lunes, 6 de diciembre de 2004

Original porque propio


Releí la entrada (el post) este.
“Ya estaba todo dicho”, me di cuenta.
“¿Y qué tiene? Bueno sería imaginar que escribí cosas originales”, me respondí irónicamente.
La hiciste medio enrevesada sólo para decir que Dios sabe lo que es bueno para nosotros y eso nos lo dará”, me ataqué nuevamente.
Pero además quise decir que había descubierto un sentido para la oración formulada, para la oración formulada a la hora de pedir por algo determinado (como que le vaya bien a mi madrina).
Descubrí que la oración formulada puede ser sabia porque implica reconocer que Dios es Dios y hay que alabarlo, eso ante todo (como debemos hacer a la hora de pedir por nuestra santidad), y ahí está la gracia (en dos sentidos). Reconocer que Dios es Dios es reconocer que Dios es Padre Bueno y nos dará lo que más nos convenga. Es dejar un poco de lado eso por lo que fui a buscarlo y decirle: “dame lo mejor, vos sabés”.
¿Qué les parece a continuación el siguiente fragmento de Castellani (nuevo para mí, el fragmento y Castellani) que leí anteayer? Está hablando de la parábola del pan y la piedra (qué padre dará una piedra a su hijo si le pide un pan...), y habla de la oración eficaz, y habla de Baudelaire, y ya son muchas cosas nuevas para mí, y dice como si hubiera estado leyendo aquella mi entrada de antes de anteayer (estas “coincidencias” son las que hacen no creer en las coincidencias):
¿Y cuál era la suya? [la oración de Baudelaire]
Unos días antes: “No me castiguéis, Señor, en mi madre; y no castiguéis a mi madre por causa mía. Os encomiendo las almas de mi padre y de Marieta. Dadme la fuerza de hacer inmediatamente mi deber todos los días y de volverme así un héroe y un santo...” y después de esto, pide inspiración, poemas, productos, dinero, salud, si todo esto va bien con esa otra petición fundamental del Espíritu de Dios (que es preciso para ser "un héroe y un santo"). No iba bien con eso. No se le dio. Por lo cual hemos de creer que lo otro, el Espíritu Santo, sí se le dio. Para mí, se salvó seguro.
Esa es la palabrita iluminadora que pone san Lucas diferente de san Mateo. Mateo dice: “Si vosotros siendo malos sabéis dar bienes a vuestros hijos ¿no os dará el Padre de los cielos COSAS BUENAS, si se las pedís?” Pero Lucas, literalmente igual en lo otro, dice aquí: “No os dará el Padre Celeste SU ESPÍRITU BUENO, si se lo pedís?” Lo esencial, y que condiciona todo el resto, y por lo cual se ha de pedir el resto (todas las otras COSAS BUENAS, que al fin no son más que COSAS), es el Espíritu Santo, la gracia, la salvación. El resto es el "pan cotidiano" del Padrenuestro que también hay que pedir... después: en la cuarta petición. Si el Espíritu Santo mora en nosotros, entonces “El rogará a Dios desde el fondo con gemidos inenarrables", y obtendremos todo lo que pidamos en Él: -lo que pida Él en realidad para nosotros; lo cual se hará infaliblemente: pues entonces Dios pide a Dios, y sabe lo que pide.
Si Dios escuchase materialmente todos nuestros caprichos, ocurrencias, deseos aun lícitos, e incluso santos, nos tendría que dar muchísimas veces una piedra en vez de un pan, y un áspid, que nosotros creemos pez. “Aut dabit quodpetis aut quod nóverit melius”: todo está en cifra en esta fórmula de san Agustín: "O te dará lo que pides, o lo que Él sabe mejor". La verdad es que ese MEJOR que Dios da, a veces es terriblemente duro y oscuro.
De Las Parábolas de Cristo, de Leonardo Castellani.

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