jueves, 30 de diciembre de 2004

La última confesión y su día

Sentí que debía insistir. La iglesia estaba vacía, salvo por dos o tres almas sentadas por allí en la oscuridad. Pero detrás de la gran puerta de madera con herrajes negros y dos pequeños miradores en forma de ventanita, se veía luz. Se adivinaba lo que cada tanto podía ser una voz y reflejos de algún movimiento. ¿Habría alguien adentro?
Hacía allí me habían llevado las instrucciones del guardia del patio: "primera puerta a la derecha, pero no sé si a esta hora...". Golpeé. Golpeé otra vez. Golpeé cuatro veces. Un viejito me vio. "Creo que están confesando", me dijo. "¿Cree que me atenderán?", le pregunté. No me dijo nada, pero no me sacó las esperanzas. Si había golpeado cuatro veces había sido como quién se siente que debe insistir, que debe rogar a Dios incansablemente para que lo escuche, quién siente que debe ser el amigo o la viuda pedidores del Evangelio. Pero luego pensé que si estaban confesando, ya mis golpes podían ser molestia. Así que esperé en silencio.
Por fin después de un rato, Dios respondió. Apareció un cura, despidiendo a un fiel que se iba recién limpito. Me invitó adentró e hice mi confesión, y él hizo su parte, dándome el perdón de Dios.
¡Zás! Yo de buen humor, dejando la Iglesia y descubro que tienen una librería muy grande toda iluminada. ¡Tentación! No sé si debería gastar... pero no pude resistir. Y compré un libro arriesgado, pero cuyo tema me apasiona: "Humanismo Integral", de Jacques Maritain (espero entenderlo bien).
O bien para sacarme cierto sabor dulce (como castigo por haber sucumbido a la tentación) o bien para incentivarme más (como aprobando la compra), esa misma noche Castellani me espetó:
"(...) existe hoy un movimiento optimista llamado 'democristianismo' que espera la salvación para el amenazado mundo nuestro, de medidas políticas; para lo cual ha insertado la religión en un sistema particular de gobierno (en el mejor de los casos): la 'democracia'. No digo que ellos sean malos cristianos todos, no los son todos, ni menos herejes; mas lo cierto es que desconocen la visión pesimista del 'Mundo' que siempre tuvo la Iglesia; y la de la 'Política', que tienen hoy los cristianos; e incluso los filósofos: el desorden actual es tan vasto y profundo que la 'inteligencia política' no solamente es impotente a solucionarlo, más aún a abarcarlo entero –dijo Jácome Maritain el cual sin embargo se volvió después democristiano".*
Justo. No queda otra: ¡a leer! Estoy lejos de poder enroscarme en este tema demasiado y los pensamientos que sí vengo elaborando son tema de otro post. Empezaré leyendo Maritain (así como leo Castellani) ya que algo de verdad debe tener.
* "Las Parábolas de Cristo", De las muchachas buenas y las bobas.

miércoles, 29 de diciembre de 2004

Geo, grafía y estadística

Creo yo que no es la geografía la que impide que nos juntemos. En todo caso esa es la "geo", mientras que la "grafía" es la que nos lo muestra.
Y no es la estadística la que reduce nuestras posibilidades, sino que ella es la que nos informa de nuestra reducida probabilidad.

Borrador para una publicidad cristiana

"Despejada la ruta, vienen volando tu auto o tu bondi y tus sueños. Despejado, así que siempre avanzando. Hasta que algo falla. Primera desilusión, atisbos de lo difícil que será cumplir ese sueño. Y el semáforo de colectora y Márquez (Rolón) también frena tu auto (o tu 60 "por Panamericana"). Te aflojás. Mirás hacia el oeste, dónde se está poniendo el sol... ¡la cúpula de la Iglesia de Santa Rita! ¡Es una señal! ¡Adelante con esos imposibles, vamos!"
¿Por qué "ideas para una publicidad"? Fijate una cosa: cambiá a la Iglesia de Santa Rita por la imagen de un banco que da créditos personales y chau, tenés una publicidad mundana.
Pero nada de analizar publicidad y cristianismo, si nombré a la publicidad fue sólo un artilugio expresivo para catalogar la forma en que está escrito el post, que se podría haber llamado más acertadamente: "Experiencias e ideas en formato de borrador publicitario".

lunes, 27 de diciembre de 2004

Volviendo al mundo

Albahaca y cedrón,
tomillo y laurel,
el Niño se duerme
al amanecer*
Ya reinsertados en este mundo que no reconoce mucho Navidades ni otras alegrías, me tocó ir a las oficinas del centro, al piso doce. Desde ahí se ve, desde arriba, la Iglesia de San Juan Bautista. Se ve lo que no vemos desde abajo, algo como la vista superior del plano en el que fue concebida. Es otra imagen, es otra cosa lo que dice. Escuché alguna vez que las iglesias se hacían muy altas para que esto afecte la sensibilidad del fiel en cuanto a su pequeñez respecto a Dios... ¡y los fieles (o infieles) hicimos luego el piso doce para "mirar al templo desde arriba"! E hicimos mucho más que doce, por supuesto.
Pero podemos valernos de este piso doce y su vista. Buenos pensamientos pueden surgir de esta contemplación "a la inversa" del templo "edificado alto para causar sensación de pequeñez" que ahora vemos pequeño y desde arriba. No voy a traer aquí más pensamientos que el que ya escribí. Y si dudamos de las propiedades benéficas de vistas como ésta, no hay mayor tranquilidad que bajar, meterse en la iglesia y mirar un rato para arriba. Y chau.
* Misa Criolla

viernes, 24 de diciembre de 2004

Para el 25... (Navidad)

Cantos simples, sencillos, algunos se pegan fácilmente y los tarareamos por ahí (ella siempre pone discos navideños en esta época). "Hoy nació nuestro Salvador", es el que se me pegó esta vez, villancico en las voces de las monjas benedictinas del convento de Santa Escolástica.

Hoy nació nuestro salvador
Suenen las flautas y los panderos
Hoy nació nuestro Salvador
Rebocemos de gozo en Dios


Sin música no es lo mismo, ¡macana! Pero no importa...
Por lo que anduve viendo es adaptado del francés, que dice (casi adivino) un poco distinto:

Il est né le divin enfant
Jouez hautbois, résonnez musettes
Il est né le divin enfant
Chantons tous son avènement


(Ha nacido el niño "divino", ¿no? Cantemos todos su venida, ¿algo así?)

