La poesía es cuerda, porque flota sin esfuerzo en un mar infinito; la razón pretende cruzar el mar infinito y hacerlo así finito. (…) El poeta sólo pretende entrar su cabeza en el cielo. El lógico es el que pretende hacer entrar el cielo en su cabeza. Y es su cabeza la que revienta.
Cúmplenos decir, ante todo, que la filosofía se acuesta más a la poesía que no a la ciencia. Cuantos sistemas filosóficos se han fraguado como suprema concinación de los resultados finales de las ciencias particulares, en un período cualquiera, han tenido mucha menos consistencia y menos vida que aquellos otros que representaban el anhelo integral del espíritu de su autor.
Y es que las ciencias, importándonos tanto y siendo indispensables para nuestra vida y nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la filosofía. Cumplen un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento científico, de los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento mecánico, el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo, el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede servirnos para comunicarnos a distancia con la mujer amada. Pero ésta, ¿para qué nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una opera, y se pregunta: «¿Cuál es en este caso más útil, el tranvía o la ópera?»
16 comentarios:
La poesía tiene nombre de infinitud mientras que la ciencia hace todo finito para comprenderlo.
De todos modos, creo que es bueno no abusar ni de una ni de otra porque ambas, al no poder terminar de hacer finito lo infinito ni infinito lo finito, resultan complejas armas para nuestras manos de monos.
Lo ideal es ir compaginando una y otra. Leo a San Agustín y para interpretarlo voy a la Suma, leo a Platón y lo interpreto con Aristóteles, e cosi via.
Respetos simios.
Natalio
Hola, Juan Ignacio. Veo que eres un tipo que cumple sus promesas.
No debo hablar de esta materia: nunca leo poesía. Hube de hacerlo, mucho, en mi juventud, haciendo comentarios de textos en el colegio. ¿Estudiáis en Argentina a Antonio Machado? Yo hube de comentar decenas de poemas suyos, y he de decir que nadie me ha vuelto a hacer sentir como él la soledad, la tristeza por el tiempo que pasa y por el amor que te abandona, la levedad de la vida, el otoño. ¿Podría él haber transmitido igual ese sentimiento mediante prosa, mediante la narración? Lo dudo.
Exacta la frase de Chesterton, como siempre. Fíjate: me hizo gracia que si sustituyes "poesía" por "oración" o "el poeta" por "el que reza" la frase sigue siendo válida.
La de Unamuno me hizo pensar. ¿Realmente hay filósofos que se acercan más a la ciencia y otros más a la poesía? Siempre pensé que todos ellos tenían un punto de científicos, de conocer mejor la realidad o la "meta-realidad", pero, a partir de la frase de Unamuno, me pregunto ¿en qué bloque estaría Nietzsche? En el estilo, poeta, pero en la finalidad (interpretar la realidad, a Dios) científico.
Mójate, JI, da tu visión personal, más allá de la de los dos autores.
Mi visión, mi visión. Quizás pueda dar un ejemplo. Hace un tiempo no encontré mejor forma de terminar una entrada que con los versos:
Yo recuerdo una edad prometida del gozo;
ha dejado en mi lengua un entrañable
sabor de paraíso.
Esos versos hablan tan bien de la infancia como ninguna otra prosa podría haberlo hecho.
Por cierto, no sé si se estudia Machado aquí. Yo ya me hice hace tiempo de un libro de Completas del autor. Inigualable.
Natalio, ¿simios?
No puedo evitar el recordar esto que eh leído recientemente en el delirante blog otroscuentosimposibles.blogspot.com:
Los poetas se distinguen del resto de los hombres de una forma muy sencilla: si se les hace una pregunta, sea la que sea, los poetas auténticos no pueden evitar dar la respuesta correcta.
Y, por cierto, qué verdaderos esos versos marechalianos
Jua jua...
Afirma.
Respetos.
Natalio
Querido Juan Ignacio:
Quería decir que si se estudiaba en el colegio; en las universidades o las revistas de literatura ya doy por supuesto que sí. ¿Te gusta lo que has leído de él? Es uno de nuestros grandes, sin duda.
Por la tarde pensé: la pregunta que te hice sobre Nietzsche, en realidad, también se puede hacer sobre el propio Unamuno, que escribió poesía un poco pesada. Cuando él leyera sus libros, como el que citas de "Del sentimiento trágico de la vida", ¿de quién se sentiría más cerca? ¿De los filósofos o de los poetas? ¿Pesaría más en él el afán de mostrar su interior atormentado o de reflejar la realidad objetiva?
