domingo, 25 de abril de 2010

El avance del gigante (especie de fábula)

El gigante viene clavando sus lanzas de hormigón en todo nuestro territorio. El gigante tiene fuerza. Y nadie lo detiene, porque todos creen que es bueno. Es la oportunidad accesible para muchos jóvenes, es el trabajo y el pan para tantas familias… Él y el progreso son uno, casi inseparables. Pero la verdad es que es malo. Las lanzas de hormigón del gigante tapan el cielo.
Nadie me entiende. Nadie piensa en esto. Sólo algunos locos podrían entenderme. Quizás algunos locos como los que defendieron el camino principal, hasta que el gigante lo cubrió de ese negro y apestoso asfalto sacado de las mismas entrañas de la tierra.
Estoy orgulloso de no haber entregado mis tierras a los enviados del gigante. No taparé el cielo a mis vecinos, ni a los pasantes. Llegará un día en que el sol sólo se podrá ver al mediodía. Ese día los chicos vendrán a mi vereda, donde podrán tenerlo a toda hora. Como era antes. Como lo pensó Alguien que yo sé.

jueves, 15 de abril de 2010

Algunas verdades del burro

Inteligente propiamente dicho son sólo los hombres, decía un profesor mío de antropología filosófica. Pero si de animales hablamos, parece ser que los burros no son ningunos burros (mal que le pese al principio de identidad). Según dicen, en relación a su tamaño, los burros son tan inteligentes como los otros équidos. Incluso pueden tener reacciones más inteligentes que el caballo. Independencia y terquedad, analizar la situación, son cosas por las que se los juzgaba de tontos o torpes.

Pero esto no es lo único que me enteré de los burros. Por eso empecé a pensar en que ha sido muy desmerecido el pobre animal. Decía Papini en ocasión de la entrada de Jesús a Jerusalén en un asno salvaje:

Se ha dicho hasta nuestros días que Jesús quiso por cabalgadura un asno como señal de humildad y de mansedumbre, como si quisiera simbólicamente significar que iba hacia su pueblo como el Príncipe de la Paz. Pero se ha olvidado que los asnos en la juventud de los tiempos y de la fuerza no eran los tardos cargueros de nuestros días, huesos cansados en piel desgarrada, entorpecidos por tantos siglos de esclavitud y empleados solamente para llevar cestos y sacos por las piedras de las malas subidas. El asno antiguo era animal orgulloso y guerrero; hermoso y gallardo cuanto el caballo y digno de ser sacrificado a las divinidades. Homero, que de parangones entendía y no quiso deprimir a Ayax el forzudo, al orgullosísimo Ayax, cuando se le presentó la oportunidad de compararlo al burro (sic). En cambio, los Judíos se valen de los asnos no domados para otras comparaciones. “El hombre es falto de sentido y temerario de corazón -dice Sofar Naamatites a Job- que nace semejante al pollino de asno salvaje. Y Daniel cuenta que cuando Nabucodonosor, en expiación de sus tiranías “fue echado de entre los hombres, su corazón se hizo como el de las bestias y su morada fue con los asnos silvestres”.

viernes, 9 de abril de 2010

La resurrección de Jesucristo

El Domingo de Pascua el cura estuvo, en mi opinión y con todo respeto, “mordiendo la banquina”. Entiendo que al hombre moderno (incluido el que aquí suscribe) se le hace difícil “entender” la resurrección de Jesucristo (no digo creer, digo entender, y va entre comillas porque es la palabra clave). Por eso comprendí al cura cuando explicó que la resurrección de Jesucristo no es un suceso que se pueda “registrar en cámara de foto o video”. También cuando dijo que “es algo que nos puede llegar a cada uno en un momento distinto de la vida” (el encuentro con Jesús resucitado).
Pero si no se hacen posteriores aclaraciones, esto es algo peligroso, algo que puede conducir a error. Los más estudiados ya se darán cuenta a qué me refiero, y tendrán académicas explicaciones sobre este “error”. Yo algo intuí. Por eso me vino muy bien el boletín de la revista digital Humanitas (de la Universidad Católica de Chile): “La resurrección física de Jesucristo”.

Es común saber hoy de fieles, que se dicen cristianos, que sin embargo niegan el valor histórico del testimonio inspirado de la Sagrada Escritura e interpretan de modo puramente mítico, espiritual o moral, la resurrección de Cristo. El papa Pablo VI –quien vio en estas tendencias el renacer pluriforme de viejas expresiones de gnosticismo– proclamó la necesidad de contemplar este misterio colmados de admiración y estupor –como ante el de la Encarnación y concepción virginal– «dejándose introducir, con los apóstoles, en la fe en Cristo resucitado, en quien sólo puede darse la salvación».
(Más y muy bueno aquí).

El secreto es no despojar al misterio de su cualidad de misterio. No querer hacer entrar todo dentro del entendimiento humano. Y así evitar reducir el suceso a un fenómeno meramente humano.

domingo, 4 de abril de 2010

Pascua de Resurrección

A las doce, en el silencio del barrio y de la noche, sonaron las campanas del convento. Lo escuchamos y lo comentamos. Feliz coincidencia, a las doce y veinte ya llegaba en mi libro de la historia de Cristo al relato del día de la Resurrección.
Hoy a la mañana, con el mate, los chicos abrieron un huevo de Pascua. Para tener derecho a abrirlo, el mayor tuvo que decir qué se celebraba. Es una forma de no olvidar el verdadero sentido de la fiesta.
Aunque las monjas del ya mencionado convento, que hacen y venden huevos, dieron también su explicación. A ver qué les parece (clic para agrandar)...