Así entonces me imagino a los franceses y luego a todas las personas de distintas lenguas cantando cosas a Dios, festejando este día. Pobres mortales como pichones en un nido inmenso, abriendo sus picos hambrientos y llamando.

Y por una vez me alegro de la televisión, esa que te puede mostrar a todo el mundo festejando, al Papa y hasta a los mismos chinos (no los vi, pero sería posible). Un giro completo al nido, cada uno a su tiempo, celebrando la Navidad.

jueves, 23 de diciembre de 2004

¡Lo vi!

El marinero y el capitán
se reunieron en un bar
y encargaron...
*

los dos un "morcipán".

¡Existe el morcipán!
Vi su nombre escrito, con letras amarillas de imprenta, en un vidrio del bar de Boyacá y Felipe Vallese (ex Canalejas), Capital.

¿No me creéis? Para mayores certezas, id y pedidlo, que a mí me bastó con verlo en promoción.

"¡Gran invento el morcipán!", podremos decir, en un vulgar arranque de deleite sensible. Para seguir reflexivos: "aunque sea una de las pobres formas en que los argentinos ponemos la propia morcilla en la comedia de la vida, sépalo usted, don Fulgencio Entrambosmares".**

Posdata: he sido injusto, quizás los Argentinos hayamos puesto grandes morcillas... ¡ooooootro post!

* Los Rodríguez
** El filósofo de "Amor y pedagogía" de Unamuno
(Sepan disculpar la mezcolanza).

miércoles, 22 de diciembre de 2004

Vengo pensando en el sufrimiento como oportunidad para amar

Vengo pensando en el sufrimiento como oportunidad para amar.
Vengo pensando en esas situaciones que hacen "especiales" a nuestras vidas, como tener un hijo con problemas de salud (así o así). Vengo pensando en la cuestión del deseo de ese y otros sufrimientos (así o así).
Es algo muy "ensanchante" al pensarlo, es algo tan vasto... es a la vez tan distinto a lo que piensa el mundo, a lo que pensaba y aún sigue pensando a pesar de que Jesús haya dicho bienaventuranzas para los que sufren, hace ya dos mil años.
Es a la vez peligroso caer en un "romanticismo" que nos aleje de la realidad (algo análogo a ese sentimentalismo morboso que hace querer a los pecadores no a la manera de Dios sino como quien reivindica o aprueba el pecado*; por eso me pregunto quién y cómo puede desear el sufrimiento sin hacer de ello un acto pecaminoso). Teniendo en cuenta ese riesgo, sigamos.
Ver al sufrimiento como oportunidad para amar... ¡algo tan distinto a lo que piensa el mundo, algo casi inhumano! Pero no es inhumano, digamos que es "sobrehumano". Necesitamos que nos "hagan piecito".
Y si es tan sobrehumano se me ocurre pensar: ¿necesitamos una revelación y sólo eso nos puede ayudar para comprenderlo? ¿O hay algunas intuiciones que nos pueden hacer sospechar algo?
Porque escarbando he hallado algunas cosas "naturales" que me hablan de esa realidad "sobrenatural" de la que estoy escribiendo (no sé si es correcto decirlo así: natural, sobrenatural). Cuando yo era chico y había alguien que caía en cama por alguna gripe o lo que sea, eso hacía que toda la familia se mueva; si era un chico, venían a ayudar a cuidarlo tías y abuelas, si era un grande, venían a cuidarlo y también a reemplazarlo en sus funciones (cocinar, por ejemplo) tías y abuelas. Sí, repetí tías y abuelas. Mujeres, son especialistas en eso. Esas "reuniones familiares" que se armaban eran de por sí muchas veces una alegría (para mí al menos, y aunque fuera yo el que andaba medio "cachuzo"). Esa alegría de que esté la familia reunida, esa alegría de compartir con otras personas, esa alegría de ayudar a que la cosa siga adelante, ¡esas alegrías las daban esas enfermedades que había que afrontar! Sí, sí, a veces el enfermo era un poco demandante, "sonaba mucho la campanita", nada le venía bien. Esas molestias las hay, no hay que olvidarlo, no caigamos en lo que ya advertí.
Pero bueno... ahí estaban esas situaciones malas que daban pie a la felicidad... toda una insinuación de algo más grande, toda una pista.
* Expresión de Castellani (mechan mis posts seguido estos días, ya que estoy en uno de sus libros), entendida así por mí, en la parábola de los hijos diferentes comentada en Las Parábolas de Jesucristo.

martes, 21 de diciembre de 2004

Cuarta semana de Adviento


Capullo que se hace flor
y se abrirá en Navidad *

¡No teman, hombres modernos! María, Virgen, concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Reciban este misterio.

Mt. 1, 18-24

* de la Misa Criolla


viernes, 17 de diciembre de 2004

¿Es usted de acá?

- Buen día, disculpe –escucho.
- Buen día –digo al darme vuelta y veo a un señor muy particular.
- ¿Usted es de acá?
- Sí, por supuesto –le dije.
- Entonces quizás pueda ayudarme...
- Cómo no –dije yo, y ya me aprestaba a dar una indicación de cómo llegar a algún lado.
- ¿Sabe Ud. cuál es el árbol más alto de este barrio?
- ¿Qué cosa?
- ¿Si sabe cuál es el árbol más alto de la zona?
- No, la verdad que no.
- Bueno, no se preocupe. Y dígame, quizás usted sepa, ¿por qué le han puesto este nombre a esta calle?
- Eh...
- Nombre raro, ¡eh!
- La verdad que ni idea, señor. Lamento no poder...
- No se preocupe, no se preocupe. Ya lo averiguaremos. Muchas gracias igualmente, ¡hasta luego!
- Hasta... luego.

jueves, 16 de diciembre de 2004

Por qué esas cosas

¿Es que somos muy expresivos? ¿Por eso no nos alcanza con una bendición solemne y agregamos un aplauso? ¿Por eso no nos conformamos con un "el señor esté con ustedes" y recibimos con beneplácito antes del sermón un "buen día, ¿cómo les va?"?
¿Es porque somos muy expresivos y las formas tradicionales no contienen nuestro fervor? ¿O porque no valoramos esas bendiciones y saludos litúrgicos, que sólo pronunciamos mecánicamente?
¿Lo uno? ¿Lo otro? ¿Las dos cosas? ¿Otra razón? ¿Somos muy "chabacanos"? No sé...
Posdata: la verdad es que a mí mucho no me gustan esas "manifestaciones"; pero "hablo de nosotros" tratando de hacerme cargo de las cosas que hacemos como comunidad (común, unidad). ¿Y para qué lo aclaro entonces? Así no me estoy haciendo cargo. Puede ser...

miércoles, 15 de diciembre de 2004

¡Nos hundimos!

