martes, 30 de mayo de 2006

Vive y ayuda a vivir

McCartney (¡!) cantaba que el “live and let live” (vive y deja vivir) era el ideal del joven, cuyo corazón era como un libro abierto. Pero que con las dificultades de la vida, la persona ya no se preocupa más por el otro y “le da al otro infierno”. O sea, hacemos la nuestra y el otro que se muera o, aún más, somos capaces de hacer mal al otro para estar bien, para poder vivir. Es el “live and let die” (vive y deja morir). Así lo entiendo yo y no creo estar lejos de la idea original.
Lo que Paul quizás ignoraba era que el “live and let live” tenía en sí mismo el germen de su fracaso.
Y el “live and let live” está muy de moda hoy.
Disfrazado bajo la apariencia de “consideración” por el otro, existe lo que no es más que el “desinterés” por el otro, el “live and let live”.
No imponer, dar “libertad para elegir”, no dar consejo porque “eso es soberbia” (pensar que yo puedo tener la solución para el otro), no “evangelizar”, etc. Una serie de frases que reflejan un desinterés por el otro, aunque el que las embandere piense que es el más solidario o “tolerante” del planeta.
Y este disfraz, muchísimas veces, no es algo intencional. Muchos caemos en él como en una trampa, porque así se nos enseña. Y no es tan raro como parece. Un ejemplo: la famosa “igualdad de oportunidades”, que puede tener algo de eso.
En sí, la igualdad de oportunidades es una idea bien intencionada (hasta dónde se pueda cumplir, que no es tanto como muchos pregonan, ni tan conveniente). Pero si nos refugiamos en ella corremos el riesgo de olvidar algo que es más importante. Es más pleno amar al otro y ser misericordioso ante sus defectos que “darle igualdad de oportunidades y que se arregle”, que darle igualdad de oportunidades y “dejarlo vivir”.
No todos son culpables por no querer recibir consejo, por no querer ser ayudados a vivir, por ser susceptibles y pensar que se les está imponiendo; ha habido, y hay, mala caridad (quizás es esa que Atahualpa despreciaba “por la vergüenza que encierra”). Pero eso no niega que deba existir el verdadero amor por el otro. Al contrario. La situación exige un nuevo esfuerzo. En el plano de la fe: una nueva evangelización, como mandó a realizar Juan Pablo II.
Cambiemos el “vive y deja vivir” por algo como “vive y ayuda a vivir”.

domingo, 28 de mayo de 2006

La vida es algo más...

(No pudimos visitar a un amigo bloguero pero conocimos a otro. Y a parte de su familia. La pasamos muy bien. Y con él van seis blogueros que conocemos. Todos tan distintos y a la vez tan iguales por Quien nos une a todos en este mundo blog.
También conocimos un poco más a los padres de la esposa de mi hermano, que son de Santa Fe. Fue otro lindo encuentro.
Paseamos en familia y fue bueno). Me compré un cancionero de Eladia Blázquez (¡!) porque me gustó esta letra en la contratapa:
Yo quise ser un barrilete
buscando altura en mi ideal,
tratando de explicarme que la vida es algo más
que darlo todo por comida
.
Y he sido igual que un barrilete,
al que un mal viento puso fin,
no sé si me falló la fe, la voluntad,
o acaso fue que me faltó piolín.
Me gusto por el llamado al ideal, por el desprecio (en el buen sentido; hoy hay que aclararlo) de los bienes materiales.
Trasladándonos un poco... ¿Cuántas veces decimos: “sí, hay que enseñar a rezar, pero primero hay que dar pan, nadie puede rezar con la panza vacía”?

Eso es verdad, sí. Pero también hay otra verdad. Y hasta que la vida no me baje de un hondazo, hasta no perder las esperanzas como a veces parece que lo hace Eladia en ese tango [*], diré (y si Dios quiere lo podré decir siempre) que hay algo más que la comida. (Esto no implica juicio de ningún tipo a quien no pueda cumplir con ese ideal; ¿podré yo?).
Para eso usaré palabras del amigo de Hernán, el francés León Bloy. Palabras nada fáciles, tomadas del libro “Exégesis de lugares comunes” y en concreto, de la exégesis de la frase: “Hay que comer para vivir”.
He oído decir que en otros tiempos había un Alimento para los pobres y que los muertos de hambre tenían el recurso de comer a Dios para vivir eternamente. Uno se arrastraba, llorando lágrimas del Paraíso, de una capilla de confesor a una cripta de mártir y de un santuario milagroso a una basílica llena de gloria, por caminos colmados de peregrinos que mendigaban el Cuerpo del Salvador. Este alimento único les bastaba a algunos bienaventurados, cuya languidez tenía el poder de curar todas las languideces y, a veces, de resucitar a los muertos.
[*] Sucede que la letra completa del tango “Sueño de barrilete” tiene sus bajonazos: “...el lirismo es un billete sin valor.”; “...hice versos olvidando que la vida es solo prosa dolorida...”. Solo entreveo esperanza en la pregunta final: “...cuando miro un barrilete me pregunto: ¿aquél purrete donde está?”.

