martes, 4 de enero de 2005

Estos días de nuevo el sufrimiento

El misterio del sufrimiento. Y la respuesta, la última, la incomparable: Dios se hizo hombre y bajó a la tierra a sufrir con nosotros. Nos acompañó, pasó por lo mismo; y por algo peor, porque era justo, sin mancha.

Todo para gloria de Dios. Misterios que iluminan.

Y hay veces en que uno ensaya nuevas preguntas (cuando suceden esos cataclismos que devastan una región, por ejemplo). Y quizás uno peca al decir: ¿por qué Dios vino y nos acompaño en el sufrimiento y no nos explicó el por qué?

¡Qué faltos de fe! Me imagino: ¿podría ese "por qué" decirse en nuestro idioma, en el lenguaje en que hablamos nosotros, seres caídos? No sé, ya sabemos que es un misterio. Pero... ¿no te das cuenta lo que significa que Dios venga y diga: "no te puedo evitar la muerte, pero moriré con vos"? Cuando lo "entendés" aunque sea un poquito, lo menos que puede pasar es que pares de hacer lo que estás haciendo, que te estremezcas un poco.

Cuando Dios me hace entender esto, su misterio de hacerse hombre y sufrir (aunque entenderlo de una manera parcial, en forma de esbozo, en forma de estremecimiento del corazón), además de preguntas tengo nuevas respuestas; como esta que extraigo de otro contexto, esa respuesta que daba Anastasio Cruz a su patrón el arriero Antenor Sanchez cuándo este les ofrecía a sus peones, en un duro momento de la travesía, seguir o volver.

"Patrón Antenor, usted también ha padecido a la par de nosotros... ¿Cómo cree que vamos a dejarle la tropa botada aquí? Hagamos otro esfuerzo. Por mi parte, yo estoy a lo que usté ordene".*

* Estas palabras son parte de la obra "El viento blanco", de Juan Carlos Dávalos; tomadas del libro "Prosa Moderna, Antología para la enseñanza media", de Albino G. Sánchez Barros, 1953.

1 comentario:

XavMP dijo...

Muy buen post. clap clap clap.
Aguante la corredención que nos dá sentido al sufrimiento.
Gracias Dios.