lunes, 29 de agosto de 2011

Séptimo aniversario

¡Siete años “aquiestando”! Gracias por “aquiestar” conmigo. Si no fuera por las magníficas personas que conocí gracias al blog, pensaría que esto fue una gran pérdida de tiempo…

Exagero un poco con lo segundo. Pienso, viera Usted, que esto del blog fue inevitable y, como tal, exento de cualquier juicio de valor moral.

Para darle un toque nostálgico a este aniversario, junté las distintas cabeceras que tuve a lo largo del tiempo. Me han criticado cuando abandoné al pez en el anzuelo. Y lo cierto es que esa fue la mejor...


sábado, 20 de agosto de 2011

En grageas

La vida eterna es imprescindible. Los amores imposibles encontrarán allí su consuelo. (Remake de una sentencia ya publicada).

Los que gustan hablar de la “madre naturaleza” han intuido ya que Dios es Persona.

Aún siendo agnóstico, no hay que desestimar la religión. Y pueden valerse de la biología para verlo: El hombre es el único que tiene sentido religioso. Y la cosa debe ser seria. Después de todo, somos la especie más evolucionada.

Las palabras tienen su familia en el comienzo, y al final forman su propio matrimonio. Es decir: las raíces en común de las palabras es lo que las hace de la misma familia. Y luego ellas se enamoran de otras formando las rimas.
(Inspiración: GKC y EGM).

Hace unos días salimos a dar una vuelta. Juntamos algunas naranjas amargas de los árboles vecinos y las tiramos a la calle para ver como las pisaban los autos.
Hay que hacer algo así a diario. Uno se atonta con tantas otras cosas menos reales.

No hay como los autos viejos en amplitud interior.

El otro día, no sé cómo, me encontré tarareando una canción que se escuchaba en la misas del colegio, allá por los ochenta. A la melodía “simongarfunkelera” de “The sounds of silence” se le había puesto una letra religiosa. Lo que me parecía “trucho” es que se usara una misma palabra de la letra original y en el mismo lugar. Donde era, por ejemplo: “Still remains within the sounds of silence”, se cantaba “Oh, Señor, yo te amé en silencio”. Eso de usar las mismas palabras es muy burdo. Al final es análogo a lo que hizo el Pastor Giménez. Hizo su “templo” en un viejo cine de Almagro. Sobre la marquesina del cine “ROCA” agregó: “Jesucristo es la…”.

(Y no olvidemos que hoy es San Bernardo, quien entre otras cosas da nombre a la parroquia donde me bauticé, donde colaboraban mis abuelos y donde Adán Buenosayres salvó su alma).

lunes, 15 de agosto de 2011

The burning babe

En el disco ya mencionado, después de cantar tradicionales carols, lullabies y otras cosas, Sting presenta esta canción así: “For those with even darker tastes…” (“Para aquellos con gustos aún más oscuros…”).

No sé si es tan así, aunque debo decir que esta imagen de un Niño Jesús con tormentos propios de una pasión es extraña y nueva para mí. El autor del poema es un santo, presbítero y mártir jesuita inglés del siglo XVI llamado Robert Southwell. (Verificamos este nombre en el santoral de “El Testigo Fiel”; gran trabajo, por cierto, este santoral).

La música se la dio Chris Wood, músico y violinista folk inglés. Los instrumentos utilizados en esta versión son: guitarra, mandolina, lap dulcimer (dulcémele de regazo), mandocello, violín, violoncelo, bajo, melodeón, arpa, saxofón soprano, redoblante, batería y percusiones.

Les dejo, entonces, música, letra y desprolija traducción de The burning babe.




The burning babe / El bebé en llamas

As I in hoary winter's night stood shivering in the snow, / Como me hallaba tiritando en la nieve de una blanca noche de invierno
Surprised I was with sudden heat which made my heart to glow; / Me sorprendió un repentino calor que hizo brillar mi corazón
And lifting up a fearful eye to view what fire was near, / Y alzando temerosamente la mirada para ver qué fuego estaba cerca
A pretty babe all burning bright did in the air appear; / Un bello bebe brillantemente encendido apareció en el aire

Who, scorchèd with excessive heat, such floods of tears did shed / Quien, abrasado con excesivo calor, tremendo diluvio de lágrimas derramaba
As though his floods should quench his flames which with his tears were fed. / Como si su diluvio apagara las llamas con las que se alimentaban sus lágrimas
Alas, quoth he, but newly born in fiery heats I fry, / ¡Ay de mi!, dijo él, recién nacido en calor abrasador me cocino
Yet none approach to warm their hearts or feel my fire but I! / Y aún nadie se acerca a calentar su corazón o sentir mi fuego excepto yo

My faultless breast the furnace is, the fuel wounding thorns, / Mi pecho sin mancha es el horno, el combustible hirientes espinas
Love is the fire, and sighs the smoke, the ashes shame and scorns; / El amor es el fuego, y suspiros el humo, las cenizas la verguenza y los desprecios;
The fuel justice layeth on, and mercy blows the coals, / El combustible proporciona justicia, y la misericordia sopla los carbones
The metal in this furnace wrought are men's defilèd souls, / El metal en la forja son las almas corrompidas de los hombres

For which, as now on fire I am to work them to their good, / Por lo que, como ahora estoy en llamas para llevarlos a su bien
So will I melt into a bath to wash them in my blood. / También me derretiré en un baño para lavarlos en mi sangre
With this he vanished out of sight and swiftly shrunk away, / Con esto él desapareció de mi vista y se redujo a nada
And straight I callèd unto mind that it was Christmas day. / Y rápidamente vino a mi mente que era el día de Navidad

(Dado hoy, día de la Asunción)

sábado, 13 de agosto de 2011

Sentimental

Soy tan malo para guardar amigos que a algunos de aquellos con los que viví intensas épocas de mi juventud ya ni los veo. Aunque sé que, si nos viéramos ahora, nos abrazaríamos como siempre.