sábado, 27 de mayo de 2006

Status viatoris XVI

Otros "viatores".
Uno es el español Gustavo Bueno. Autor del materialismo filosófico, según dicen por ahí. Por ese su materialismo, desestima a la que el llama explicacion teológica del homo viator. Encerrado en un modelo en el cual lo metafísico es “indefinido”, o lo antropológico culmina con la muerte, no cree que tenga sentido el status viatoris al modo en que nos lo ha explicado Pieper (ver IV y VIII). Y se dedica a definir lo que sería un homo viator como un viajero de este mundo.
Me atrae más, si es por elegir entre quienes se equivocaron, la figura del santo irlandés Brendan, el viajero (recordado el 16 de mayo). Cuenta la historia que Brendan hizo varios viajes en busca de la tierra paradisíaca, “patria” de Adán y Eva antes del pecado original. Sabemos que no existe en la tierra ese lugar, pero sus viajes tenían una meta mucho más ambiciosa que la de Bueno.

San Brendan pertenece al glorioso período de la historia de Irlanda en el que la isla, recién convertida al Cristianismo, envió a sus primeros mensajeros de la Fe hacia el continente y a los pueblos del mar. Por lo tanto, quizás es posible que las leyendas que circulaban en el siglo IX y escritas a partir del siglo XI, tuvieran como base el viaje por mar cuyo destino no puede ser precisado. Estas aventuras fueron llamadas "Navigatio Brendani", el viaje o el errar de San Brendan, aunque no existe ninguna prueba histórica de tal viaje. Se dice que Brendan partió en busca del mítico Paraíso en compañía de unos monjes, cuyo número varía de los 18 a los 150. Después de un largo viaje de siete años alcanzaron la "Terra Repromissionis" o el Paraíso, la tierra más hermosa con la vegetación más frondosa.

jueves, 25 de mayo de 2006

He solucionado mis problemas de vocación

He solucionado mis problemas de vocación.
Un copista de la edad contemporánea. Eso me gustaría ser.
Una mesa grande. Una lámpara. Una computadora personal. Un scanner. Fotografiar hoja por hoja un gran libro y “llevarlo” a un procesador de textos o uno de esos programas para publicar y enviar documentos. Releer, corregir; por momentos detenerse sólo para releer ese fragmento que me gusta tanto, ya sin corregir.
Se pueden además digitalizar las ilustraciones, si el libro las tuviere. Y si no, que un pariente o amigo ilustre la obra por primera vez.
Otro capítulo serían las notas. A las tradicionales, recopiladas de todas las ediciones existentes, se le podrían agregar las notas personales o los grandes comentarios de las personas que conocemos.
Si se dispusiera de un espacio adecuado en Internet, se podrían publicar esas obras. Para los interesados, para los que necesitan la cita adecuada para su post, para que viaje por el mundo.
Es imprescindible hacer una impresión con su respectivo anillado. Para archivar. Y para el futuro (uno nunca sabe qué nuevas tecnologías surgirán y cuán obsoletas serán las que tenemos ahora; la letra escrita sólo necesita del hombre para poder leerse).
Se puede trabajar en familia. Puede haber matrimonios copistas. Sería mejor trabajar entre las seis de la tarde y la una de la madrugada (no es definitivo, pero...). Las buenas lecturas, las lecturas profundas se hacen cuando ya no hay tanto ruido. Además, a esas horas un matrimonio copista ya puede haber acostado a sus hijos pequeños (que cuando sean grandes podrán hacer su vida o ayudar como aprendices de copista).
Por lo que verán, estoy pensando en una vida de copista. Y suena como algo imposible, ¿no? ¿Quién mantendría a un copista contemporáneo?
Porque, aclaremos, si la idea es vivir de copista, pensar en trabajos en serie o a pedido no va. Si se “industrializa”, si se empieza a hacer comercio con las copias, se perdería un poco (o mucho) la calidad y el valor de trabajo. Me imagino que una de las cosas más dificiles del escritor (¡o músico!) profesional contemporáneo es haber firmado con una compañía, de antemano, la escritura de tantos libros o la edición de tantos discos.
Pero ni siquiera eso, la propuesta es radical. La obra del copista no se compra ni se vende. No, si uno va a vivir como copista, debe ser al modo de una vocación religiosa o militar. Alguien se ocupará de la comida y el techo del copista. Y él hará el “trabajo”; el producto de dicho trabajo no se comerciará. Así conviene que sea, sí señor.
Veo que encontré mi vocación. Ya sé cuál es. Lastima que no la pueda cumplir, ¿no? ¡Bah! No sé. Me voy a fijar si está en el manual "Eudeba" de carreras universitarias...

