domingo, 9 de febrero de 2025

Estarás. Volverás.

(Sin las licencias correspondientes)

Quizás sea un pensamiento muy antiguo. Decir que uno va a visitar a la persona cuando visita su tumba. Ese “estar allí” del difunto. Y nosotros con él.

Juan Ramón Jiménez le dice a Platero que cuando muera no lo dejará por ahí sino que lo enterrará bajo el pino. Y Platero “estará allí” y participará de todo lo que suceda en el jardín:
“(...) Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta. Estarás al lado de la vida alegre y serena. Los niños jugarán y coserán las niñas en sus sillitas bajas a tu lado. Sabrás los versos que la soledad me traiga. Oirás cantar a las muchachas cuando lavan en el naranjal, y el ruido de la noria será gozo y frescura de tu paz eterna. Y, todo el año, los jilgueros, los chamarices y los verderones te pondrán, en la salud perenne de la copa, un breve techo de música entre tu sueño tranquilo y el infinito cielo de azul constante de Moguer”.
Miguel Hernández va más allá y dice que su amigo Ramón Sijé “volverá” en la naturaleza. Los restos del difunto estercolarán la tierra pero este estará presente no solo en cuerpo sino hasta en alma:
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
(...)

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
(...)"
No de casualidad tomé a esos dos, creo yo. Pero lo simpático es que buscando datos en Google (para ubicarlos bien en mi cabeza en tiempo y espacio), me encontré con esto que el de Moguer, con su Platero ya escrito hacía tiempo, escribía sobre el de Orihuela al conocer su Elegía:
En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía [sic, por elegía] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la «poesía pura» deben buscar y leer estos poemas”.

viernes, 31 de enero de 2025

Triunfo desde Navidad

(30/ene)

Hace mucho traje acá un fragmento de Chesterton en donde hablaba de la Navidad como el triunfo en una batalla. Una emocionante visión del bien triunfando sobre el mal, de Dios contra el Enemigo en sentido espiritual, reflejada en esa batalla material: escapando del enemigo Herodes; un símbolo, mostrando a Dios que logra penetrar en las entrañas del mundo, naciendo en una cueva.

Esa visión épica de la Navidad siempre me quedó en el recuerdo y hoy, escuchando otra vez El cant des ocells (acá también lo traje una vez), me pareció vislumbrar algo de aquello en la parte del zorzal, que en Navidad ya se adelanta a la Pascua diciendo que la muerte ha sido vencida:
En veure despuntar el major lluminar en la nit més ditxosa,
els ocellets cantant a festejar-lo van amb sa veu melindrosa.
(Al ver despuntar el mayor resplandor en la noche más dichosa
los pajaritos van a cantarle con su delicada voz).

L'àliga imperial pels aires va voltant, cantant amb melodia,
dient: 'Jesús és nat per treure'ns de pecat i dar-nos l'Alegria'.
(El águila imperial va por los aires, cantando con melodía,
diciendo: Jesús ha nacido para librarnos del pecado y darnos la Alegría).

Cantava el passerell: 'Oh, que formós i que bell és l'Infant de Maria!'.
I lo alegre tord: 'Vençuda n'és la mort, ja neix la Vida mia'.
(Cantaba el pardillo: ¡Oh, qué hermoso y qué bello es el Hijo de María!
Y el zorzal alegre: Vencida ha sido la muerte, ya nace mi Vida).
Corolario en forma de pregunta: con esto de lograr Dios llegar al mundo hecho hombre sano y salvo, evitando los ataques del Enemigo, ¿no adquiere un sentido especial toda la vida de Jesús sin manifestarse hasta los treinta años?

sábado, 18 de enero de 2025

“Andarás bien” por la veintitrés

Este año recorrimos la “línea sur” rionegrina, es decir que hicimos la Ruta Nacional 23. De las cuestiones de rutas me encargo yo y, para un año de vacaciones más sedentarias, sin la emoción de largos planes ruteros, la idea era ponerle algún condimento usando al menos un camino nuevo.

