lunes, 30 de abril de 2007

Es cuestión de entender

El cantante popular argentino Fito Páez dice:

Es sólo una cuestión de actitud
entender lo que está escrito en el viento.

El que sabe de estas cosas es Telerman. No por nada la nueva “estrategia comunicativa” del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para “promover una ciudadanía responsable” tiene un slogan: “Actitud Buenos Aires”.
Y si de entender lo que está escrito se trata, he comprobado que el Jefe de Gobierno también trata de entrenarnos en esas habilidades. En los nuevos carteles electrónicos sobre la Nueve de Julio se lee, entre otras sentencias que van y vienen:

Salve una vida
o un lesionado. (sic)

Esto es lenguaje para iniciados. Los que sabemos entender lo que está escrito en el viento comprendemos que quiere decir algo como “salve una vida o evite un lesionado”.

sábado, 28 de abril de 2007

Veo el viento

Para el fin de semana les dejo este comienzo de una historia. Para los que a veces nos tentamos de pensar que las palabras no podrán decir lo que las imágenes.
Estas palabras son, a mi modesto entender, tan gráficas, que pienso que llevarlas al cine sería muy fácil. Al solo leer como el viento avanza puedo imaginarme como empezaría la versión cinematográfica. La cámara como si estuviera en el mismo viento (Equis Production presents...), sobrevolando el mar y el bosque (Based on the book by G. K. Chesterton...), atravesando todos los sitios mencionados (A Mr. Fulano and a Ms. Mengano...) hasta tomar cuesta arriba (in...) y llegar al final, a la visión de Beacon House (donde sería el momento del impactante título: Manalive).

Desde el oeste se levantó un viento alto como una ola de inmoderada felicidad y corrió hacia el este, a través de Inglaterra, arrastrando el aroma escarchado de los bosques y la fría embriaguez del mar. En miles de parajes recónditos, refrescó al hombre como una jarra llena y lo sorprendió como un puñetazo. En las habitaciones interiores de casas laberínticas, cubiertas de enredadera, despertó algo parecido a una explosión doméstica, alfombrando el piso con los papeles de algún profesor, hasta que parecieron tan preciados como huidizos, o apagando la vela con la que un chico leía La Isla del Tesoro y envolviéndolo en tormentosa oscuridad. Por todas partes aportó algún drama a vidas no dramáticas e hizo sonar en todo el mundo la trompeta de la crisis. Más de una madre desolada había mirado las cinco camisas diminutas tendidas en la soga, en un mísero patio trasero, como una pequeña tragedia enfermiza, tal como si hubiera colgado a sus cinco hijos. Llegó el viento y las camisas se inflaron pataleando como si cinco duendes gordos hubieran saltado dentro de ellas y bien hondo, en su reprimido subconsciente, recordó a medias esas burdas comedias de sus mayores, cuando todavía los elfos vivían en los hogares de los hombres. Más de una chica, inadvertida en un sombrío jardín cercado, se había tirado en la hamaca con el mismo gesto intolerante con el que se podría haber tirado al Támesis; ese viento rajó la tapia de madera y levantó la hamaca como un globo y le mostró las formas curiosas de alguna nube lejana y allá abajo, la imagen de aldeas coloridas, como si surcara el cielo en un bote encantado. Más de un empleado o clérigo, cubierto de polvo, subiendo con esfuerzo un estrecho camino de álamos pensó por centésima vez que se parecían a los penachos de una carroza fúnebre, cuando esta energía invisible se apoderó de ellos y los columpió y los hizo chocar por encima de su cabeza como una guirnalda o un saludo de alas seráficas. Había en él algo más inspirado y autoritario que el viejo viento del proverbio porque éste era el buen viento que no sopla ningún daño para nadie.