martes, 23 de mayo de 2006

De gastronomía húngara y experiencias personales

Chicos de entre doce y quince años, no más. De “campamento” con el colegio en una casa en Córdoba. El hermano Carlos sirve la comida.
- ¡Eh, Carlos! ¿Qué es? -preguntan los muchachos.
- ¡Arroz a la húngara! -dice Carlos R.
Estupor. Los más incrédulos insisten con la pregunta. Y resulta ser no más que arroz con las sobras de días anteriores.
Yo siempre pensé que Carlos había inventado eso de “a la húngara”. Mi sorpresa tenía que ver con el nombre de un país lejano, de sonido extraño para un chico. Ese era el efecto que tuvieron en mí (y quizás en muchos más) las palabras del hermano.
Ahora me entero que el “arroz a la húngara” existe. Y que en España parece ser conocido. Y dada la nacionalidad española del hermano Carlos, es más que probable que él haya querido darle “importancia” a su plato no por estar atribuyéndole un nombre exótico, sino por estar dándole el nombre de un plato elaborado.
Si nos ponemos suceptibles, haber llamado arroz a la húngara a un arroz con sobras puede haber sido un desprecio hacia el primero. ¡Y no sucede que ayer, veinte años después, la segunda mención que yo escucho en mi vida a la comida húngara tampoco la deja “bien parada”! Pero esto es culpa de Graham Greene.
En “El cónsul honorario” la acción transcurre (al menos hasta donde yo leí) en un pueblo o ciudad de una provincia del norte del litoral argentino. El protagonista se encuentra con un conocido en el restaurant del Club Italiano, donde el único italiano que queda es el mozo y donde el cocinero resultó ser de origen… ¡húngaro! Relata Greene:
El cocinero era de origen húngaro y apenas si servía otra cosa que goulash, plato en que podía disfrazar fácilmente la calidad de los ingredientes, cosa bastante útil ya que la carne de buena calidad se iba río abajo hacia la capital, a más de ochocientos kilómetros de distancia.
Conclusión gastronómica: no sé nada de la gastronomía húngara ni me están ayudando “mis compañías”. No me disgustaría probar el goulash, ni el verdadero arroz a la húngara.
Conclusión personal: no sé mucho de los húngaros. Recientemente he leído lo que puso Arp y le pegué una hojeda a este interesante enlace: clic.

lunes, 22 de mayo de 2006

Status viatoris XV

En una entrada me comentaba Sangre Azul: “A mí me gusta viajar para volver a mi lugar”. Y yo divagaba un poco con eso: “Si después de este mundo volveremos al Padre, y si ese es "nuestro lugar", el gusto por volver a nuestro lugar (esta vez terrenal) quizás sea un reflejo de nuestro deseo de volver al Padre”.

¿Podemos decir que volvemos al Padre? Si hay alguien que “volvió” al Padre, ese fue Jesús. Pero, ¿nosotros? A nosotros nos dijo cuál es el camino. Pero eso no quiere decir que “hayamos estado antes”.

Nuestros padres han vivido en el Paraíso. Pero nosotros no. Nacemos con el pecado de ellos. Nacemos en esta tierra.

¿Estuvimos alguna vez con el Padre? Fuimos creados por él, conoce hasta el último de nuestros cabellos, ya nos conocía antes de que estuviéramos en el seno de nuestras madres (lo cual no quiere decir que existiéramos antes de estar en el seno de nuestras madres, supongo), pero no podemos decir que estuvimos con Él. No somos como las ideas encarnadas de Platón, que venimos “a pasar un tiempo” y luego volveremos.