Si van o vienen de la zona de Bariloche, les recomiendo hacer unos kilómetros más y evitar el alto valle del Río Negro, tan urbanizado. Y, por otro lado, el paisaje de la 23 es mucho más lindo que el de la “ruta del desierto” por La Pampa. La ruta 23 corre al pie de la meseta de Somuncurá y luego va ascendiendo muy suavemente las mesetas hasta el final de su recorrido en el Lago Nahuel Huapi. Recorre (según dicen en la Guía Turistel) una antigua rastrillada india y se acompaña (según se puede ver con los propios ojos) con el tendido del Tren Patagónico (San Antonio Oeste - Bariloche).

Si van desde Buenos Aires con escala, prueben General Conesa, San Antonio Oeste o Las Grutas. Lo más adelante que vayan en su primera etapa, les dejará más tiempo para hacer la 23 tranquilos. Y quizás darse un tiempito para el museo o el bosque petrificado de Valcheta (una localidad mucho más pintoresca de lo que me imaginaba).

En Valcheta y Los Menucos hay buenos servicios. También los hay en Ingeniero Jacobacci (cabecera de “La Trochita” hacia Esquel). Me hubiera gustado parar un rato junto al río Pichileufu o ver las Cavernas del Viejo Volcán ya llegando al Nahuel Huapi, pero quedará para otra vez. ¡Atención! No todo es color de rosa. Hay tramos de ripio en la parte final, pero igual vale la pena si la encaran con el espíritu que esta entrada les quiso transmitir.

Les dejo una especie de hoja de ruta:


Circunstancias especiales alteraron lo ordinario de este tiempo extraordinario y no pudimos estar de regreso por Casa de Piedra (para ello sí se requiere pasar por parte del Alto Valle y parte de La Pampa -el plan era ver también el Parque Nacional Lihué Calel-). Pero las mismas reflexiones que hicimos en aquella entrada en que estábamos imaginariamente a orillas del embalse Casa de Piedra se pueden hacer frente al Embalse Ramos Mexía en El Chocón.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Algo que pasó, un plan y deseos de feliz Navidad

Casi sin que los llame, este año vinieron los “clásicos”. No fue un “atropello voluntarioso” para cumplir con la máxima “apenas si hay tiempo para los clásicos” sino que simplemente les llegó su momento.

Cerré con “Diario de un cura rural” y “Crimen y castigo “ (que no son tan “clásicos” como la Divina Comedia o el Quijote) y ya concebí un plan para el año que viene, que se trata de la relectura de libros leídos hace veinticinco años o más.

Y es un plan que tampoco me parece hecho para cumplir alguna prescripción determinada (no tengo máximas al respecto), sino que surgió espontáneamente mientras leía autores que hace mucho no leía y de los que me dije: “quizás ahora los entienda de otra manera”. Y es tentador agarrar esos viejos ejemplares. Es más el gusto que me da pensar eso que el que otras veces me daba la idea de: “releer es bueno, pero quiero conocer más cosas nuevas”.

Quiero releer. Llegó el momento (aparentemente). En definitiva, cuando uno dice “apenas si hay tiempo para los clásicos” es porque no se trata de haberlos leído, sino de estudiarlos más, conocerlos, disfrutarlos. Así va a pasar entonces con algunos libros viejos, les dedicaré ese tiempo que quizás necesite para aprovecharlos mejor. Y leyéndolos como una persona nueva, claro, esa es la clave. Porque puedo decir, gracias a Dios, que no soy el mismo que hace veinticinco años (y aunque quisiera tener algunas cosas de aquél, soy feliz por las que ahora tengo).

Les deseo feliz Navidad a los que pasen por acá y hasta el año que viene si Dios quiere.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Impresión

Los espejos de agua “artificiales” tienen como un qué sé yo, ¡no es lo mismo! Pero no es que lo tengan ellos, en realidad, es uno el que lo tiene. Listo para admirarse de la belleza natural, se decepciona uno de saberlo no natural. El agua es agua. La orilla, orilla. Pero es un embalse. ¡Ah…!

Claro que uno no se lo podría decir en la cara al paisaje. Sería ofensivo. ¡Con lo lindo que se ve!