La ventolera golpeó a Londres justo donde trepa las alturas del norte, terraza sobre terraza, tan escarpadas como las de Edimburgo. Fue en la cercanía de este lugar que algún poeta, probablemente borracho, quedó atónito ante todas esas calles que iban rumbo al cielo (vago recuerdo de los glaciares y los alpinistas atados a sogas), y le dio el nombre de Swiss Cottage (Cabaña Suiza), nombre del que nunca pudo desprenderse. En algún punto de esas alturas, una fila de altas casas grises, en su mayoría vacías y casi tan desoladas como los montes Grampianos, se encorvaba en el extremo oeste, de modo que el último edificio, una pensión conocida como Beacon House (Casa del Faro) ofrecía abruptamente al crepúsculo su elevado, angosto e imponente perfil, como la proa de algún barco abandonado.

(La traducción es de Lastenia Clementi de Saiace, para el libro en español, “Un hombre vivo”, de Editorial Leviatán).

jueves, 26 de abril de 2007

Monje

Monje es aquel que se separa de todos y está unido a todos.
(Evagrio Póntico, Tratado sobre la oración, 124)

martes, 24 de abril de 2007

Un pasaje de Buenos Aires


(...) Sobre el mismo pasaje, Ud. sabrá, están las múltiples sedes de la Universidad del Cine. Bueno, fíjese que si uno viene caminando por Defensa y entra en dicho pasaje por la parte alta, verá al fondo, al modo de una gran escenografía, el imponente edificio de la Facultad de Ingeniería, con las letras en bajorrelieve y las columnas que se esconden entre las copas de los añosos árboles de la avenida Paseo Colón.
Además de la escenografía, fue cinematográfica también la experiencia. Mientras yo bajaba veloz, ataviado con mi piloto y mi paraguas, un anciano que caminaba lentamente con la ayuda de un bastón me dijo sin prólogo alguno: “no va a llover” (era como si yo, llevando el equipo para lluvia, ya le estuviera dando charla e incluso ya le hubiera dicho, con mi sola presencia: “se viene el agua”). Y a pesar de los nubarrones, no llovió. Brujo.
Casi inmediatamente después (¿lo canso con el relato?), de una de las sedes de la mencionada universidad surgió de golpe la que podía ser una novel actriz, seguida por un breve séquito de admiradores (“Yo te seguí desde tus comienzos”, me imaginé que le diría uno de los admiradores a la joven dentro de unos años). Todo esto, sumado a la visión de decenas de estudiantes cinéfilos descansando en los umbrales, hizo que me sienta en un mundo distinto.
Pero tan raro encanto se rompió en un instante al entrar al local de copias. El lugar y sus ruidos comerciales fueron mi conexión con el mundo de donde venía. Retiré los materiales y me fui de prisa, para evitar que en el estacionamiento se me pase la hora...
Oiga, ¿está allí todavía?
Foto: prodigio encontrar foto tan parecida a lo que vi.

domingo, 22 de abril de 2007

Vive y reina junto al Padre


Señor, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido por la resurrección de Jesucristo, y que la alegría de haber recobrado la dignidad de la adopción filial le de la firme esperanza de resucitar gloriosamente como Jesucristo. Que vive y reina contigo.
(Oración del Domingo III de Pascua; de acuerdo a lo solicitado por la hermana Josefina y sin idea de quién podrá seguir con esto... Quizás Ecazes, peut-être que Javier...)
PS: jamás pensé caer en estas cosas.

viernes, 20 de abril de 2007

Lágrimas

Para evitar ese comportamiento “todavía muy humano” (como decía el san Francisco de Eloi Leclerc) de andar fijándonos por demás en nuestros pecados y no levantar la vista a Dios, son muy útiles también las palabras de Evagrio Póntico.
En su “Tratado sobre la oración”, el místico explica la finalidad de las lágrimas en la oración. Aunque en el capítulo 8 advierte:

No conviertas en una pasión lo que te fue dado como un auxilio contra las pasiones. No vaya a suceder que irrites más al que te concedió esta gracia. Muchos que lloraban por sus pecados se olvidaron de la finalidad de las lágrimas y se perdieron enloquecidos.

(Tomado del libro referente a la Oración, de la colección de los Padres de la Iglesia de Editora Patria Grande).

jueves, 19 de abril de 2007

Marechaleando (o “Insisto”)

Con el número Dos nace la pena”. Una enorme carga teológica es la que lleva este verso marechaliano (de Amor navegante entre Amado y Amante). Ahora se me está ocurriendo que, visto de otro modo, hasta podría ser un antídoto contra el platonismo.

martes, 17 de abril de 2007

¿Dos Maritain?