Quizás entonces, nuestro gusto por volver a “nuestro lugar” está asociado a otras cosas. Tiempos felices, o importantes de algun modo en nuestras vidas, tiempos esos que los vivimos en “ese lugar”; la presencia de parientes queridos que extrañamos; otras razones.

Claro que, si viví los momentos más felices o están allí los que amo, ese es un lugar en el que Dios está más presente que en otros, ¿no?

viernes, 19 de mayo de 2006

Remeros y barcos

Van siete minutos y la cuenta es regresiva. Pronto algunos colgarán los remos y la gran nave reducirá algo su velocidad. Algunos se van a almorzar. Esperaban este momento, porque el remo está pesado.
Trabajadores modernos, administrativos de oficina, de los cuales soy primo muy cercano.

¿Esclavitud? No señor. Noten quiénes son los que reman en la nave romana que ilustra esta entrada: son Asterix y Obelix. Los acompañan otros voluntarios de diversas nacionalidades. Se han reclutado en el ejército romano para ir a África a rescatar a alguien. Reman porque quieren, para llegar más rápido.

Aunque este lugar donde estamos sea un gran mecanismo, a veces ciego (o al menos muy corto de vista), acá los remeros trabajan por algo. Algo hace a su actividad digna. El sustento para su familia, por ejemplo. Algún que otro placer, en aquellos que desarrollan proyectos más originales. El gusto por hacer, en aquellos con más iniciativa.

- ¿Quién los metió en esta nave?
- Ellos se metieron.
- Pero no les quedaba otra.
- Eso sí.
- Y no es muy sana la vida aquí.
- Eso es verdad; mal invento estos “barcos”.

Estas “naves de esclavos” modernas no fueron inventadas de un día para otro por un loco. El hombre llegó a esto (se podría decir, con un estilo muy cristiano de confesión ortodoxa, que todos han sido y hasta somos culpables; aunque haya quienes más y quienes menos). Como no fueron creadas de un día para otro, tampoco entonces debe, ni puede, un loco romperlas para terminar con ellas de golpe.

Hay que humanizar lo más posibles estas naves. Tarea de muchos de los “dirigentes” (en general, no hablo de política), en lo que refiere a estructuras, y de los “remeros”, en lo que refiere a las relaciones personales y los deberes para consigo mismo.

Algunos también deberán contemplar la posibilidad de trabajar de otra forma, fuera de estas naves, y animarse al cambio. No a todos los remeros “no les queda otra”. No todos son “inocentes”, en ese sentido. Pueden estar faltando al deber que tienen consigo mismo de ser felices.

Y yo, ¿cómo ando?

jueves, 18 de mayo de 2006

De juventudes e inspiraciones

Dijo mi padre a los hijos que ya habían dejado el nido, y que volvían un día de visita: “¿no se quieren llevar todos esos discos que quedaron acá?”
Sin convicción buscamos entre los estantes más cubiertos de polvo (no mucho polvo, madre, no mucho, no haré que se lleven una falsa imagen tuya; sólo el polvo que acumulan los discos que hace años no se sacan). Música que ya no escuchamos.
Pero en un momento, como un antropólogo que rescata elementos de una excavación y que, al intuir algún descubrimiento notorio, fija su atención, así saqué de los estantes uno de los discos. Soplé (¡Mentira!) y leí: Born to run, de Bruce Springsteen.
Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...
Una época de rock. Y de música extranjera. Todo en inglés. Cantantes y no los más famosos, porque quería ser original. (Tengo una hipótesis: si Springsteen no tuvo tanto éxito acá, como otros cantantes norteamericanos tuvieron, es porque él era muy norteamericano; sólo vean los personajes que pueblan sus canciones y la temática en general).
Bueno, ahora el toque de interés para el bloguero católico. Hace poco me enteré que Springsteen tiene una “inspiración religiosa”. ¿Qué quiere decir eso? Lo pueden averiguar en una entrada de un blog llamado Catholic sensibility (primera vez que lo veo). Habla de la “motivación” de Springsteen y de su admiración por Flannery O’Connor.
Veamos algo de eso. Leamos un fragmento de una carta de Springsteen a la viuda de Walker Percy:
The loss and search for faith and meaning have been at the core of my own work for most of my adult life. I’d like to think that perhaps that is what Dr. Percy heard and was what moved him to write me. Those issues are still what motivate me to sit down, pick up my guitar and write. [*]
A modo de muestra, en el blog citado dan comienzo a la entrada con el siguiente fragmento, de una canción que parece ser de 1995 y se llama Across the border:
Tonight we'll sing the songs
And I'll dream of you, my corazón
And tomorrow my heart will be strong;

And may the saints' blessings and grace
Carry me safely into your arms
There across the border.