Me basaré para esta pequeña escena en una idea que vertiera el sr. Florencio J. Arnaudo en una carta a La Nación, hace no sé qué tiempo ya...
Iban en un barco varios pasajeros. En eso se escucha la voz de uno que advierte: "¡Atención, nos estamos hundiendo!" A lo cual los otros responden: "¿Está Ud. seguro?" Y el primero dice: "Fíjense, si no, como sube el agua hacia la cubierta". Hay entonces varias voces de respuesta, entre ellas las dos siguientes:
- Pues yo sugiero que no nos alarmemos y consultemos al capitán.
- Pues yo creo que ya que Ud. dice que nos estamos hundiendo, debería proponernos una forma de salvarnos, sino no le voy a creer lo que dice, es sin duda mentira.
¿Cuál parece la más sensata? La primera. ¿Qué quiere decir la segunda? Nada tan raro. Conformaría un típico diálogo de dos personas de la sociedad actual respecto a la legalización del aborto. Aquel que percibe el error en que podemos caer, dice al modo del primer pasajero cosas como: "¡Es un crimen, una aberración!" Y uno (de quién supondremos buena intención, pero ignorancia) responde: "¡No hay otra solución, no queda otra! ¿Por qué no propone Ud. una solución alternativa?"
Y estaría bien que el primero se dedique a buscar soluciones alternativas. Pero también estaría bien que el segundo no le solicite "alternativas de solución" para dar como válida su "advertencia de un problema". ¿O acaso el aborto dejará de ser un asesinato (¡advertencia!) porque aparentemente no haya otra salida a su legalización?
Si efectivamente no hubiera otra solución, pues entonces estaría justificado, pero el caso es que sí hay otras soluciones. Más aún, debemos pensar que sí hay otras soluciones. Así como los pasajeros del barco pensarán que podrán salvarse si hubiera un hundimiento. No me imagino al pasajero de la segunda respuesta diciendo: "puesto que Ud., caballero (el que advierte) no sabe cómo salvarnos, no nos queda otra que ahogarnos".

martes, 14 de diciembre de 2004

Naturaleza (título oriental)

Primero fueron los Jacarandáes (que no sé porque Bill me obliga a escribir con tilde, porque hasta dónde yo sabía a y e son vocales fuertes, se separan solas las sílabas "da" y "es" y resulta entonces una palabra grave, que sólo llevaría acento cuando no termina ni en ene ni en ese ni en vocal; ¿en dónde estoy fallando? Alguna regla del plural, ¿no? Jacarandá va con tilde, si el plural fuera "Jacarandás" también iría con tilde, pero como es Jacarandáes... ¿la conserva? Hmm, no sé).
Primero los Jacarandáes. Y ahora llueve flores de Paraíso. Con olor poco convincente, no tan vistosas en las copas, pero nada que envidiarles en el suelo. ¡Y qué abundantes! El lado que camino de la plaza está todo cubierto de naranja...
Estoy empezando a descubrir algunas cosas: Jacarandáes y Paraísos no "vinieron" juntos. Primero uno y después otro. A alguno podrán satisfacerle las razones biológicas que hacen que esto ocurra así, que son muy interesantes por cierto, pero yo me quedo con otras razones, esas que hablan de alguien que pensó esto así, que previó al menos esta (si es) casualidad. Pero más aún, dejo todo eso y digo: "es así", primero un color, luego otro... ¡gracias!
Le puse un título oriental, digo yo, a este post. ¿Vieron los autoservicios de orientales que llevan por nombre "Mar" o "Sol" o cosas así? Ni siquiera "El Mar" o "El Sol", mucho menos "El bello sol de Corea". Pienso yo que es así como son ellos, o su poesía, ¿contemplativos?, donde una palabra dice muchas cosas. Mar... ¿qué más decir? Bueno: Naturaleza, leído orientalmente, trató de llamarse con causa este post que terminó hablando además de gramática y de sí mismo.
Aunque para hacer honor a su nombre, habrá algo más. Le haré contar al post que hace unos días, cuando la lluvia me pegó fuerte, tuve otra experiencia que podríamos contar aquí. Y fue la de sentirme un tipo entendedor de los signos de la naturaleza. Mejor sería entender los signos de los tiempos, diría Castellani. Pero mientras no sea en desmedro de eso, es una experiencia buena y muy de hombre sentirse un entendedor de la naturaleza (de la cual somos señores). Lo mío no fue tan notorio, pero si pensamos que nací y me crié en la ciudad, algo es algo. El sol se iba por el oeste. Yo iba hacia el norte. Arriba y hacia el este, nubes y lluvia. "El arco iris debe aparecer", me dije. Y después de un intento de mirar hacia el oeste, corregí el rumbo y pude ver, hacia el este, el tan esperado arco iris. Ahí estaba. Modesto. Nada digno de cuento infantil (esos con sus siete colores bien diferenciados), pero bastó para satisfacerme.
(¿Esa pavada era? Pavada para vos, que para mí fue todo un... ya dije lo que fue).