Dios es muy generoso: a pesar de hacerme acordar que debo conservar a los viejos amigos, me da nuevas oportunidades. En los últimos tiempos me hizo conocer gente respecto a la cual tengo una especie de intuición: “Esta persona podría ser como un nuevo ‘viejo amigo’”.

Claro que la cosa no es fácil. Y casi ni sabría explicar por qué, sin caer en lugares comunes (como se dice ahora). Nada es como antes (¡uy, qué tanguero suena eso!). Nos movemos en ambientes más serios, más formales. En ambientes de intereses. Uno trata de ser siempre generoso en la entrega, pero aún así es difícil. A eso hay que sumarle, en mi caso, que para hacer nuevos amigos soy tan malo (o peor) que guardando a los viejos.

Sufro a veces por eso. Por eso formulé una sentencia “pseudoteológica” para consolarme: “El Cielo es imprescindible. Allí podremos ser un buen amigo. E incluso ser amigo de todos los que nunca pudimos conocer como quisimos”.

(Mientras tanto está Facebook. Ob-vio).

sábado, 6 de agosto de 2011

Bella como el día

En las primeras páginas de “Guerra y Paz”, de Tolstoi, conversan Ana Pavlovna Scherer y el príncipe Basilio. Dice la primera: “¿Sabe Ud. que su hija, desde que ha entrado en sociedad, es la delicia de todo el mundo? Todos la encuentran tan bella como el día”.

Muy simple y magnífica comparación. Sencillo y enorme piropo, si se puede llamar así. Quizás sea viejo como el lenguaje, o mejor dicho, como la poesía. Pero hace poco se lo escuché a Sting (“The hounds of winter”): “I still see her face / As beautiful as day”.

Con esta doble mención fue entonces que finalmente le preste atención. Primero parece una comparación algo zonza, como si le faltara espectacularidad. Pero esa impresión quizás surja de nuestra pérdida de conciencia del día (y de la misma vida) como regalo, como don.

Quizás sea una comparación tan linda porque tiene implícita toda la carga del día en comparación con la noche. La noche es descanso. Pero cuando no se puede descasar, o se espera el día por alguna razón, es inquietud. Y es un símbolo de nuestras vidas, aguardando un día sin final (aguardando al Señor, como dice el salmista en el de profundis).

Es probable que los registros más antiguos de esta comparación estén en otro idioma, que no sea el español. Existe, por ejemplo, “belle comme le jour”. Y queda muy bien. ¿No sería francés el original? Después de todo, por lo que pude ver, Tolstoi no era ajeno al mundo francés.

jueves, 4 de agosto de 2011

Diamante

Otro más-que-recomendado es Jorge Fandermole. Según quien nos lo presentó hace tiempo, no es fácil conseguir su último disco, “Pequeños mundos”. De allí les traje alguna vez la canción “Ay, deseo”. Les traigo ahora “Diamante”.

(Creo, pero esto es solo algo personal, que “Ay, deseo”, “Necesitaría”, “Solo” y “Diamante” están relacionadas y describen una evolución en un sentimiento, que probablemente haya tenido el autor).



Diamante

Me han regalado un diamante
y no se qué hacer con tanta luz;
abro mi mano un instante
y brilla hasta el cielo limpiando el azul.

Es sobre todas las cosas
mi piedra preciosa invisible en su faz
y en el envés transparente
su forma latente se vuelve real.

Quién sabe por qué misterio
elige mi pecho para anidar;
de qué incendiado silencio vendrá,
de qué punto del mapa estelar.

Me agujereó la camisa
marcándome dentro su cronicidad,
su pulsar de lejanía
con relojería de puro cristal.

Ahora voy ya sin aliento
planeando en el viento y llevándolo al mar.
Voy a arrojarlo a la espuma
entre el agua y la duna y a verlo brillar.

No puedo llevar conmigo
este brillo cautivo, esta piedra lunar;
en mi campo oscurecido
su luz de infinito no puede durar;

y él fulgura, fulgura,
y me ciega su precioso don;
fulgura, criatura,
libre de la noche de mi corazón.

A veces llega del cielo
un presente que nunca nadie previó;
pero existe uno tan bello
del que no quisiera tomar posesión.

Vino su luz del vacío
y me duele ponerlo de nuevo a viajar;
este regalo tardío
no puede ser mío sino del azar.

Ahora voy ya sin aliento
planeando en el viento y llevándolo al mar.
Voy a arrojarlo a la espuma
entre el agua y la duna y a verlo brillar.

No puedo llevar conmigo
este brillo cautivo, esta piedra lunar;
en mi campo oscurecido
su luz de infinito no puede durar;

y él fulgura, fulgura,
y me ciega su precioso don;
fulgura, criatura,
libre de la noche de mi corazón.

Fulgura, fulgura,
y me ciega su precioso don;
fulgura, criatura,
libre de la noche de mi corazón.