jueves, 5 de enero de 2006

¿Cosa de épocas o cosa de fe?

- Sí, hay monjas también, Jaqui. Hermanas como las de Tigre, dónde vos estabas.
- ¿Sí?
- Sí, pero estas son de clausura, que quiere decir que no pueden salir; como las otras que iban con Uds. a varios lugares.
- ¿Y por qué?
Dudé un instante, ¿cómo explicarle?
- Porque son monjas que se aíslan del mundo…
“…Para rezar”, iba a agregar, pero ella salió con otra cosa. Además, ¿cómo entendería ella eso de “aislarse del mundo”? Ella que tiene casi la misma cantidad de años vividos en este milenio que en el pasado.
¿Cómo lo entiendo yo? Yo que soy dos décadas mayor.

Si insisto con las edades es porque hoy leí un texto que me llamó la atención. Según “Evangelio del día”, hoy se recuerda a San Simeón. Y es muy interesante el relato de su vida. Pero quiero traer a colación el párrafo final, que tiene que ver con esto, y es muy discutible.

Terminados los mártires ha comenzado una nueva época de testimonio. Los nuevos testigos son ahora los anacoretas. Una forma incomprensible para nuestro tiempo; falta el sincronismo necesario para entenderlo.

¿Habrá algo de eso en nuestras dificultades para entender la vocación de clausura? Puede ser, pero no debe ser sólo cuestión de épocas. Y quizás esa falta de entendimiento tenga posibilidad de remediarse.

Pensemos que es difícil, muchas veces, entender una vocación que no se tiene, que no es la propia. Entonces hay un trabajo para hacer. De conocer, de respetar, de tratar de entender pero sin que el fracaso de mi entendimiento conduzca a un juicio.

La “cuestión de la época” influye, por supuesto. Si miramos otros “indicadores”: cantidad de vocaciones de clausura, ayer y hoy, podemos deducir algo. Y difícilmente puedo aceptar que se trate sólo de un error, de una pérdida de fe. No creo que él único camino sea volver a esas vocaciones “de antes”.

Sí que se puede, y se debe, revalorizarlas. Y sí, podemos entender que hay un empobrecimiento del hombre y su fe al ver ya no tenemos algunas vocaciones. Es muy posible que haya algo malo que cause la falta de cierto tipo de vocaciones. Veamos.

La falta de vocaciones sacerdotales que podemos estar sufriendo en algunos lugares no me hace pensar que la vocación del sacerdocio sea algo que no se adecua a los tiempos de hoy, sino que hay algo de empobrecimiento del hombre y su capacidad de entrega. Sí, sí, me dirán que es preferible tener pocos y buenos, que basta de esos que se ordenan tan jóvenes y después fracasan, etc. Lo sé, lo entiendo, me parece bien. Pero una cosa no quita la otra.

El texto de “Evangelio del día” sigue con un intento de revalorización de la vocación de los anacoretas. Podríamos intentar otro “traslado” para hablar de la vocación de clausura. Pero el texto que citaré valoriza esas vocaciones en su época (no dice que valgan hoy; y puede tener sentido al hablar de anacoretas, por su antigüedad). Y tiene el texto una forma que no sé si es “ver los frutos” (bien) o “buscar efectividad” (en el mal sentido). Pero se los dejo para el que le interese.
Pero el conocimiento de Cristo, los millares de gentes convertidas, los pecadores arrepentidos, los animados a ser fieles, los consolados por la penitencia, los motivados a la oración y a la austeridad es muy importante para despreciar o juzgar como improcedente esta forma de seguir a Cristo y de testimoniarle ante el mundo por el camino de la penitencia pública e integral.

1 comentario:

Aeronauta dijo...

He vuelto de una semana de vacaciones y he estado ausente en el blog también y me he perdido cosas buenas acá.

Lo que sigo preguntándome es cómo citas tanto "sin que se te cierre el libro" :) si me dejaste el truco en algún comentario acá, no lo he podido ver. ¿Tendrías la paciencia de contarme y que yo lo sepa?
¡Feliz año nuevo!