Mito

¡Oh, lector paciente, interesado en saber lo que un mito es o puede ser! Os sugiero este pasaje, escaneado del libro de Juan Pablo II llamado "Varón y Mujer, Teología del Cuerpo", que dice, en forma de nota al pie:
Si en el lenguaje del racionalismo del siglo XIX, el término «mito» indicaba lo que no se contenía en la realidad, el producto de la imaginación (Wundt), o lo que es irracional (Lévy-Bruhl); el siglo XX ha modificado la concepción del mito.
L. Walk ve en el mito la filosofía natural, primitiva y arreligiosa; R. Otto lo considera instrumento de conocimiento religioso; para C.G. Jung, en cambio, el mito es manifestación de los arquetipos y la expresión del «inconsciente colectivo», símbolo de los procesos interiores.
M. Eliade descubre en el mito la estructura de la realidad que es inaccesible a la investigación racional y empírica; efectivamente, el mito transforma el suceso en categoría y hace capaz de percibir la realidad trascendente; no es sólo símbolo de los procesos interiores (como afirma Jung), sino un acto autónomo y creativo del espíritu humano mediante el cual se actúa la revelación (cfr Traite d'histoire des religions [París 1949], p. 363; Images et symboles [París 1952], pp. 199-235).
Según P. Tillich, el mito es un símbolo constituido por los elementos de la realidad para presentar lo absoluto y la trascendencia del ser a los que tiende el acto religioso.
H. Schlier subraya que el mito no conoce los hechos históricos y no tiene necesidad de ellos, en cuanto describe lo que es destino cósmico del hombre, que es siempre igual.
Finalmente, el mito tiende a conocer lo que es incognoscible.
Según P. Ricoeur, «el mito es una explicación del mundo, de la historia, y del destino; expresa, en términos de mundo, ver de otro modo o de un segundo modo, la comprensión que el hombre capta de él mismo en referencia al fundamento y al límite de su existencia. [...] Expresa en un lenguaje objetivo el sentido que el hombre capta de su dependencia a la vista de aquello que se refiere al límite y al origen del mundo». (P. ricoeur, Le. conflit des interprétations [Paris, Seuil, 1969], p. 383).
«El mito adámico es por excelencia el mito antropológico; Adán quiere decir Hombre; pero todo mito del 'hombre primordial' no es mito adámico, que es el único propiamente antropológico; en él se designan tres rasgos:
— el mito etiológico refiere el origen del mal a un antepasado de la humanidad actual cuya condición es homogénea a la nuestra [...];
— el mito etiológico es la tentativa más extrema para desdoblar el origen del mal y del bien. La intención de este mito es la de dar consistencia a un origen radical del mal distinto del origen más originario del ser-bueno de las cosas [...]. Esta distinción de lo radical y de lo originario es esencial al carácter antropológico del mito adámico; es aquel que hace del hombre un comienzo del mal en el seno de una creación que tiene ya su comienzo absoluto en el acto creador de Dios;
— el mito adámico subordina a la figura central del hombre primordial otras figuras que tienden a descentrar el relato, sin suprimir por tanto la primacía de la figura adámica. [...].
El mito, llamando Adán al hombre, explicita la universalidad concreta del mal humano; el espíritu de penitencia cobra en el mito adámico el símbolo de esta universalidad. Encontramos así (...) la función universal del mito. Pero al mismo tiempo nos encontramos las otras dos funciones, igualmente suscitadas por la experiencia penitencial (...). El mito proto-histórico sirve así no solamente para generalizar la experiencia de Israel a la humanidad de todo tiempo y de todos los lugares, sino para entender allí la gran tensión de la condenación y de la misericordia que los profetas habían enseñado a discernir en el propio destino de Israel.
En fin, la última función del mito, motivada en la fe de Israel es que el mito prepara la especulación explorando el punto de ruptura de lo Mitológico y lo histórico». (P. ricoeur, Finitude et culpabilité II, en Symbolique du mal [Paris 1960, Aubier], pp. 218-227).

lunes, 13 de diciembre de 2004

Tercera semana de Adviento

522 La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la "Primera Alianza"(Hb 9,15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida.
523 San Juan Bautista es el precursor (cf. Hch 13, 24) inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (cf. Mt 3, 3). "Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas (cf. Lc 7, 26), de los que es el último (cf.Mt 11, 13), e inaugura el Evangelio (cf. Hch 1, 22;Lc 16,16); desde el seno de su madre ( cf. Lc 1,41) saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el amigo del esposo" (Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio (cf. Mc 6, 17-29).
524 Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (cf. Ap 22, 17). Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: "Es preciso que El crezca y que yo disminuya" (Jn 3, 30).

Vos sos un caso perdido

Dicen que algunos jóvenes de hoy son medio "locos". Después de bailar toda una noche (bailar...) agarran el auto y se van a desayunar a la laguna de Chascomús.
Pero cosas así han pasado siempre, miren sino a Garufa (¡pucha que sos divertido!).
Del barrio La Mondiola se fue una noche al Parque Japonés. Y resulta que el barrio La Mondiola, según estuvimos averiguando, es el nombre genérico que los músicos "tangueros" uruguayos daban a la zona costera de Montevideo. Y el Parque Japonés, como es un poco más sabido, es lo que sería el Italpark (te quemaste, viejo, con eso de "Italpark"), acá en Bs. As. Aunque según dicen por ahí efectivamente era un "parque de diversiones, lugar de recreo y encuentro donde también se bailaba", pero se hallaba "frente a la estación terminal de trenes de Retiro, ubicado en el predio donde actualmente está el Hotel Sheraton de Buenos Aires". Sea como sea, de La Mondiola al Parque Japonés: ¡menudo viaje para una noche!
Claro que todo esto es una confusión, y hasta no me ha salido muy graciosa. Así que vamos al grano. Resulta que el tango Garufa es de autores uruguayos. Y ellos habían compuesto la letra así:
Tu vieja dice que sos un bandido,
porque supo que te vieron
la otra noche
en la calle San José.
Al importarlo a Argentina vieron que eso de "la calle San José" no sería muy popular, así que se les ocurrió trocarlo por "el Parque Japonés". Y anduvo bien. Ahora claro, no sé porque no le cambiaron lo del barrio La Mondiola, de Montevideo, e hicieron así que Garufa haga un viaje por demás interesante (¿lo habrá hecho en Ferry?).
Hay otro barrio "muy dicho" en los tangos y es el Barrio de las Latas. Internet nos dice que es el hoy Parque de los Patricios (o Parque Patricios). Y era llamado así "porque de latas, chapas, cartones y géneros en desuso eran las casas en que vivían muchos de sus habitantes, desde Cachi hasta Zavaleta" (aquí dice).
Un tango lleva su título, Del Barrio de las Latas, que ha hecho famoso (según dicen) Tita Merello, o viceversa (el tango a Tita). Y también lo ha cantado Gardel, según entendemos por lo que dice en esta página.
El Barrio de las Latas también fue llamado el barrio de las Ranas. Por "la cantidad de esos batracios que vivían en los numerosos charcos sucios de la zona" (
aquí dice). Y además "de aquí surge la palabra arrabalera ‘ranero’ sinónimo de rápido o avispado" (lo dice aquí también). ¿Y ser ranero es lo mismo que ser rana? Sin duda, rana, ranero. Un canchero, algo así. Como Garufa (del barrio La Mondiola, sos el más rana). Y entonces, ¿por qué no haber sustituido el barrio La Mondiola y cantar:
Del Barrio de las Latas
sos el más rana,
y te llaman Garufa
por lo bacán.
(todo quedaba en Buenos Aires y era mucho más "lógico")?
Quizás porque La Mondiola no es algo similar al Barrio de las Latas; puede ser. Quizás porque lo del Barrio de las Latas estaba muy usado; no sé. Quizás por redundante, decir que sos un rana en el Barrio de las Latas (o de la Ranas); mmm...
(Con más tiempo e investigación estos posts darían más respuestas, que va ´cer).
(Datos de Garufa tomados de
aquí).