Natalio, sigo sin entender.
Fernando, cuando decís:
¿Pesaría más en él el afán de mostrar su interior atormentado o de reflejar la realidad objetiva?
Das en el clavo de lo que Unamuno dice en el prólogo de ese mismo libro. Dice que la historia de la filosofía la estudiamos como concatenamiento de ideas donde unas se encadenan con otras y la verdad es que no es así, que las filosofías surgen precisamente como manifestación de la vida de cada autor. Lo cual me parece ciertísimo.
Por cierto, Machado me parece genial. He leído bastantes cosas y también "escuchado", como podrás haber imaginado.
Javier, qué bueno eso que citás. Iré a verlo.
Perdón Juan, pensé que me estaba cargando por la metáfora.
Lo que decía, en el juego entre la filosofía "científica" y la "poética" es que el riesgo que se corre es distorsionarla de su sentido verdadero.
Y, por ello, la filosofía poética (o no acabada o no concluyente o como quiera llamársele) o la poesía misma en manos de gente no suficientemente formada es como poner un arma en manos de un mono (y por ello los respetos simios).
Como ejemplo puedes tomar el "ama y haz lo que quieras" de San Agustín del que el 98% de sus interpretaciones son incorrectas y contrarias al pensamiento del mismo santo. No obstante, quien la comprende en su correcto sentido (para la mayoría eso requiere el "filtro" de una filosofía de fuerte lógica como puede ser Santoto en el caso de San Agustín) la descubre tan grandiosa como inconmensurable.
Espero que se entienda ahora.
Respetos equívocos.
Natalio
"El poeta sólo pretende entrar su cabeza en el cielo. El lógico es el que pretende hacer entrar el cielo en su cabeza. Y es su cabeza la que revienta"
¡Buenísimo!
¡Saludos y gracias!
Esta claro ese punto, Natalio.
No se trata de interpretar textos poeticamente, eso sería un fracaso, como bien lo indicás.
No se trata de que la poesía ocupe el lugar de la filosofía. No soy experto en Unamuno pero creo que eso no es lo que quiso decir.
Pero el tema de Unamuno es muy amplio.
La idea que quiero rescatar es que la ventaja de la poesía es poder decir las cosas que de otra forma no se pueden decir tan bien.
Porque las realidades más profundas son tan complejas que llega un punto que la razón queda discapacitada.
Por eso las contradicciones o paradojas del mensaje divino, de las palabras de Jesús. Las realidades espirituales son inaccesibles en plenitud y de ahí que un lenguaje preciso desde el punto de vista de la razón (como el científico) se queda corto. la poesía en cambio, con sus aparentes contradicciones, con sus imágenes, metáforas, etc., parece dar más en el clavo.
El Evangelio no está en poesía, precisamente. Pero se ajusta más a ella que a un tratado científico, pensar en las parábolas por ejemplo.
Quise decir exactamente lo mismo que vos... pero veo que no me salió (que es, en definitiva, lo que dice Platón cuando explica porque escribe en diálogos que no "resuelven" el tema, o Cristo enseñaba en parábolas, eetc). Lo que quería aclarar es que cuando uno no está lo suficientemente formado sólo por casualidad puede "leer" (no sólo interpretar) correctamente el mensaje del poeta.
REspetos.
Natalio
RE-REspetos.
Así es: la Historia de la Filosofía agrupa la obra de filósofos que a lo mejor nunca se habrían considerados a si mismos filósofos, sino teólogos, poetas o escritores, sin más. En el fondo, esto es mejor: cuando en un periódico sale un idiota diciendo idioteces pomposas sobre cualquier tema y firma como "filósofo" (¡o "teólogo"!) dan ganas de sacar la pístola.
...
Confieso con toda humildad que no he leído apenas nada de Unamuno ensayista: lo intenté de joven, se me hizo muy árido, nunca volví a llamar a su puerta. En cambio, me gustaron mucho sus novelas ("nivolas", las llamaba él), pese a que son malas y propiamente no son narrativa, sino ensayo.
A mí las nívolas me encantan. Leí Amor y pedagogía, La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir, etc.
¡¡A esas me refería yo!!!
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