Ya habíamos relacionado hace tiempo a Marechal con Chesterton (aquí y aquí), a propósito de cosas que decía el inglés en la biografía de Dickens. Chesterton hablaba del optimista (en oposición al pesimista) como verdadero reformador del mundo, que ve las injusticias como cosas anómalas y así hasta dignas de risa por absurdas; Chesterton decía del "fatalismo alegre" como atributo de los seres inmortales. Y Marechal hablaba el “humorismo angélico”, la idea de que “la sátira puede ser una forma de la caridad, si se dirige a los humanos con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la locura de los hombres".
Ahora me tocó encontrar nuevas relaciones entre ambos leyendo un libro de Luis Daniel González llamado "Chesterton, un enamorado de la verdad". (Sí, Luis Daniel González, el de "Bienvenidos a la fiesta").
Lo primero y cortito, para no alargar la primera entrada (que ya lleva larga introducción), es algo muy sutil quizás, una expresión de cada uno de los autores mencionados que tienen algo en común. Y si uno se inspiró en otro, pues ha de ser el argentino en el inglés, por simples cuestiones cronológicas.
Decía Marechal en un disco en donde recitaba algunos de sus poemas: “(...) Entonces, en el fragor de la batalla, publiqué mis “Días como flechas” en 1926, cuya lujuria metafórica podé más tarde hasta salvar de mi autocrítica unos once poemas, de los cuales diré solo dos para los que gustan de materiales rescatados a un incendio”.
Y ahora leo en en el libro de González: “En Alarmas y disgresiones (1910) hay treinta y nueve artículos que salieron en el Daily News. En el introductorio, ‘Acerca de las gárgolas’, presenta el libro como unos ‘fragmentos de fútil periodismo que aquí colecciono como restos de un naufragio’...”
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