viernes, 10 de diciembre de 2004

¿Apurarse cuando llueve? (Aspectos físicos)

En negrita el resumen básico. Una V grande es raíz cuadrada.

En mi modelo somos un cuerpo rectangular cuya dimensión más larga está vertical al suelo. Hay dos caras, la superior y la anterior. Digamos que la superior equivale a la parte de cabeza y hombros que se moja aunque estuviéramos quietos bajo la lluvia, y la anterior está formada por todo nuestro frente de cabeza a pies.

Al transitar bajo la lluvia a una velocidad V recibimos una cantidad de agua dada por dos "caudales" a lo largo del tiempo. Un caudal (1) está dado por el área (extensión de la superficie) de la cara superior (AS) y la velocidad de la lluvia, no importa la magnitud de la velocidad V con que caminamos. El otro caudal (2) es de cálculo más complejo. Area y velocidad son una mezcla de áreas y velocidades. El área (de impacto de mi cuerpo con la lluvia) se modifica de acuerdo a la velocidad V con que caminamos. Y la velocidad con que el agua impacta con mi cuerpo surge de la suma vectorial de la velocidad V y la velocidad de la lluvia (VL). El tiempo que afecta a ambos caudales es el mismo y es el tiempo T que paso bajo la lluvia.

Ahora bien, entonces, como intuitivamente se entiende, si voy más rápido pasaré menos tiempo bajo la lluvia y por lo tanto me mojaré menos. Eso es lo que pasaría en mi cara superior, ya que en la fórmula:

Q1 x T1 = A1 x V1 x T = AS x VL x (X / V) ;

en donde X es la distancia a recorrer y, si la V con que transito aumenta, Q1 x T1 disminuye (VL y AS son constantes).
Pero a esa intuición hay que sumarle otra intuición más difícil de plantear en una ecuación (y eso que ya nos hicimos un cuerpo rectangular). Y es la intuición que me dice que si voy más rápido más agua me chocaré con mi cara anterior, más agua "me llevaré puesta". Entonces, a pesar de transitar por menos tiempo bajo el agua, en parte me mojaré más por encontrarme con más agua.
Verifiquemos esta intuición. Si estoy quieto, mi cara anterior no se moja ya que la lluvia (que suponemos vertical) es paralela a esa cara. Sólo se moja mi cara superior. Ahora bien, si avanzo, hay gotas que ya pasaron mi cara superior sin tocarla, pero yo me las encuentro "de costado" cuando bajaban hacia el suelo. (Creo estar razonando bien. Se podrá decir que si avanzo, con mi cabeza tapo la gota que iba a caer adelante, pero es cierto que habrá una nueva gota un paso más adelante aún y es esa la que me toparé, no disminuyendo para nada la cantidad de agua que cae sobre mi cabeza. Supongamos la lluvia de una densidad única y constante).
Me encuentro con más agua. Eso viene dado por el caudal (2) que mencionamos (y el tiempo en que transito). Y el caudal surge de una V2 y una A2, relacionadas con la V, la VL, la AA (área de mi cara anterior) y un área imaginaria auxiliar AI. Porque el área que enfrenta al agua es un area "en diagonal" (lapsus), ya que la lluvia no cae frontalmente sobre mi cara anterior (como lo hace con mi cara superior). Y porque el agua "pega" no sólo a su velocidad, sino a la suya más la mía.

Q2 x T2 = A2 x V2 x T = AA x V(V^2 + VL^2) x (X / V) =
= V(AF^2 + AI^2) x V(V^2 + VL^2) x (X / V) =
= V{AF^2 + [(VL / V)*AF]^2} x V(V^2 + VL^2) x (X / V)
Bueno. En la primera parte se vio que si voy más rápido me mojo menos. Porque la V estaba dividiendo, y si aumentaba, achicaba el resultado. ¿Y acá la V como está? Está dividiendo una vez en su magnitud normal (tercer término). Está también multiplicando en una magnitud poco mayor que normal, ya que se eleva al cuadrado, se suma un número y se saca la raíz (segundo término). Y está también dividiendo en una magnitud poco mayor que normal de igual forma (primer término). Al parecer entonces el tercer término hace más fuerza (los otros dos se oponen y pierden peso) y al aumentar la velocidad con que transito bajo la lluvia, me mojo menos.
Conclusión, habría que comparar un poco las magnitudes de los términos y sus constantes (velocidad de la lluvia, superficie corporal, distancia a recorrer), pero da la idea de que hay casos en que si nos apuramos, nos mojamos menos (hay que ver si esos casos son "posibles" y si no se dan para una V imposible de alcanzar; o en una distancia muy chica a recorrer; por decir dos ejemplos).
Claro, quizás conviene quedarnos bajo un techo esperando que pare. O quizás nos importa un pito mojarnos, porque queremos llegar a casa. Aunque si es para hacer estos posts, mejor quedarse bajo la lluvia.
Tarea para el hogar: lluvia oblicua (o camino por terreno inclinado, o ambas). Pistas: caudal (1) similar. En caudal (2) no será tan fácil obtener velocidades y áreas resultantes (chau Pitágoras).

jueves, 9 de diciembre de 2004

¡Virgen Inmaculada, ayúdanos!

