lunes, 21 de diciembre de 2009

Regalo de Navidad

Las anotaciones de pendientes se multiplican.
Ni las agendas de una hoja por día sirven. Tarde o temprano se llenan. Entre renglones se puede escribir, y fuera de los márgenes también.
Para Navidad quiero que me regalen una agenda explosiva. Cuando las ocupaciones son demasiadas, la agenda estalla en las propias manos. Y así uno queda dispensado de todos los compromisos.
Libre para decir: ¡Feliz Navidad!

jueves, 10 de diciembre de 2009

¡Allanad los caminos!

El Adviento se empeña en hacerse notar, en medio de las ocupaciones que lo quieren ahogar.
F. pregunta por la eternidad de Dios y cómo es que entonces (si es eterno) nace en Navidad; el obispo manda una carta llamada “Discípulos misioneros” y a uno le recuerda los impulsos juveniles (¡pero el llamado es también hoy!).
La Virgen Inmaculada me regaló un descanso y volví a la lectura de la Historia de Cristo de Papini. “La magia sigue intacta”, diría un diario deportivo. Papini apasiona con sus palabras apasionadas... “Pero el Subversor más grande es Jesús. El supremo Paradojo, el Agitador radical y si miedo. Su grandeza está aquí. Su eterna novedad y juventud. El secreto por que gravita todo corazón grande, tarde o temprano, hacia su Evangelio”.
Tiempo para oración, confesión, propósitos... ¡Allanad los caminos!

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Detalles de una boda en tiempo de Adviento

Con lo que me gustan las variaciones a las típicas fiestas de casamiento, me agradó mucho que los novios no largaran el baile con Strauss sino con una canción “valseada”. Porque las variaciones se eligen por algún motivo, y eso carga de sentido a algunos actos que ya lo perdieron (esos que son parte del paquete comercial de la fiesta de casamiento). Así que me puse a escuchar.
Era una canción del español Joaquín Sabina. El estribillo venía a cuento: “Que todas las noches sean noche de bodas, que todas las lunas sean lunas de miel…”. Pero la verdadera sorpresa no fue esa. Sino el elemento anacrónico. Verán.
Los novios no se habían percatado que estaban en vísperas del primer domingo de Adviento. Y que uno de los versos de la canción dice: “Que el fin del mundo te pille bailando”. Eso marcaba un fuerte contraste. Comenzaba la primera etapa de este tiempo de preparación, que está dedicada a la venida final. Los relatos escatológicos que hablan de la gente sorprendida en diversiones o preocupaciones de la vida, y el llamado a estar prevenidos, a perseverar y orar. ¡Menudo fracaso si ese momento nos sorprende bailando!