Tengo ganas de ver esa orilla de Casa de Piedra al atardecer. Sé que no voy a poder pensar que el pincel divino está allí trabajando solo, o por ejemplo evocar a ancestros que descansaban allí mismo, en definitiva sé que algo de la emoción se va a empañar…

No solo hacia atrás, también hacia delante las cosas no son iguales. Porque aunque lo natural sea frágil, lo modificado lo parece aún más…
Siempre que salía de la Universidad, generalmente -sobre todo al volve a su casa- había de sucederle, puede que le ocurriera cien veces, quedarse parado precisamente en aquel mismo sitio, contemplando con toda atención aquel panorama, verdaderamente espléndido, y casi siempre había de maravillarse de una impresión suya, vaga e inahuyentable. Una frialdad inexplicable infundíale siempre aquel magnífico panorama; un alma muda y sorda animaba para él aquel vistoso cuadro… Admirábase siempre de su antipática y enigmática impresión, y aplazaba, por no fiar de sí mismo, el explicársela para un futuro remoto”.
Crimen y castigo, Fiódor Dostoievski (edición de Biblioteca La Nación, 2001)

sábado, 23 de noviembre de 2024

Platero y yo

Sencillo es. Y creo que pretendía serlo. Pero no por eso vas a poder leerlo rápido. Si tenés el alma sensible, o edad para haber vivido ya algunas cosas, las frases más simples pueden ser enormes. Y entonces se hace forzoso detenerse. Sorprendido, para disfrutar.

Sencillo es pero también puede tener unos pasajes riquísimos. Y entonces la historia quizás pueda ser la contraria: si nunca sentiste algo así, casi que podrías saber lo que es leyendo esos pasajes.

Como cuando se lo llevan al perro Lord porque lo mordió un perro rabioso (cap. LI):
“La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban, sigue agujereando mi corazón como entonces, Platero, igual que la luz de una estrella muerta, viva siempre, sobrepasando su nada con la exaltada intensidad de su doloroso sentimiento… Cada vez que un sufrimiento material me punza el corazón, surge ante mí, larga como la vereda de la vida a la eternidad, digo, del arroyo al pino de la Corona, la mirada que Lord dejó en él para siempre cual una huella macerada”

martes, 29 de octubre de 2024

Catedral y música

Se ve que La Divina Comedia es una obra grande y completa. Por momentos siento que le pasé por encima como un vuelo nocturno, viendo allá lejos abajo pequeñas luces. Pero me siento satisfecho. Pude disfrutarla.

Dice Stefan Zweig (*): "Las generaciones se alzan y caen a su alrededor, mas él permanece inmutable, como una roca, y hunde si mirada su mirada en la inmensidad. Los Estados y naciones se precipitan a sus pies, reducidos a pequeños escombros, pero no se conmueve ni una sola piedra del edificio marmóreo de su poesia. El arte no posee nada mas inconmovible que los catorce mil versos de esta obra. Los monumentos que en aquella misma hora y en aquella a tierra se elevan piedra a piedra, como en el suyo verso a verso, antes se vendran a tierra todos ellos, el blanco Duomo de Florencia y el Palazzo Vecchio, antes se desvanecerán los cuadros del Giotto y Cimabué (sic), antes, digo, que se derrumbe esta catedral y se extinga esta música. Cuanto más penetra su obra en el horizonte de los tiempos, más natural, indestructible, más pétrea se acusa en el cielo eterno y sobre la tierra perecedera. Dante, el poeta, parece crecer en medio de las generaciones que cada vez conciben unos planes más mezquinos".

Si algo me llamó la atención fue la capacidad de Dante de hacer comparativas de los sucesos que veía o vivía él mismo con infinidad de sucesos históricos o de leyenda, cuando no con sucesos ordinarios de la vida de ciudad o campo. Y extensas frases a veces, y por eso más pintorescas. Fui marcando muchas pero tomo una al azar, del canto IX del Purgatorio:

“(...)
No de otro modo se inquietara Aquiles, 
volviendo en torno los despiertos ojos 
y no sabiendo dónde se encontraba,

cuando su madre de Quirón a Squira 
en sus brazos dormido le condujo, 
donde después los griegos lo sacaron;

cual yo me sorprendí, cuando del rostro 
el sueño se me fue, y me puse pálido, 
como hace el hombre al que el espanto hiela
(...)”.