For what are we
Without hope in our hearts
That someday we'll drink from God's blessed waters

And eat the fruit from the vines,
I know love and fortune will be mine
Somewhere across the border
[**]
Declaraciones de esperanza. De necesidad de esperanza. Decididas búsquedas de fe y sentido por parte de un adulto, según dice el autor. Y porqué no pensar que esta búsqueda empezó (en él y en todos) cuando era un joven rebelde, bajo la forma de un no reconocido “instinto religioso”. Ese instinto sería la explicación de eso que se dice de que al hablar de (y desear) ciertos bienes terrenales, uno estaría reflejando su íntimo deseo de los bienes celestiales.
Cuando los personajes del más joven Springsteen buscan “lugares prometidos” (la noche, quien escapa de una vida dura durante el día; un futuro próspero, quien quiere dejar una vida de mediocridad; otro pueblo, quien perdió reputación en el propio), podrían estar hablando, sin saberlo, de sus deseos de salvación (en el más pleno sentido de la palabra).
Un ejemplo, tomado al azar. De 1975, veinte años antes; fecha de grabación del disco "desenterrado":
Someday girl I don't know when
we're gonna get to that place
where we really want to go
and we'll walk in the sun.
But till then, tramps like us,
baby, we were born to run.
[***]
Notas:
[*] La pérdida y la búsqueda de la fe y el sentido han estado en el corazón de mi trabajo la mayor parte de mi vida adulta. Me gusta pensar que es quizás eso lo que Percy escuchó y lo que le movió a escribirme. Esos temas son aún los que me motivan para sentarme, agarrar la guitarra y escribir.

[**] Esta noche cantaremos las canciones / Y yo soñaré con vos, mi corazón / Y mañana mi corazón estará fuerte.

Y ojalá que las bendiciones y la gracia de los santos / Me lleven seguro hasta tus brazos / Allí cruzando la frontera

Porque, ¿qué somos nosotros / sin la esperanza en nuestros corazones / de que algún día beberemos de las aguas benditas de Dios

y comeremos los frutos de la vid? / Sé que el amor y la fortuna serán míos / En algún lugar cruzando la frontera.


[***] Algún día, nena, no sé cuando, / vamos a llegar a ese lugar / donde tanto queremos ir / y caminaremos bajo el sol. / Pero hasta entonces, vagabundos como nosotros, / bebé, hemos nacido para correr. ("Born to run").

martes, 16 de mayo de 2006

Status viatoris XIV

Dos para el camino:

El hombre se encuentra en la vida presente como en un camino por el que ha de marchar hacia su patria. En este camino le amenazan muchos peligros, tanto interiores como exteriores, según aquello del Sal 141,4: En la senda por donde voy me han escondido una trampa. Por eso, así como a los que van por caminos inseguros se les pone guardias, así también a cada uno de los hombres, mientras camina por este mundo, se le da un ángel que le guarde. Pero cuando haya llegado al término de este camino, ya no tendrá ángel custodio, sino que tendrá en el cielo un ángel que con él reine, o en el infierno un demonio que le torture.

El Señor quiere que no pasemos ningún tiempo sin acudir a El, con la intención de perdonar. Por ello nos mandó reconciliarnos con nuestro enemigo en el camino de la vida, no sea que al tiempo de la muerte nos vayamos sin terminar la paz comenzada. Por ello dice: "Acomódate luego con tu contrario mientras que estás con él en el camino, no sea que tu contrario te entregue al juez".
Catena Aurea; San Hilario in Matthaeum, 4. Ref. al pasaje Lc 5, 25-26.