Anécdotas por la fiesta de ayer...
(...) es sorprendente que cuatro años después de la proclamación del dogma, el 11 de febrero de 1858, Nuestra Señora se aparezca en Lourdes llamándose a sí misma la Inmaculada Concepción, confirmando el dogma.
Podía haberlo hecho antes (ha habido decenas, si no centenares, de apariciones marianas que han precedido a Lourdes), pero la Virgen respeta el camino humano, los pasos de la Iglesia. Y se definió «La Inmaculada» sólo «después» de la Bula de Pío IX, de 8 de diciembre de 1854.
(...)
La mañana del 8 de diciembre de 1854, en la basílica de San Pedro del Vaticano, en el momento de la lectura de la Bula «Ineffabilis Deus», sobre Pio IX cayó un rayo de luz. Fenómeno sorprendente, porque en ninguna estación, y mucho menos en vísperas del invierno, desde ninguna ventana de la Basílica Vaticana, podía llegar un rayo de luz al ábside donde se encontraba el Papa. Fue visto como una especie de aprobación celeste, el auspicio de un gozoso porvenir en medio de la atormentada vida de la Iglesia del momento.
Unos meses después, el 12 de abril de 1855, el mismo Pío IX visitaba el Colegio de «Propaganda Fide», en Roma. De repente el pavimento se abrió. En ese instante, el Papa gritó: «¡Virgen Inmaculada, ayúdanos!». Todos quedaron ilesos de milagro. Durante un siglo, en aquel Colegio, siguió la costumbre entre los alumnos, en el momento de romper la fila, de repetir la jaculatoria «¡Virgen Inmaculada, ayúdanos!»
(...)
Entrevista al periodista y escritor Vincenzo Sansonetti en Zenit, aquí.

Un tal Longfellow, por Martí

¡Oh, cómo acompañan los buenos poetas! ¡Qué tiernos amigos, esos a quienes no conocemos! ¡Qué benefactores, esos que cantan cosas divinas y consuelan! Si hacen llorar, ¡cómo alivian! Si hacen pensar, ¡cómo empujan y agrandan!
(...)
¡Y qué hermoso fue en vida! Tenía aquella mística hermosura de los hombres buenos; el color sano de los castos; la arrogancia magnífica de los virtuosos; la bondad de los grandes; la tristeza de los vivos, y aquel anhelo de muerte que hace la vida bella.
(...)
Le sirvieron sus estudios como de crisol, que es de lo que han de servir, y no de grillos, como sirven a otros.
(...)
Veía a la tierra, donde se trabaja, hermosa; y la otra tierra, donde tal vez se trabaja también, más hermosa todavía. No tenía ansias de reposar, porque no estaba cansado; pero como había vivido tanto, tenía ansias de hijo que ha mucho tiempo no ve a su madre. Sentía a veces una blanda tristeza, como quien ve a lo lejos, en la sombra negra, rayos de luna; y otras veces, prisa de acabar, o duda de la vida posterior, o espanto de conocerse, le llenaban de relámpagos los ojos. Y luego sonreía, como quien se vence.
(...)
Le sobrecogía, como a onda mísera, el miedo de perderse en el mar inmenso, y se rebelaba, y se preguntaba cuál era entonces la utilidad de tanta pena y la razón de tanto bárbaro martirio; pero tenía piedad de sí y de los demás, y no contaba estos dolores a los hombres. Quería que se viviese como Héctor y como París; que se viviera sin ira y con agradecimiento; y que se supiese cuánto hay de hermoso en el dolor y en la muerte, y en el trabajo. No incitaba a los humanos a cóleras estériles, sino al bravo cultivo de sí mismos.
Fragmentos de "Longfellow", de José Martí.
Lo descubrí hace muchos años en un texto escolar de 1953 que debe haber usado mi mamá en el colegio secundario (Poesía Moderna, Antología para la enseñanza media, de Albino G. Sánchez Barros). Se refiere a Henry Wadsworth Longfellow, poeta norteamericano del siglo XIX. Ver aquí.

martes, 7 de diciembre de 2004

El ahijado de Pepe Biondi

"Hay una frase muy linda que me dijeron y yo la repito", dice en cada vagón el ahijado de Pepe Biondi. "Sólo el amor salvará al mundo", dice, con un tono especial (con algo de titular urgente de Crónica tevé, aunque más suave y sonriente). O es un tono que utilizaba Pepe Biondi, o creo que es el tono de quien se está animando de a poco a decir algo que admira, para lo cual va ganando coraje, y cambia un poco la voz, ya que aún no se siente suficientemente confiado para decirlo como un "profeta de nuestro tiempo"* lo haría (aunque eso corre por mi cuenta y ¡cómo quisiera yo tener aunque sea el valor que él tiene!).
Pero eso viene después. Primero lo vas a ver entrar...
flaco y alto,
saco y pantalón,
tipo canotié el sombrero,
y en su mano el bandoneón.
Claro que el bandoneón va guardado en una caja. Lo verás cuando la abra, saque el instrumento y ponga la caja como asiento. Se pondrá en la falda un pedazo de cuerina lustrosa o materia similar, y así empezará, anunciando el tango, milonga o vals que va a tocar. Y volarán los dedos por los botones y se moverán las manos y la rodilla. Quizás por eso lo aplaudirá tanto un chico con remera de hard rock como el señor mayor al que algún recuerdo le cuelga en un lagrimón.
Alguna vez lo escuché decir (y mostrar recortes de diario) que él había ganado un concurso (humorístico creo) que apadrinaba el famoso Pepe Biondi. De ahí el nombre con que se hace llamar y da título a esta entrada. Y es de notar su gran parecido físico con aquel humorista, lo cual está reforzado por la imitación que hace cuando termina de tocar (o antes) con la voz y palabras que usa (¡patapúfete!).
Así que mientras el aplauso "desciende" desde los asientos, él se mezcla con el público y con el sombrero recibe el pan de cada día, dice cosas graciosas y de yapa nos deja una enseñanza: "sólo el amor...".
* "Un profeta de nuestro tiempo" es un libro que recopila cartas de San Luis Orione, Don Orione, "autor" de la frase: "sólo la caridad salvará al mundo", y muy probablemente el inspirador del personaje de esta historia (junto con Pepe Biondi), ya que el "ex Mitre" que le sirve de escenario está muy vinculado a la obra de aquel santo.

