miércoles, 28 de marzo de 2018

Antropología filosófica por el absurdo

Quizás estamos como Europa cuando llegó a América. “¿Esas criaturas son hombres?”, se preguntaban al ver a los indios. Y los llevaban para presentarlos a los reyes y examinarlos.
O quizás estamos como cuando se dudaba de la humanidad o del derecho a vivir de las personas con discapacidad mental.
Ahora, con los avances científicos descubrimos una nueva criatura, es una microscópica célula que se transforma solita y como por arte de magia en una persona. ¡Amalaya! ¡Ahijuna! ¿Es eso una persona?

Creo que eso lo podemos manejar. No es nada grave deshacerse de la célula en pos del progreso. Solo pueden pensar que ahí hay una persona los que creen en cosas como el alma o cosas inmateriales. Pero lo no material no existe. Es poco serio hablar de eso. Así que digamos lo siguiente: es persona cuando desarrolla el sistema nervioso. Ta bueno. Dale. Me parece bien. Che, ¿pero cuándo se forma el sistema nervioso? Bueno, eso sería a tres semanas de la aparición de “la célula”. Ah, bien, bien. ¿Y eso es fijo, le pasa a todas “las células”? Entiendo que es un tiempo medio. Ah, ah, pero entonces habría que ver cada caso; abrir, cortar, ver y ahí decidimos. Na, eso es imposible, habría que considerar una “persona media”. Ah, dale, buenísimo, re científico, me encanta. Se registrará: “Hoy nos desharemos de unas células con un tanto de porcentaje de probabilidad de que hayan sido personas”. Bueno, pero fijemos un porcentaje equis para que la práctica sea aceptable. Muy bien. Eso es serio.

Creo que en este caso (y si lo piensan también sirve para los casos históricos mencionados al inicio), la incógnita se resuelve por una especie de, en un decir matemático, método del absurdo. Suponer que no hay persona conduce a un sin sentido.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Marechal y Chesterton (I)

Ya habíamos relacionado hace tiempo a Marechal con Chesterton (aquí y aquí), a propósito de cosas que decía el inglés en la biografía de Dickens. Chesterton hablaba del optimista (en oposición al pesimista) como verdadero reformador del mundo, que ve las injusticias como cosas anómalas y así hasta dignas de risa por absurdas; Chesterton decía del "fatalismo alegre" como atributo de los seres inmortales. Y Marechal hablaba el “humorismo angélico”, la idea de que “la sátira puede ser una forma de la caridad, si se dirige a los humanos con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la locura de los hombres".

Ahora me tocó encontrar nuevas relaciones entre ambos leyendo un libro de Luis Daniel González llamado "Chesterton, un enamorado de la verdad". (Sí, Luis Daniel González, el de "Bienvenidos a la fiesta").

Lo primero y cortito, para no alargar la primera entrada (que ya lleva larga introducción), es algo muy sutil quizás, una expresión de cada uno de los autores mencionados que tienen algo en común. Y si uno se inspiró en otro, pues ha de ser el argentino en el inglés, por simples cuestiones cronológicas.

Decía Marechal en un disco en donde recitaba algunos de sus poemas: “(...) Entonces, en el fragor de la batalla, publiqué mis “Días como flechas” en 1926, cuya lujuria metafórica podé más tarde hasta salvar de mi autocrítica unos once poemas, de los cuales diré solo dos para los que gustan de materiales rescatados a un incendio”.

Y ahora leo en en el libro de González: “En Alarmas y disgresiones (1910) hay treinta y nueve artículos que salieron en el Daily News. En el introductorio, ‘Acerca de las gárgolas’, presenta el libro como unos ‘fragmentos de fútil periodismo que aquí colecciono como restos de un naufragio’...”

domingo, 18 de marzo de 2018

Dos pájaros de un tiro

Le escribía a alguien el otro día y para explicar algo caí en la frase "matar dos pájaros de un tiro". Siempre trato de fijarme en lo que escribo (cuidado o vanidad) y caí en la cuenta de que esa frase, hoy en día, sería algo mal vista. Pues incluso a mí me produjo cierto rechazo eso de matar a los pájaros.

Como siempre, me dio algo de bronca. Porque me gusta reivindicar lo antiguo y descubrir falacias en los pensamientos modernos. Pero trato de ser sincero conmigo y darme cuenta cuando, como en este caso, el ecologista tendría razón. Ya no hay razones para matar dos pájaros, salvó casos excepcionales que no imagino pero puede haber (no me rindo del todo, ¡ja!).

Pero lo más llamativo fue cuando hoy leí esta carta de Chesterton. En ella él pide ayuda a su amigo Maurice Baring para lograr desenvolverse en Palestina, a donde será enviado por el Daily Telegraph para hacer artículos al respecto. Le dice que hay otra razón para ir y esa sería la salud de su esposa, puesto podría huir del invierno inglés cómo le dijo el doctor:

"Si te fuera posible ayudarme en este asunto, pienso sinceramente que estarías ayudando a cosas que personalmente te interesan, y a una persona, que no soy yo, que se lo merece. No diré que estarías matando dos pájaros de un tiro, que puede parecer una metáfora trágica, sino trayendo a la vida por lo menos a uno, y permitiendo que el otro pájaro, que es un ganso, salga a cazar gansos salvajes (1)"

Ya sé lo que me dirán. Que Chesterton ve trágica a la metáfora porque está en relación con la vida de su esposa y de él. Pero el hecho de verla trágica, ya por principios del siglo pasado, por la razón que sea, me ha gustado mucho.

(1) To go on a wild goose chase: ir a realizar una tarea imposible o disparatada.

sábado, 17 de marzo de 2018

¿Debate?

Cuando lo que se va a debatir es si se legaliza o no un crimen, ¿qué sentido tiene debatir? Los que están ahí en el Congreso y tienen que debatir deberían evitar largas explicaciones y votar en contra repitiendo alguna frase contundente como por ejemplo: “voto en contra, porque el aborto es un asesinato”. Que quede clara la idea principal. Y no dar lugar a charlas sin sentido. ¿Qué sentido tiene debatir si no se busca la verdad a toda costa? ¿Qué sentido tiene debatir si la democracia luego se transforma en una dictadura de la mayoría? Luego, si hay alguien con valor, como un presidente uruguayo que una vez vetó una ley o un rey belga que renunció, tanto mejor.