domingo, 14 de mayo de 2006

Status viatoris XIII

Un día decidís tomar un camino distinto. Te tomás el 92 en Camino de Cintura y Av. Olimpo, terminal, partido de Esteban Echeverría. Como usualmente en esa época. Pero te bajás un rato después, en la estación Marinos del Fournier del angosto ferrocarril Belgrano Sur, entre Tapiales y Villa Madero, partido de La Matanza. Te tomás el tren hacia Capital. Ya oscurece.
Te bajás en estación Presidente Illia, de transferencia con el premetro, bajo los puentes de Av. Cruz. Esperás un rato a ese tren urbano; desearías no estar tan bien vestido.
Finalmente el premetro llega e iniciás un viaje nocturno por las calles de Villa Soldati. Barrios muy pobres. Callejuelas. Ves hasta fuego en las calles e imaginás vagabundos calentándose a su amparo.
Entrás al barrio de Flores por donde muchos salen... de este mundo. El cementerio. En seis cuadras más llegarás a Plaza de los Virreyes. De ahí a casa es territorio conocido.
(La deriva urbana de Eduardo me hizo acordar de este viaje que hice hace unos cinco o seis años. El interés para el lector puede ser ínfimo, pero que tenga él en cuenta que este blog yo también lo escribo para mí).

sábado, 13 de mayo de 2006

Esta vida no es todo

No sé que dirá un teólogo acerca de esto que voy a citar; no sé cuan erradas o superadas están las ideas de Nicolás Malebranche. Quedan advertidos. (Para el que le interese, algo dice en la siguiente página: clic).
Si lo leí fue porque me llegó el aviso de que Ediciones Encuentro editó el libro “Conversaciones sobre la Metafísica y la Religión” y dicen que es “la primera obra completa de Malebranche que se publica en España”.

Te lo tomas a broma, Aristeo, pero no me voy a enfadar por eso. Te burlas de mí de un modo tan delicado y honesto que veo que te quieres divertir, pero sin ofenderme. Te perdono. Estás siguiendo las inspiraciones secretas de tu imaginación siempre jovial. Pero permíteme que te diga que hablas de lo que no sabes. No te voy a conducir a una tierra extranjera, sino que te enseñaré quizá que eres un extranjero en tu propio país. Te enseñaré que este mundo en que vives no es como crees, porque efectivamente no es como lo ves o lo sientes. Juzgas todos los objetos que te rodean por la información de tus sentidos, pero los sentidos engañan mucho más de lo que te imaginas. Son fieles testigos sólo en lo que concierne al bienestar del cuerpo y a la conservación de la vida. Respecto a lo demás, su testimonio no es en absoluto exacto ni verdadero. Ya lo verás, Aristeo, sin salir de ti mismo y sin que te lleve a esa región encantada que crea tu imaginación.

Más allá de la curiosidad de todo el fragmento, fue lo que resalté en negritas lo que me impulsó a hacer esta entrada. Me imagino a un lector de esa publicidad, un lector poco habitué a cierto tipo de lenguaje, leyendo y diciendo: “sirven para el bienestar del cuerpo y la conservación de la vida, ¿y para qué otra cosa podrían servir? ¿Qué más que eso?”
Similar reacción que la de algunos amigos cuando, al analizar juntos una situación complicada, les cuento lo que dijo Jesús: “no teman a los que matan el cuerpo”. Es como que no me entienden.
Y esto no es despectivo (porque no sé si yo sería capaz de no tener miedo). Lo que quiero mostrar es cuán “secularizadas” están algunas personas que tan “fuera de lo normal” les resulta pensar que la vida no es el “valor supremo” (si se puede decir así).
Nota al pie: a veces pienso si lo mío no es más que una “aceptación formal”, si podré dar testimonio de fe cuando me toque una prueba. En fin, como sea, esa fe no será sino dada, don de Dios, así que sólo me queda pedirla.

jueves, 11 de mayo de 2006

Como el ave solitaria

Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela
Pensaba en la de memoria conocida primera estrofa del Martín Fierro. Siempre pensé que el hombre con una pena extraordinaria se asemejaba al ave solitaria por consolarse con el canto. ¿Sería muy forzado pensar que hombre y ave se asemejan además en lo solitario?
En cierta forma, estamos solos en nuestro dolor, en nuestra pena. Nadie puede sufrir lo mismo que nosotros, saber lo que sufriste vos, él o yo. Por eso lo digo. El hombre que sufre es como un ave solitaria, por que se consuela con el canto, y porque está solo. Pero no sé si José Hernández estaba pensando en eso.

(Si dije “en cierta forma” es porque creo que no estamos solos en el sufrimiento. Que está Dios. Y que una de las formas en que eso se manifiesta es en el amor, traducido en el acompañamiento del que sufre; ese acompañamiento vale más que cualquier palabra, es así como el “sufrir con” alcanza su máxima posibilidad. Con el acompañamiento del que sufre podemos ser Jesús para los demás, pueden así los demás ver el rostro del Señor. Pero esto, aunque grandioso, es otro tema).
Nota: esto lo tenía escrito hace rato y lo pongo justo cuando Finitud pone lo que puso hoy, que sugiero que vayan a leerlo inmediatamente.

martes, 9 de mayo de 2006

¿Acaso está dividido Cristo?

