domingo, 24 de junio de 2012

Dedicado a Cristián D. y María M.

Sucedió todo casi en el mismo lugar. Y casi al mismo tiempo. Como si en el mismo tren que llega a nuestra estación se bajara un amigo y se subiera otro.

Cierto que sería pretensioso de mi parte llamarlos amigos, porque casi no los conozco. (Es probable que detrás de la aparente prudencia de esta afirmación se esconda una debilidad. Y es que en mi vida siempre fui un “amigo pasivo”. Después de ir hacia ellos, simplemente dejé que se queden o se vayan. Algún día aprenderé que a los amigos hay que conquistarlos. Y así arrogarse el título sobre alguien y decir: “este es mi amigo”. Y luego hacer honor a lo dicho, por supuesto).

Despedir o conocer a alguien por primera vez son cosas muy distintas. Pero algo especial une a los dos sucesos en este caso. Quizás sea el hecho de que encontrado y despedido se conozcan entre sí. Quizás sea el hecho de que se trate de dos almas buenas, esas que no se encuentran todos los días en medio del mundo.

Vaya para ellos este poema, que encontré hoy al pasar:

Gloria a Dios sea dada por las cosas abigarradas;
por los cielos de doble color como una vaca pinta;
por las motitas rosa, todo en dibujo puntillista, sobre la trucha que nada;
castaño en cataratas de ardientes brasas frescas, alas de los pinzones;
paisaje ajedrezado, aparcelado, apriscos, tierras en barbecho, aradas;
y las faenas todas, sus aperos, aparejos y aderezos.

Todo lo que es a sí mismo contrario, singular, raro, extraño;
todo lo que es voltario, vario (¿quién sabe cómo?),
con lo veloz, lo tardo; con lo dulce, lo agrio; con lo deslumbrante, lo opaco;
todo nace del Padre, en quien habita su hermosura inmutable:
_____Alabadle.

(Varia hermosura, de Gerard Manley Hopkins, trad. P. Ángel Martinez, S. I.)

4 comentarios:

Fernando dijo...

Curioso lo del "amigo pasivo", Juan Ignacio. Siempre ha habido gente con magnetismo, gente que atrae a los demás aunque no se moleste en buscar su amistad. Nunca ha sido mi caso, desde luego.

Quedó un poco triste lo del amigo que se va, espero que no sea "despedido" para siempre. Tal como lo escribes parece que se fuera a morir y nunca fuera a volver a vuestra vida.

Me gustó mucho la traducción. Supongo que siepre digo lo mismo en las traducciones que cuelgas, pero ésta me gustó. Supuse que el jesuita traductor era o es argentino: no entendí lo de "voltario", hube de buscarlo en el Diccionario, donde no aclaraban si es una voz propia de Argentina.

Juan Ignacio dijo...

Hola Fernando, "voltario" yo lo encontré en la RAE. Quiere decir inconstante o algo así. No es argentinismo. Supongo que el jesuita es español, ya que olvidé decir que el poema lo encontré en un libro que es una antología hecha por un autor español: Antología de la poesía católica del siglo XX, de Emilio del Río, S.I. también.

Fernando dijo...

Vaya...

Me sonó argentino, quizá por "los morlacos del otario" del tango Mano a mano.

Nunca lo había oído, desde luego.

Juan Ignacio dijo...

Y resultó ser que el original es:

"Glory be to God for dappled things..." (clic)

Y que la publicación Dappled Things se inspira en este verso.