)?
El problema es que si te conformás con eso de que "todos tienen algo de verdad" dejás de buscarla. Lo cual es el verdadero problema, dejar de buscarla.
¿Todas las religiones tienen algo de verdad? Puede ser, pero es bueno comparar para ver cuál tiene más verdad que cuál. Con respeto, sin ofender. Es parte del proceso de la búsqueda de la verdad.

sábado, 20 de marzo de 2010

De verdad te digo

(...) Sí, cómo no, estamos totalmente de acuerdo. La verdad se busca permanentemente, nunca llegamos a poseerla plenamente... Sí, sí, coincidimos en ese pensamiento. Vos tenés una parte, él tiene otra. ¿Conocés el cuento del elefante y los ciegos?... Claro, es ese. El ciego que tocó la pata cree que elefante es una columna, el que toco la oreja cree que es una manta, etc.; mientras que el elefante es todo eso y más. En todos estos puntos estamos de acuerdo. ¿Sabés cuál es la única diferencia? Que yo sé dónde está la verdad... No, no te estoy cargando. Sí, dije eso, que nadie la tiene y que se busca permanentemente. Pero, ¿es que a Dios acaso vos lo tenés?... La verdad esta en Dios, eso es lo que te digo. Y la búsqueda de Dios es permanente, nunca lo conocemos en plenitud... No, no es prepotente mi postura (¿por qué no puedo proponerte a Dios?). Al contrario, tu mensaje es pesimista, desesperanzador. Decís que nunca encontrarás la verdad. De ahí al relativismo hay un solo paso, basta soltar dos o tres cabos más y ya caés al vacío... Mi mensaje, en cambio, es esperanzado. Algún día podremos conocer la verdad en plenitud. Y más aún, en vida hay que desearla y perseguirla, porque en estas cosas no hay reposo, sino avanzamos hacia ella nos alejamos... Mi Dios y mi vida eterna pueden sonarte a cuento. Pero mi fe no está hecha de fantasías. Me dice que a la verdad le debo tomar el gusto acá, en este mundo. Y en este mundo se decide mi suerte de conocer algún día la verdad plena. Mi mensaje es esperanzado. Y no hay más motivo para creer en un mensaje desesperanzado como el tuyo que para creer en uno esperanzado como el mío (que no es mío, vamos a decir). Al contrario, tengo más razones para creer en un mensaje esperanzado: Me lo piden las entrañas.
(¿Estás seguro que no te lo piden las tuyas?)

sábado, 13 de marzo de 2010

Entre supersticiones y avaricias

No sé quién me causa mayor impresión. Si aquel que me reenvía un mail temiendo la mala suerte o el castigo divino, o aquel otro que me reenvía un mail sabiendo que eso de que ganará dinero es mentira, pero, por si acaso...

domingo, 7 de marzo de 2010

Mejor con poesía

Cuando se trata de entender o decir las cosas profundas, la poesía es lo mejor.
¿Cómo demostrarles esto? No puedo hacerlo por el método científico. ¡Faltaba más! Sería como que la biología encuentre el alma en algún lugar del cuerpo.
Tendré que usar los testimonios de las grandes personalidades. Como no soy tipo de grandes recursos en esta materia, me puse muy contento al hallar dos que son verdaderamente geniales.
Gilbert K. Chesterton en “Ortodoxia”:

La poesía es cuerda, porque flota sin esfuerzo en un mar infinito; la razón pretende cruzar el mar infinito y hacerlo así finito. (…) El poeta sólo pretende entrar su cabeza en el cielo. El lógico es el que pretende hacer entrar el cielo en su cabeza. Y es su cabeza la que revienta.

Miguel de Unamuno en “Del sentimiento trágico de la vida (en los hombres y en los pueblos)”:

Cúmplenos decir, ante todo, que la filosofía se acuesta más a la poesía que no a la ciencia. Cuantos sistemas filosóficos se han fraguado como suprema concinación de los resultados finales de las ciencias particulares, en un período cualquiera, han tenido mucha menos consistencia y menos vida que aquellos otros que representaban el anhelo integral del espíritu de su autor.
Y es que las ciencias, importándonos tanto y siendo indispensables para nuestra vida y nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la filosofía. Cumplen un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento científico, de los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento mecánico, el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo, el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede servirnos para comunicarnos a distancia con la mujer amada. Pero ésta, ¿para qué nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una opera, y se pregunta: «¿Cuál es en este caso más útil, el tranvía o la ópera?»