Creo que la variedad de carismas, expresados en las distintas órdenes religiosas, vocaciones consagradas y otro tipo de funciones y tareas dentro de la Iglesia es algo que hace a la Iglesia muy bella.
Que haya expresiones tan variadas conviviendo hoy en día; que haya tanto sacerdotes de la “antigua” Compañía de Jesús como memores de la “nueva” Comunión y Liberación; que haya tanto un Opus Dei como unas Misioneras de la Caridad, que esté el grupo de la parroquia argentina trabajando en la villa miseria y por otro lado esté la Guardia Suiza; eso es muy bueno.
Que todas esas formas se conserven o renueven y que se sepa ver su belleza es un don de Dios. Que algunas no me gusten, que algunas me parezcan “raras” (concedamos esto como una primerísima impresión), puede ser. Algunas pueden ajustarse mucho a mi vocación y otras para nada. Pero desconfiemos si ese disgusto nuestro es excesivo, si nuestra crítica es casi una condenación (críticas puede haber), si pensamos que hoy en día “esas cosas ya no van” o al contrario, que eso otro “es un relajo de la modernidad”.
Y ahora no queda sino recordar aquella enseñanza paulina de la primera carta a los cristianos de Corinto, capítulo 1, versículos 10 a 13.
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
Más difícil, pero bajo el mismo espíritu, debe ser la evaluación personal de los novísimos carismas. ¿Sabemos qué dice de ellos, “oficialmente”, la Iglesia? Eso es importante. Y siempre interesante es conocerlos más antes de fruncir el ceño. Los blogs son una gran ayuda para hacerlo. Recuerdo, por ejemplo, en el caso de congregaciones, un caso traído por XavMP. O autores poco conocidos, como uno presentado recientemente por Cruz y Fierro.

lunes, 8 de mayo de 2006

Costumbre (y variantes)

Acordarse de una palabra, de una frase, de una imagen que pinte el momento, e ir a buscarla, dondequiera que esté escrita (por lo general, en un libro), es algo que me gusta hacer.

Puede ser a la mañana, por la tarde o por la noche. Y si es por la noche, quizás lo llevemos a la cama. Y por ai ella está lo suficientemente despierta y con ganas de escucharlo.

A la mañana siguiente, colocar el libro en el lugar vacío que quedó en la biblioteca, mientras en la casa siguen durmiendo.

Es probable que la cosa luego trascienda al blog. Pero no es seguro.
(También está el camino inverso. Ella está dormida. La cosa trasciende al blog. Ella lo lee al otro día).

domingo, 7 de mayo de 2006

Estados del alma

(Algunos pensamientos de finales de la semana anterior).

En adelante conocí un estado del alma que no era el de la vida ni tampoco el de la muerte, sino una posición de frontera en la cual vida y muerte se parecían y se diferenciaban. Me veía entre dos noches: la noche de abajo, es decir, la del mundo que yo abandonaba y cuyas formas, colores y sonidos me parecían ya inmensamente lejanos; y la noche de arriba, en la que mis ojos no vislumbraban ni el más leve signo del amanecer. Colocado entre una y otra noche, digo que mis ojos no se apartaban de la segunda, como si aguardasen no sé yo qué día venidero. Porque mi alma, pese a su desasimiento y abandono, sentíase misteriosamente cautiva, tal como si, al azar, hubiese mordido el anzuelo invisible de un invisible pescador que tironease desde las alturas. (...) [*]

Hay momentos en que tomamos conciencia de que todo este mundo y sus afanes son pasajeros y muchas veces, aunque bellos, engañadores (cuando los tomamos más en serio de lo que se merecen). Y deseamos conocer con plenitud. Pero sabemos que aquí estamos, todavía aquí estamos.
En momentos como ese, no hay nada mejor que entregarse a Dios en la oración. Entregar momentos de la vida a Dios. Mediante la oración, separar esos momentos y ponerlos en la esfera divina. Solamente decir las palabras. Cantar sus alabanzas.
[*] Adán Buenosayres, Libro sexto (Cuaderno de Tapas Azules), VII; Leopoldo Marechal.

jueves, 4 de mayo de 2006

Status viatoris XII

Ya dije cuánto me gustaba la obra de Leopoldo Marechal. He llegado incluso a especular acerca del porqué.
Pero no había leído el prólogo que hace Pedro Luis Barcia al tomo I de las Obras Completas del antemencionado.

