El último suplemento de cultura de Clarín (Eñe) habla de un libro llamado Mitología Cristiana y habla de los mitos de las distintas culturas que adoptó el cristianismo para poder "imponerse". He visto también otras veces esta expresión: "el cristianismo impuso...", aunque ahora no tengo a mano las citas.
Creo que para alguien que no tiene una vida familiarizada con la religión, con conocimientos o prácticas religiosas cristianas, la Evangelización puede ser vista como una imposición, mas es un error en el que estaría incurriendo. Porque la conversión que logra la evangelización no es una imposición, ni a la fuerza ni por voto de las mayorías. La Evangelización es la transmisión de la fe que nos reveló Dios por Jesucristo (y a través nuestro revela a los demás).
Hay también a veces una lectura moderna que es mala, parcial, superficial. Bajo la consigna de "no imponer", se desarrolla y crece una falsa caridad, un falso amor por el prójimo, un falso "respeto del otro". Hoy es común pensar que respetar al otro sea dejarlo hacer lo que quiera. Se piensa que preocuparse por el otro es eso, dejar que haga lo que quiera y se dice que tal actitud es respeto, tolerancia, es dar libertad. Y con eso nos evitamos el trabajo más arduo, más comprometido, más difícil, la verdadera preocupación por el otro, el verdadero amor. Porque el verdadero amor por el otro es tratar de darle lo mejor, luchar por su bien aún buscando (con el consentimiento de su voluntad libre) que cambie su pensamiento por uno mejor, que cambie sus actitudes por una mejor. Como hace un padre con un hijo o simplemente un amigo con otro.
Nada nuevo bajo el sol, dirán los que ya saben de esto. Podríamos citar miles de ejemplos. Y también se aplica esto a un nivel "político", por llamarlo de alguna manera. Relacionado con esto siempre me gustó el fragmento que puso Hernán en Esperando Nacer, era de "Vida de Don Quijote y Sancho" de Unamuno y decía así: link.
Pondré otro ejemplo, aunque esta vez no tenga que ver con la Evangelización pero si con el diferenciar imponer de preocuparse. Hace tiempo un señor escribía una carta a la Revista La Nación algo así (no es textual): "no pongan más ese horóscopo, no es serio". Y otra carta le respondía: "porque quiere censurar, deje que pongan lo que quieran, Ud. no lo lea y listo". ¡No! ¡Que siga el señor! El señor confiaba en la seriedad de La Nación y el quería que saquen el horóscopo, porque no le parecía cosa seria, era cosa que no convenía a su querido diario (no entremos en juicios acerca del diario, eso tema aparte). Ese señor se preocupaba por el diario que quería.
Claro, me podrán decir: "¿Con que autoridad puede el señor decir que el horóscopo no es serio?" Pues si hicimos suficiente estudio de un tema y concluimos en que es poco serio, no seamos cobardes, no temamos pecar de falsos tiranos censuradores de libertades de expresión y digamos en voz alta lo que nos parece que está mal. Además de nosotros, para esas y otras cosas están las "autoridades morales", que son las que captan cuando nos estamos desviando.
Antes que se maten de risa les digo que ya sé que hoy día pocos aceptan (si acaso se plantean) que haya una Verdad absoluta a la cual todos podamos arribar (y entonces puedan algunos avanzados en su camino proponerla -no imponerla-) y mucho menos hay hoy en día alguien que acepte una autoridad moral.
Antes que se maten de risa les digo que ya sé que hoy día pocos aceptan (si acaso se plantean) que haya una Verdad absoluta a la cual todos podamos arribar (y entonces puedan algunos avanzados en su camino proponerla -no imponerla-) y mucho menos hay hoy en día alguien que acepte una autoridad moral.
"Che, ¿qué sabes vos si los horóscopos son vanos?" No estoy hablando de los horóscopos, era sólo un ejemplo de actitud, pero te aseguro que aunque sepamos que los horóscopos son malos, en nombre de la libertad de expresión permitiríamos que anden publicados en todos lados. Claro, no hay que "imponer".
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