lunes, 6 de diciembre de 2004

Segunda semana de Adviento


Segunda semana de Adviento.
No hay largas cosas que decir. Vino Juan Bautista y me retó sonoramente. No sólo con eso de "conviértanse", sino que de alguna forma también con eso de los hijos de Abraham, que me sonó así: "por ser cristiano te crees que podés seguir así, si Dios quisiera, haría cristianos de esas piedras".
Y me mandó derechito al confesionario.
(Y si seré boleao, que recién ahora caigo).

Original porque propio


Releí la entrada (el post) este.
“Ya estaba todo dicho”, me di cuenta.
“¿Y qué tiene? Bueno sería imaginar que escribí cosas originales”, me respondí irónicamente.
La hiciste medio enrevesada sólo para decir que Dios sabe lo que es bueno para nosotros y eso nos lo dará”, me ataqué nuevamente.
Pero además quise decir que había descubierto un sentido para la oración formulada, para la oración formulada a la hora de pedir por algo determinado (como que le vaya bien a mi madrina).
Descubrí que la oración formulada puede ser sabia porque implica reconocer que Dios es Dios y hay que alabarlo, eso ante todo (como debemos hacer a la hora de pedir por nuestra santidad), y ahí está la gracia (en dos sentidos). Reconocer que Dios es Dios es reconocer que Dios es Padre Bueno y nos dará lo que más nos convenga. Es dejar un poco de lado eso por lo que fui a buscarlo y decirle: “dame lo mejor, vos sabés”.
¿Qué les parece a continuación el siguiente fragmento de Castellani (nuevo para mí, el fragmento y Castellani) que leí anteayer? Está hablando de la parábola del pan y la piedra (qué padre dará una piedra a su hijo si le pide un pan...), y habla de la oración eficaz, y habla de Baudelaire, y ya son muchas cosas nuevas para mí, y dice como si hubiera estado leyendo aquella mi entrada de antes de anteayer (estas “coincidencias” son las que hacen no creer en las coincidencias):
¿Y cuál era la suya? [la oración de Baudelaire]
Unos días antes: “No me castiguéis, Señor, en mi madre; y no castiguéis a mi madre por causa mía. Os encomiendo las almas de mi padre y de Marieta. Dadme la fuerza de hacer inmediatamente mi deber todos los días y de volverme así un héroe y un santo...” y después de esto, pide inspiración, poemas, productos, dinero, salud, si todo esto va bien con esa otra petición fundamental del Espíritu de Dios (que es preciso para ser "un héroe y un santo"). No iba bien con eso. No se le dio. Por lo cual hemos de creer que lo otro, el Espíritu Santo, sí se le dio. Para mí, se salvó seguro.
Esa es la palabrita iluminadora que pone san Lucas diferente de san Mateo. Mateo dice: “Si vosotros siendo malos sabéis dar bienes a vuestros hijos ¿no os dará el Padre de los cielos COSAS BUENAS, si se las pedís?” Pero Lucas, literalmente igual en lo otro, dice aquí: “No os dará el Padre Celeste SU ESPÍRITU BUENO, si se lo pedís?” Lo esencial, y que condiciona todo el resto, y por lo cual se ha de pedir el resto (todas las otras COSAS BUENAS, que al fin no son más que COSAS), es el Espíritu Santo, la gracia, la salvación. El resto es el "pan cotidiano" del Padrenuestro que también hay que pedir... después: en la cuarta petición. Si el Espíritu Santo mora en nosotros, entonces “El rogará a Dios desde el fondo con gemidos inenarrables", y obtendremos todo lo que pidamos en Él: -lo que pida Él en realidad para nosotros; lo cual se hará infaliblemente: pues entonces Dios pide a Dios, y sabe lo que pide.
Si Dios escuchase materialmente todos nuestros caprichos, ocurrencias, deseos aun lícitos, e incluso santos, nos tendría que dar muchísimas veces una piedra en vez de un pan, y un áspid, que nosotros creemos pez. “Aut dabit quodpetis aut quod nóverit melius”: todo está en cifra en esta fórmula de san Agustín: "O te dará lo que pides, o lo que Él sabe mejor". La verdad es que ese MEJOR que Dios da, a veces es terriblemente duro y oscuro.
De Las Parábolas de Cristo, de Leonardo Castellani.

viernes, 3 de diciembre de 2004

Reencuentro con los noticieros

Por fuera de lo común me sorprendió escuchar al famoso periodista del noticiero nocturno referirse a los suyos colegas como "los que buscan la verdad". Prometedor. Lo digo en serio. No me digan iluso.
Lo que me desilusionó fue cuando descubrí que: "el infierno, hora por hora", titular intrigante, no era cuestión muy profunda ni metafísica sino el análisis de barrio y científico a la vez de un día caluroso en la ciudad, a cargo de periodista en pose de Doña Rosa y especialista meteorólogo en sabroso contrapunto.
(Como podrá alguien apreciar, ando con dudas "infernales"; y hace mucho que no veía un noticiero).