Luego de llamar a su obra unitiva
Toda la obra de Marechal puede ser calificada con precisión de unitiva. Este carácter lo comparte con muy pocos escritores argentinos porque para ello debe apoyarse en una concepción del mundo de base. El lema de su creación (hablo intencionalmente de "obra" y de "creación") puede ser el medieval de "distinguir para unir" y "unidad en la diversidad" (...)
…Barcia distingue en la obra marechaliana ocho rasgos axiales. Y fue una sorpresa leer acerca del primero:
1) una dinámica de búsqueda, una tensión, hacia un centro, y el trazado del camino para alcanzarlo, propuesto en símbolo de viaje; (...)
Evoco así el gran itinerario de Adán Buenosayres por la calle Gurruchaga, la expedición desde Saavedra o el dantesco descenso al infierno de Schultze (ahora que lo pienso, ¡qué parecido suena Schul-tze a Xul-So… lar!)

miércoles, 3 de mayo de 2006

Formas de decir

- Ya estos días, la “misa de las 20” está terminando a eso de las 20 horas.
- ¿Cómo “terminando a las 20”? “Comenzando” a las 20.
- Terminando. Es que la misa fue trasladada. Ya lo habían avisado en mi parroquia unos días antes: “desde el próximo domingo, la misa de las 20 se pasa a las 19”. Así que la que estamos celebrando a las 19 no es otra que la misa de 20. Y termina a las 20.
- Ah…
- Aunque algunos dicen que es la auténtica misa de 19, que se estaba celebrando a las 20 en época de verano.
- …
- Me enteré además que se reestablece la misa de 18 horas.
- ¡Uy! ¡Qué larga!

Nota del editor: ‘toy bien, ‘toy bien…

martes, 2 de mayo de 2006

Status viatoris XI

Vaya a saber porqué nos gustan o no nos gustan los viajes. Si toda vida es un viaje, esa sería una razón para que nos gusten. Pero, evidentemente, no alcanza con eso. Quizás también gusta de los viajes quien sólo quiere conocer. O es probable que quien guste de viajar, en un sentido más profundo, es porque al hacerlo esté “escapando”. O “buscando”. Y habrá otras razones y significados.

Como sea, hay quien no gusta de viajar. Y quien ha imaginado, además, otros significados que explicarían ese disgusto. Arp nos trae a Unamuno, presentando además su propio testimonio.
El viajar no es natural. Los niños no pasean yendo a un lugar determinado, sino que juegan corriendo en derredor de un punto. El obligarles a hacer una legua les cansa más que dejarles correr cosa de tres leguas en un jardín. Y los mayores necesitan de la caza -de aquí el atavismo- para recorrer el campo.

lunes, 1 de mayo de 2006

Verdad y amor

Uno sólo lleva
lo que tiene adentro.
Lo que tiene afuera
se lo lleva el viento.

Cada uno con su amor,
su día y su noche.
Lo que entrega el corazón
y lo que esconde.


Roberto Cantos
En la larga charla que voy teniendo con el teólogo francés, el cardenal Jean Daniélou, encuentro algunas pistas para lo que creo que es una correcta relación (conceptual y a la vez ¿vivencial?) de la verdad y el amor; inquieto el pensamiento desde que en la Revista Ens se mencionó al tal Vattimo hablando de ello.
Daniélou me habló del concepto de verdad hebreo (emet) y su diferencia sustancial con el griego (alétheia). Mientras que la segunda se basa en la evidencia de lo conocido, la primera se basa en la veracidad del testigo que nos la revela. La verdad de Dios nos la revela Él mismo y esa verdad se conoce por la fe. Todo esto, con la base de una larga explicación acerca de Dios como persona, hace que el siguiente texto sea muy revelador:
Lo propio de las personas, como ha dicho muy bien Scheler, es el silencio; no pueden ser conocidas si ellas no se revelan; y no se revelan más que a través del amor.
Es así que no creo errar mucho si digo lo siguiente: la verdad (no tanto de las cosas materiales sino de las personas y más aún de Dios) se manifiesta y se conoce a través del amor.
He ahí una clave magnífica para entender la relación entre verdad y amor, ¿o no?
(Dado en los comienzos de mayo, mes de María).