Recuerdo que en un punto de “Fides et ratio” (74, para ser precisos) Juan Pablo II nombraba a ciertos autores como aquellos en los que se manifestaba “una fecunda relación entre filosofía y palabra de Dios”. Entre ellos estaba Jacques Maritain.

Muy próximo a ese descubrimiento conocí, por otro lado, la crítica de Maritain y del democristianismo (leyendo “Las parábolas de Jesucristo”, de Leonardo Castellani).

Comentando el tema con distintas personas, llegué a una conclusión provisoria (cosa que está mucho más a mi alcance que estudiar filosofía, teología y luego leer la obra completa de Maritain) que se resume en algo como “una cosa no quita la otra”. Que bien se puede “estar con” Maritain en algunas cosas y en otras no.

Pero me enteré recientemente que esta característica dual de mi “conclusión acerca de Maritain” no era tan original, desde que escuché hablar de algo como la tesis de “los dos Maritain”. Poco se puede encontrar en Internet bajo esas key words: “los dos Maritain”; vayan los dos textos en el orden sucesivo en que me los encontré:

Una vez que nos encontramos en la librería de Paulinas, en la calle Buenos Aires, mientras yo ojeaba “El hombre y el Estado” y meditaba la posible compra me enseñó, para siempre, la distinción de “los dos Maritain”. (Desde entonces supe ser, en el sentido técnico, “antipersonalista” ).

(Fragmento de “Edmundo García Caffarena, sacerdote y maestro”, firmado por Héctor H. Hernández)

El presente libro está escrito con un doble objetivo que se autoalimenta: ofrecer una perspectiva general del pensamiento de Maritain y desbloquear el mecanismo que ha traído consigo la pérdida (…) de uno de los intelectuales católicos más importantes del siglo XX. Y eso supone, fundamentalmente, desmontar la tesis de los "dos" Maritain. Esta teoría contiene un elemento verdadero: el pensamiento de Maritain evolucionó; pero esa evolución -y ahí está el quid de la cuestión- fue orgánica y armónica, y nunca le condujo a posiciones dispares ni mucho menos opuestas o contradictorias, como un Maritain ortodoxo y uno liberal y cercano a la heterodoxia".

(Reseña del libro “Para comprender a Jacques Maritain”, de Juan Manuel Burgos, en Mounier.org).

lunes, 16 de abril de 2007

Iluminado por el sol

En lugar de santos «arcaicos», los místicos son los más modernos entre los santos. El mundo de hoy conoce una nueva categoría de personas: los ateos de buena fe, aquellos que viven dolorosamente la situación del silencio de Dios, que no creen en Dios pero no se jactan de ello; experimentan más bien la angustia existencial y la falta de sentido de todo; viven también ellos, a su modo, en una noche oscura del espíritu. Albert Camus les llamaba «los santos sin Dios». Los místicos existen sobre todo para ellos; son sus compañeros de viaje y de mesa. Como Jesús, ellos «están sentados a la mesa de los pecadores y han comido con ellos» (Cf. Lc 15,2).

Esto explica la pasión con la que ciertos ateos, una vez que se han convertido, se han lanzado sobre los escritos de los místicos: Claudel, Bernanos, los dos Maritain, L. Bloy, el escritor J.-K. Huysmans y muchos otros sobre los escritos de Angela de Foligno; T. S. Eliot sobre los de Giuliana de Norwich. Allí encontraban el mismo paisaje que habían dejado, pero esta vez iluminado por el sol.

