sábado, 28 de enero de 2006

Ser parte del don

A quien le guste Atahualpa Yupanqui y sea creyente, le debe causar cierta pena su dificultad para con Dios (al menos la que se refleja en algunos de sus cantos; no sé qué caminos recorrió la persona del músico).
En la "Milonga del solitario" hay un verso que siempre me quedó resonando: "...desprecio la caridad por la vergüenza que encierra..." Y aunque sé que la verdadera caridad, el verdadero amor, si está bien hecho, si está bien dado, no humilla ni avergüenza al que lo recibe, no había pensado bien porqué. Me sorprendió gratamente escuchar entonces estas palabras, que veré de experimentar en la práctica:
La íntima participación personal en las necesidades y sufrimientos del otro se convierte así en un darme a mí mismo: para que el don no humille al otro, no solamente debo darle algo mío, sino a mí mismo; he de ser parte del don como persona.
Benedicto XVI, "Deus caritas est", 34.

3 comentarios:

Aeronauta dijo...

Queridos Juan Igancio y Hermana Josefina:

Mi entrada sobre la nueva encíclica la he puesto justo como para hacer lo que estamos haciendo: pensarla.

Les encentro razón a ambos y me ha pasado muchas veces que debo pensar si es preferible callar o "hablar con oportunidad o sin ella" como nos dice San Pablo.

Cuando personalmente debo ser prudente y ponderar -tomarle el peso- me encomiendo al Espíritu Santo para que me "enseñe sus caminos y me muestre sus sendas"en uno u otro sentido, ¡pero otra cosa es la ayuda institucionalizada disociada de la intención del Kérigma!: no poner en primer lugar anuncio de la Buena Noticia por abocarse a lo material que pueden dar otras instituciones.

Hermana, andar con hábito es catequesis por si misma y de las mejores. Pasar frío o calor, destacarse aunque se esté cansada y por ello atender a los inoportunos, etc.¡es una maravilla! Gracias, de verdad por perseverar con la ropa que denota tu condición de religiosa católica sin trancas. Indican disponibilidad -rara virtud- entre otras cosas. Me encantaría ver una entrada tuya sobre tu sentir y razones para esa opción.

En fin, la maravillosa encíclica da para mucho desmenuzado y, ¿se dan cuenta de la importancia que los medios le han dado? Ojalá a los que nos está dirigida la leamos y hagamos nuestra. Modestamente, estamos en eso ¿no?
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Juan Ignacio: ¡Qué buena acotación! Siempre me siento mortificada cuando alguien se siente menoscabado por la "caridad"...si menoscaba, o es un soberbio o no era caridad, pienso de repente, quizás deba darle más de una vuelta, pero la caridad es comprensiva, servicial, justa, no es descortés, no es envidiosa, etc, como dice san Pablo en su himno.

Anónimo dijo...

Me encanto la relacion. Tambien a mi me quedaban siempre dando vuelta esos versos de "Don Ata".

Juan Ignacio dijo...

¿Por qué "también"?