Rezo - Razono

Que un confesor criteriosamente indulgente te dé palabras de ánimo puede no ser suficiente, a veces somos muy exigentes. Pero si lo dice una santa, ahí la cosa cambia. Santa Teresita hablaba de su amor a la oración pero confesaba sus dificultades para rezar con fórmulas especiales. ¿Digo bien? Ver capítulo XI de "Historia de un Alma". Y eso anima un poco cuando andamos con ciertas dificultades similares. Y no creo que sea falso o injusto este ánimo obtenido (o sea, no creo que sea un disfraz de una actitud de conformismo con un defecto).
Mi madrina me dijo anteayer que rece un Avemaría por ella al día siguiente, que la operaban. Y cuando me dicen cosas así, mi cabeza razonadora entra a buscar lógicas y porqués. Y yo me dije: "yo le voy a rezar a Dios y a la Virgen, le voy a pedir que le vaya bien a mi madrina, porque realmente me interesa que así sea, pero esa petición no la puedo formular con un Avemaría". Si recé un Avemaría fue porque me lo pidió ella, pero mi cerebro atrancado en la lógica no entendía. Yo primero le pediría a la Virgen por mi madrina, y luego empezaría con el Avemaría, que sería más para alabar a la Virgen (aunque hay una súplica bastante acorde con la situación: "ruega por nosotros, pecadores", pero no es específica: "cuida de mi madrina en su operación").
Para estas trabas, me ha llegado otra luz. En la búsqueda de la perfección personal, es sabido que uno puede centrarse mucho en uno mismo, en las propias fuerzas, sin considerar que las mejores cosas son imposibles de realizar sin la ayuda de Dios. Relacionado con eso está (si no yerro) ese texto de las Confesiones que dice: "da lo que mandas, y manda lo que quieras". Danos lo que mandas, ya que nosotros solos no podemos obtenerlo, lograrlo.
Eso ayuda a no centrarse tanto en las propias fuerzas, como propone el San Francisco de Eloi Leclerc tan paradójicamente en "Sabiduría de un pobre", cuando habla a un hermano obsesionado por su pureza: "No te preocupes tanto de la pureza de tu alma. Vuelve tu mirada hacia Dios. Admíralo. Alégrate de lo que Él es, Él, todo santidad. Dale gracias por Él mismo. Es eso mismo, hermanito, tener puro el corazón. Y cuando te hayas vuelto así hacia Dios, no vuelvas más sobre ti mismo".
Yo me imagino entonces que algo similar a esto que ejercitamos en nuestra búsqueda de la santidad, lo podemos realizar a la hora de la oración. La oración formulada es, entre otras cosas, me aventuro a decir, fruto o germen de un estado de contemplación, ese estado de contemplación en que nos concentramos en Dios y aprendemos a aceptar su voluntad, a confiar en su designio. Es sin duda entonces una oración formulada un acompañamiento ideal (y de superior calidad espiritual) del pedido por las cosas que nos inquietan (que a mi madrina le vaya bien en la operación). Hay algo más importante que el hecho de que a mi madrina le vaya bien, y es el hecho de que se cumpla la voluntad de Dios. Visto de otra manera, cumpliéndose esa voluntad es como le va a ir bien a mi madrina (aunque nosotros, como muchas veces, hayamos imaginado otra forma de "irle bien"). Por eso la oración formulada puede ser algo más sabio que el pedido del niño: "que a mi madrina le vaya bien", al modo en que saber que las fuerzas nos las da Dios es más sabio que pensar que son solo mías.
Por ahora digo "puede ser". Porque de esto poco sé. Y creo que no hay porque dejar de hacer ese pedido primero (que le vaya bien a mi madrina, como yo me imagino que sea irle bien), no hay que dejar de hacer ese pedido porque es lo que queremos, hasta donde sabemos en ese momento. Y si es cosa de niños, pues es volverse como tales y eso está bien, ¿o no?

jueves, 2 de diciembre de 2004

Bravos gauchos

Allá va ese Martín Güemes,
barba florida y entera,
con sus gauchos infernales,
defendiendo la frontera.
Con toda la polenta de Cafrune este recitado da comienzo a la chacarera "La Martín Güemes". La única duda que me queda es porqué eso de "infernales". Infernales para los invasores, en todo caso, y así y todo... no sé, será una afectación de sensibilidad religiosa, pero no me convence. Jamás se me hubiera ocurrido apodar de "infernal" a alguien que quiero recordar por su valor o bravura. Y si lo traigo a colación es porque se supone que esto no es una expresión moderna, muchas de ellas no justas en su aplicación ("sos un genio", "es una fiera"), sino una canción de Adolfo Abalos y León Benarós (del cual poco puedo decir pero sé que es escritor "profesional").
Pero es pintoresca la chacarera y, olvidando estas cosas y otras que puedan aparecer, con sentimiento patriótico, nos ponemos a cantar (aquí).

miércoles, 1 de diciembre de 2004

Tres sorprendentes

Él percibe de una manera sorprendente. Si estoy saltando de acá para allá para jugar, sonríe. Si estoy saltando de acá para allá para matar a un polillón de esos que entran a la noche, se pone a llorar. Hay una tensión especial y distinta cuando uno está por matar a un insecto que le molesta (que realmente le molesta, y uno va y viene, dando golpes fallidos y "estocadas" en el aire); no es lo mismo que la tensión, que se podría decir que no hay, cuando uno salta de acá para allá jugando, con alegría. Con respecto a él... tengan en cuenta que su santo tenía un amor especial por los animales, por toda criatura de Dios. Aunque no sé si es eso, o sólo la percepción de una tensión lo que le afecta, y que esa tensión sea una especie de "estado de combate" primitivo que es posible que haya en el hombre (a veces uno se siente "atacado" por un bicho) y él recién lo esté conociendo y lógicamente*, le asuste.
El depósito quedó construido sobre antiguas tierras. Y en las zonas en que quedó tierra original, destinadas a zona parquizada, creció sólo el pasto. El pasto crece sólo. Es asombroso. También algunos de los árboles, que quedaron podados casi hasta su tronco y se salvaron por unos metros de su muerte, volvieron a brotar. Me hizo acordar a ese poema de Machado, A un olmo seco.
Ayer soñé que imaginaba e iba dando forma a un post muy interesante. Caramba, al despertar sólo había quedado en mí un vago recuerdo de alguna palabra. Y era imposible recordar la idea. Es llamativo que las imágenes de los sueños sean imposibles de recordar voluntariamente. No se puede hilar el pensamiento. Es como si nunca hubiera existido; distinto a lo que sucede con los recuerdos de vivencias conscientes (precisamente porque aquellas son "inconscientes" o, precisamente por eso se las llama inconscientes, ¿no?)
* lógicamente. Esta palabra es una de esas muletillas que nos persiguen por todos lados. Siempre recuerdo cuando Dolina dijo: "ahora todo es fundamental", refiriéndose a una de las expresiones muy utilizadas en el lenguaje común hoy en día: "es fundamental" tal cosa o tal otra.