sábado, 29 de agosto de 2009

Cinco años

¿Soy el que fui, Señor? Soy el que ama
apasionadamente todavía;
soy la tarde ferviente de aquel día,
soy el que, insomne, como ayer te llama.

(Robado a José García Nieto, para reflexionar en el quinto aniversario de este blog).

sábado, 22 de agosto de 2009

Nota de autor

El título de la entrada es el de un poema de Enrique García-Máiquez:

Hay lectores que piensan que soy tonto
puesto que soy feliz, y es cierto
que salgo sonriendo en mis poemas,
encantado, inocente, satisfecho.

Sucede que mi alma está mordida
-como un bolígrafo- por el extremo
que no escribe y resulta que me trago
muy masticados mis remordimientos.

Si se me escucha alegre
(dejando aparte el hecho
de que escribir un buen poema es ya un motivo
sobrado de alegría), es porque canto alegre y es por eso

que canto poco. Mientras,
entre una línea y otra, oculto, corre el tiempo,
y por él va el dolor
a un profundo silencio.

No temáis que ahora empiece a contaros mis penas;
aunque quiera, no puedo.
Pensad que soy el tonto sonriente
que siempre quise ser. Y que soy escribiendo.

Dice el mismo autor que “el lector es un fingidor” (Cuento mi vida pero lees la tuya...), así que ya no hay nada que ocultar.

Diré que he aquí un poema que nos remite en cierta forma a la alegría cristiana, aunque no se diga en él nada del cristianismo. Diré más. Diré que aquí el autor en cierta forma evangeliza, aunque no se anuncie expresamente el evangelio, y aunque el mismo autor no se lo proponga (o hasta pueda horrorizarse con mis palabras).

La alegría cristiana es como la alegría de Enrique. Una locura, una tontera para el mundo. Idiotas sonrientes. Pero yo (esto ya se trata de mí, lo dijimos) prefiero pasar por el tonto. Prefiero ser el tonto que cree en la necesidad de felicidad que tiene en su alma, que ser un mal llamado realista.

No se trata de negaciones, de reprimir pensamientos o dudas. Valga aclararlo. Creo que por eso es justa la palabra masticados, y por eso es genial la imagen elegida del lápiz, y no sólo por eso.

Es procesar, no tapar. Es destilar lo que nos pasa, en principio para “hacerse a uno mismo”. Pero si es poesía es también para dar (lo mejor) a los demás. Se trata de dar un mensaje de alegría, de esperanza, hasta podríamos decir de fe. Es también no descargar en los demás, y así no fomentar en ellos, la amargura y la desesperanza.

Por eso, como ya dije, publicar este poema (y vivir como en él se dice) es como evangelizar. Es la forma de evangelizar de un laico a través de su vocación de poeta. Porque es un testimonio, es ser testigo de la alegría.

domingo, 16 de agosto de 2009

Alter mundi - IX. Donde el mundo se divide en dos


Hay dos islas que están una enfrente de la otra en el Estrecho de Bering. Una es de Estados Unidos (por Alaska), la otra es de Rusia. A pesar de distar sólo 3 kilómetros entre sí, el viaje desde la Diómedes menor (la norteamericana) a la Diómedes mayor (la rusa) “exige” un día. Pero lo más curioso es que el viaje inverso es un viaje en el tiempo. Salís un día y llegás el día anterior.

No es una cuestión misteriosa. Lo peculiar del caso no es causado por la geografía, ni por las condiciones climáticas, ni es un problema a abordar con la física cuántica. Se trata de la convención humana de la Línea internacional de cambio de fecha, que pasa justo entre las dos islas con el límite internacional. La línea de cambio de fecha coincide en principio con el meridiano de los 180 grados, a través de Océano Pacífico, pero con excepciones. Para conocer mejor dicha línea imaginaria, tomé un inflable con motor fuera de borda y me la hice toda de norte a sur.

En el caso de las Diómedes, la línea de cambio de fecha se llevó allí apartándola del meridiano 180, que cortaba el extremo oriental de Siberia. También para coincidir con la frontera ruso-norteamericana, algo más al sur, la línea de cambio de fecha se apartó, ahora hacia occidente, para dejar a oriente las Islas Aleutianas, islas de Alaska que se prolongan hacia Rusia en forma de arco (fanáticos del mapamundi las han de conocer de vista).

A la altura del Ecuador hay un nuevo caso. Hace relativamente pocos años se conformó como país independiente un conjunto de atolones coralinos más una isla volcánica: la República de Kiribati (con mayoría de población católica, por cierto). Parte de estas islas están de un lado del meridiano 180 y parte del otro lado. El gobierno del país, ante la dificultad de tener dos fechas en un mismo territorio, unificó las mismas y así movió la línea de cambio de fecha hacia oriente (siendo este el movimiento más pronunciado de la línea respecto del meridiano 180).

Ya en el hemisferio sur, la Repúbica de las Islas Fiyi la empuja un poco hacia el este también, para quedar ellos al oeste. También su vecino, el Reino de Tonga (última monarquía del Pacífico), queda al oeste de la línea. Islas Fiyi sin embargo conserva, en una isla llamada Taveuni, un punto de referencia donde la isla y el mundo son cortados en dos por el paso del meridiano 180. (La foto acompaña esta entrada).

Todos los que quedan del oeste, como Kiribati, Fiji y otros, son los primeros en recibir el día, el año, el siglo y el milenio. Pero, ¿quién tira la primera cañita voladora? Según se lee por un lado, el título lo ostenta la Isla Pitt, de las Islas Chatham de Nueva Zelanda, en el Punto de Kahuitara. (Sí, Nueva Zelanda con sus dos islas principales está al oeste del meridiano 180, pero sus Islas Chatham no, así que la línea se corre hacia el este para abarcarlas, y las deja allí bien primeras para el albor del nuevo día).

Pero la Isla Pitt sería el primer lugar poblado que recibe al nuevo día. Según se lee por otro lado, y si dejamos de lado el tema de la población, el título ahora lo ha capturado Kiribati. Porque hubo una gran movida turística en el 2000, para ir al lugar y ser parte de aquellos que primero recibían al (supuesto) nuevo milenio. Kiribati tiene una isla, inhabitada, que es el primer suelo en ver el nuevo día, año y milenio. Se llamaba Carolina, pero ahora la llaman Isla del Milenio.

viernes, 7 de agosto de 2009

¿Qué dijo que vende?

En la cartelera en donde se publican avisos para vender el auto, alguien descartó el clásico “Vendo”, o el sentimental “Me venden”, e hizo un encabezado que no sospechó podía ser muy pintoresco. En negra letra de imprenta se leía desde lejos: “VENDO PALIO”.
Y al verlo, uno no podía ya detener la imaginación. Parroquia en momentos de grave crisis económica, sacerdote pierde la cordura… O quizás un rey derrotado, campos desolados, castillo vacío...
(Si hubiera creído que era el palio papal, ya habría pensado que la Iglesia hizo caso a aquellos que critican "las riquezas del Vaticano").