jueves, 30 de diciembre de 2004

La última confesión y su día

Sentí que debía insistir. La iglesia estaba vacía, salvo por dos o tres almas sentadas por allí en la oscuridad. Pero detrás de la gran puerta de madera con herrajes negros y dos pequeños miradores en forma de ventanita, se veía luz. Se adivinaba lo que cada tanto podía ser una voz y reflejos de algún movimiento. ¿Habría alguien adentro?
Hacía allí me habían llevado las instrucciones del guardia del patio: "primera puerta a la derecha, pero no sé si a esta hora...". Golpeé. Golpeé otra vez. Golpeé cuatro veces. Un viejito me vio. "Creo que están confesando", me dijo. "¿Cree que me atenderán?", le pregunté. No me dijo nada, pero no me sacó las esperanzas. Si había golpeado cuatro veces había sido como quién se siente que debe insistir, que debe rogar a Dios incansablemente para que lo escuche, quién siente que debe ser el amigo o la viuda pedidores del Evangelio. Pero luego pensé que si estaban confesando, ya mis golpes podían ser molestia. Así que esperé en silencio.
Por fin después de un rato, Dios respondió. Apareció un cura, despidiendo a un fiel que se iba recién limpito. Me invitó adentró e hice mi confesión, y él hizo su parte, dándome el perdón de Dios.
¡Zás! Yo de buen humor, dejando la Iglesia y descubro que tienen una librería muy grande toda iluminada. ¡Tentación! No sé si debería gastar... pero no pude resistir. Y compré un libro arriesgado, pero cuyo tema me apasiona: "Humanismo Integral", de Jacques Maritain (espero entenderlo bien).
O bien para sacarme cierto sabor dulce (como castigo por haber sucumbido a la tentación) o bien para incentivarme más (como aprobando la compra), esa misma noche Castellani me espetó:
"(...) existe hoy un movimiento optimista llamado 'democristianismo' que espera la salvación para el amenazado mundo nuestro, de medidas políticas; para lo cual ha insertado la religión en un sistema particular de gobierno (en el mejor de los casos): la 'democracia'. No digo que ellos sean malos cristianos todos, no los son todos, ni menos herejes; mas lo cierto es que desconocen la visión pesimista del 'Mundo' que siempre tuvo la Iglesia; y la de la 'Política', que tienen hoy los cristianos; e incluso los filósofos: el desorden actual es tan vasto y profundo que la 'inteligencia política' no solamente es impotente a solucionarlo, más aún a abarcarlo entero –dijo Jácome Maritain el cual sin embargo se volvió después democristiano".*
Justo. No queda otra: ¡a leer! Estoy lejos de poder enroscarme en este tema demasiado y los pensamientos que sí vengo elaborando son tema de otro post. Empezaré leyendo Maritain (así como leo Castellani) ya que algo de verdad debe tener.
* "Las Parábolas de Cristo", De las muchachas buenas y las bobas.

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