(P. Raniero Cantalamessa, Adviento 2003 en la Casa Pontificia, Segunda predicación).

domingo, 15 de abril de 2007

Cambios climáticos

A mí se me hace que todo esto del estudio de los cambios climáticos (que un grado en cincuenta años y todo eso), es una gran ocupación para olvidarse de una preocupación.
Bien que nos gusta encontrar un responsable siempre para todo y cuando sobrevienen esas catástrofes inexplicables e imprevisibles (tornados, tsunamis…), ya que no hay ningún gobernante a quien acusar de poco previsor, empezamos a hablar de cómo el hombre está haciendo modificar el clima del mundo.
Será verdad, más o menos exagerado en cuanto magnitudes o tiempos, será verdad. Pero eso que queda muy bien visto, eso de culpar al hombre y de decir qué mal le estamos haciendo al mundo, ¿no será también una "ocupación" que nos evita el pensar que hay cosas que no están en nuestras manos, que no somos responsables de todo, que dependemos de algo más (o de Alguien más)?

sábado, 14 de abril de 2007

Libros vacíos

La literatura que no tiene otro sentido que el literal (valga la cacofonía), que no tiene un sentido trascendental; esos libros que al leerlos sólo conmueven la piel, mientras que el corazón sigue como si nada; algunos ostentan una lógica perfecta, pero con una razón mutilada; los podríamos llamar “libros vacíos”.
Eso era lo que yo evocaba al leer la primera parte de la primera de las citas de la entrada anterior. Y mientras leía me decía: “¡Bien! No estoy solo. No soy el único con esa imperiosa necesidad de encontrarle a todo un sentido o de evaluarlo como ajustado o no a una verdad trascendental”.
Libros vacíos. Vacíos, como quedó la capilla de Brideshead al morir lady Marchmain y apagarse la lamparilla; riqueza sin esplendor y poder sin dignidad, como los que encontró Charles Ryder al regresar de su viaje por América; vanidad de vanidades, como descubrió el mismo Ryder en sus reflexiones frente al nuevo Brideshead. [1] Quomodo sedet sola civitas…[2]
Cabe esperar, sin embargo -y asumiendo que estamos en la época de la libertad de expresión-, que así como la capilla de Brideshead realizó más tarde su destino -ignorado por los mismos constructores-, de ese modo uno de estos libros pueda tener para alguien, por medios que no conocemos -y en ignorancia de los mismos autores-, alguna palabra que le permita un acercamiento a la verdad trascendente.
Notas:
[1] Retorno a Brideshead, Evelyn Waugh.
[2] Quomodo sedet sola civitas plena populo! Facta est quasi vidua domina gentium; princeps provinciarum facta est sub tributo. / ¡Cómo está solitaria la ciudad populosa! Se ha quedado como una viuda la grande entre las naciones; la princesa entre las provincias tiene que pagar tributo. (Lam 1, 1) Las cuatro primeras palabras figuran en los tres pasajes de la obra de Waugh a la que se hace referencia.

lunes, 9 de abril de 2007

Ilusión y realidad

Personalmente, cada vez me interesa menos la literatura y todo cuanto no sea una apertura al sentido trascendente de la existencia. Toda la existencia humana no es más que una preparación para algo que ha de continuar en otro plano menos ilusorio.

(Leopoldo Marechal en la revista “Confirmado”, 21.10.1965, a través de “Palabras con Leopoldo Marechal”, de Alfredo Andrés, Carlos Perez Editor, 1968).

(…) Y también más tarde llegué a admitir ideas que entonces, en 1923, nunca me tomé la molestia de examinar a fondo, y a aceptar lo sobrenatural como real.

(Charles Ryder en el capítulo 4 del Libro primero de “Retorno a Brideshead”; Evelyn Waugh, 1945, edición de Tusquets de 1994).

domingo, 8 de abril de 2007

¡Suenen campanas!


Somos como campanas que convocan a lo eterno. Parece que pasan pero su eco se queda en los corazones y conmueve (Benedicto XVI. De la mano de Cristo.)

miércoles, 4 de abril de 2007

Lugares de oración


Se hizo un gran espacio de silencio involuntario desde la última hasta esta vez. Y ahora voluntario, lo haremos nuevamente, para poner al blog en un clima acorde con el tiempo litúrgico. Con esta imagen otrora capturada del blog de Fray Nelson, cuelgo un cartel en la entrada. Que sea este otro lugar de oración.