jueves, 31 de octubre de 2013

Sentido

Qué será eso de que musiquear tiene sentido, bien no lo sé. La primera vez que lo escuché fue de boca de Cecilia Todd, en un tradicional y famoso polo margariteño de Venezuela:
 
El cantar tiene sentido, entendimiento y razón.
(Polo margariteño, venezolano)
 
Y pensé que era algo venezolano. Pero estos días escuché algo parecido en un canto español que grabaron muy lindo Luna y Juan. Así que la historia debe comenzar antes…
 
El bailar tiene gracia y el cantar brío,
el tocar el pandero mucho sentido.
(La rondadora, ajechao español)

martes, 15 de octubre de 2013

Alter mundi - X. Isla Tabor


Quien diría que, tanto tiempo después, aparecería una décima entrega de la serie Alter mundi. Esto empezó cuando nos embarcamos con F. en el Duncan, navío de bandera inglesa, y descubrimos un mensaje del Capitán Grant en una botella. Julio Verne nos puso entonces en un voyage autour du monde siguiendo la pista del famoso capitán a lo largo del paralelo 37 de latitud sur.

Yo tengo bastante visto el globo terráqueo y suelo interesarme por los puntos muy australes, muy septentrionales o las islas muy remotas. Por eso cuando habíamos recorrido Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda y mencionado islas intermedias, pensé que ya no quedaba tierra por visitar en esa latitud. Sin embargo entonces, justo al final del viaje, el capitán John Mangles nos llevaba a una isla desierta llamada María Teresa o Tabor, en las coordenadas 37º11’S, 153º00’O.

¿Dónde estaba esa isla? Nunca en mi vida la había visto. Pero Verne no iba a inventar un lugar de ficción después de todo ese recorrido geográfico tan preciso. Y no lo hizo. Lo que pasaba es que la Isla Tabor (o María Teresa) es lo que se llama una… ¡isla fantasma!

Se llama isla fantasma a aquella “que aparece en la cartografía histórica por un período más o menos largo hasta que finalmente se asume o confirma su inexistencia” (Wikipedia). La Isla Tabor “fue señalada inicialmente el 16 de noviembre de 1843 por el capitán naval estadounidense Asaph P. Taber, apodado ‘Tabor’, quien dirigía el barco ballenero María Theresa”, en las coordenadas 37º00’S, 151º13’O (Wikipedia).

El dato parece que tarde o temprano fue discutido, porque según dice también Wikipedia: “Si se observa la bitácora de Taber, se nota que alterna las palabras breacker (rompiente costera) y breacher (el “surtidor” de una ballena), lo cual hace dudar aún más de las noticias iniciales del descubrimiento”.

Julio Verne nunca pudo saber, cuando escribió "Los Hijos del Capitán Grant", que en 1957 se hizo una búsqueda sin éxito por la zona. Ni que en 1983 se “recalcularon las coordenadas” (sic, Wikipedia), apareciendo que la ubicación real sería 36º50’S 136º39’O, pero la búsqueda, que para ese entonces ya contaba con fotografía satelital, también fue infructuosa.

Queda así eximido don Julio de error en este aspecto. Y quedamos nosotros con una historia fantástica que, al parecer, podríamos seguir disfrutando en el libro que sería una especie de continuación: “La Isla Misteriosa”.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Empezaré a leer un...

[ACTUALIZACIÓN: No me gustó este libro, ver allá]


Empezaré a leer un bestseller
Lo que escuchó, no se horrorice...
No, no es el chiste de la Biblia (aunque bien que vendría leerla más), es efectivamente lo que se entiende comúnmente por bestseller
Es recomendado, de muy buena fuente, hace varios años. Le muestro un fragmento de la introducción que hizo el autor para presentar el libro, pa’ que vea de que hablamos:
Pero una duda me asaltaba sin cesar: ¿Por qué se construyeron esas iglesias? Hay respuestas sencillas -para glorificar a Dios, para satisfacer la vanidad de los obispos, etc.-, pero a mí no me bastaban. Los constructores carecían de la maquinaria adecuada, desconocían el cálculo de estructuras, y eran pobres: el príncipe más rico vivía peor que, pongamos por caso, un recluso en una cárcel moderna. Aun así, lograron erigir los edificios más hermosos jamás creados y los construyeron tan bien que cientos de años después todavía siguen en pie para que nosotros los estudiemos y admiremos.
(…)
La explicación no resulta sencilla. Es en cierto modo como tratar de entender por qué el hombre del siglo xx destina tan grandes sumas de dinero a explorar el espacio exterior. En ambos casos interviene toda una red de influencias: curiosidad científica, intereses comerciales, rivalidades políticas y las aspiraciones espirituales de una humanidad atada a este mundo. Y tuve la impresión de que existía una sola manera de trazar el esquema de esa red: escribir una novela.
(Ken Follet, Los Pilares de la Tierra, Introducción)

martes, 8 de octubre de 2013

Evangelio autóctono

Nunca lo siento tan “de casa” al Evangelio, nunca podría imaginarme a Jesús en estas tierras como lo hago cuando se lee la lectura del pasado domingo (Lc 17, 5-10): “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera…”. ¡La morera! Pedazo ‘e cielo en la tierra, refugio de los paisanos…

Más de autoestima

Siguiendo con el curso de autoestima para mujeres adolescentes:
Chatura es, por ejemplo, tener una obsesión por la panza chata.
No es grandeza, en cambio, tener obsesión por tener pechos grandes.
Ni es firmeza que la cola no se caiga.