(*) Texto de 1921 puesto a modo de prólogo en la edición de La Divina Comedia de Editorial Juventud / Ediciones Continente, 2015. Esta edición tiene además muy buenas notas. Pero está en prosa.

domingo, 29 de septiembre de 2024

Algunas palabras originales (en canciones)

Conocimos a Linda Ronstadt en un recital, ya no me acuerdo en qué escenario, cuando cantaba “Tumbling dice”. No la volvimos a ver hasta mucho tiempo después. Cuando la encontramos ella era unos años más joven y había recién grabado “Long long time”. Ahí supimos definitivamente que ella era una cantante que se las traía.

Pero no hablaremos acá de ella sino del primer verso de esta última canción, compuesta por Gary White, que pone a la cantante en la necesidad de decir (en el primer verso, solo y bien separado), una palabra que me parece que no me equivoco si califico de original: Love will abide…

Saltando un poco en el tiempo nos encontramos hoy con una banda bastante nueva de Austin, Texas, llamada Black Pumas. Su estilo es definido como soul psicodélico y su éxito fue “Colors”. En el tema “Confines” usan la palabra “merrily”. Si bien conocía la palabra, por ejemplo, por una vieja canción irlandesa llamada “Merrily dance the quaker”, nunca la había escuchado pronunciar (o no lo recordaba).

“Desperado” es una palabra bien escuchada en el ambiente musical como el que nos estamos moviendo. Lo notorio es saber que la recoge la RAE como una expresión en desuso similar a “desesperado” aunque tiene una significación especial como la característica de un delincuente dispuesto a todo.

La famosa canción “Desperado” de los Eagles pareciera no hablar de un criminal sino que habla de problemas sentimentales. La canción la grabaron muchos artistas, incluyendo a Linda Ronstadt, claro, que era muy cercana a los Eagles. Esta canción me hizo seguir pensando que la Ronstadt es una gran cantante, pero que prefiero la voz de Karen Carpenter (la Carpenter puede hablar musicalmente, como doña Sílvia).

sábado, 21 de septiembre de 2024

Y uno con Marechal

Leo ahora Marechal y vuelvo a reír (otra ventaja sobre Borges).

Uso un pocillo que tiene grabada una foto de la Casa Histórica de la Independencia. Caliento el agua en una jarra eléctrica que compramos porque es igual a la que habíamos usado en la casa de la señora Yolanda en el valle de Cwm Hyfryd. Tengo en la mano el cuarto tomo de las obras completas marechalianas (¡es tan cómodo!) y estoy releyendo “Megafón, o la guerra”.

Aún en los momentos serios de un libro de Marechal uno se puede reír. Quizás porque Marechal estaba impregnado de algo de ese humorismo angélico del que predicaba en el prólogo del Adán (la sonrisa con la que miran los ángeles las locuras de los hombres). Quizás porque toda empresa del hombre camina entre lo sublime y lo ridículo, como declara de continuo su personaje de esta novela (que es tan él como el relator).

(...)

Ya la primavera ríe sobre las tumbas, canta en el buche de los pájaros, arde en los retoños vegetales… Ya la gente se demora más en la calle, ya la pizzería para llevar tiene las sillas para esperar afuera y hay un aire que es como el fondo de una grabación de alta calidad donde todos los sonidos se escuchan como recortados perfectamente… La luna tiene un leve nimbo y brilla imponente…

sábado, 14 de septiembre de 2024

Un ratito con Borges

Estimado profesor”, le digo mientras apoyo en su escritorio “La canción de Rolando”, “El Cid”, “Don Quijote de La Mancha” e “Ivanhoe”, “creo que voy a leer un poco de Borges”.

Si veo que me va a cuestionar, uso la lógica de esa canción “Pilchas gauchas” (Que cultivemos la música/ de algún lejano país/ seguro que es pecau/ si conozco la de aquí.) y le canto:

Que realicemos lectura/ de ese tal José Luis/ seguro que no es pecau,/ si ya hicimos la del Cid.

Debo decir que esta vez estaba más preparado para Borges. Para quedarme con algo más que el ingenio. Marqué unas imágenes muy lindas (sobre todo en “Hombre de la esquina rosada”). Esas cosas que cuando era chico uno no veía (menos aún si uno pintaba para matemático). Ponerlas acá sueltas no sería lo mismo que encontrarlas de paso, de sorpresa, inmersas en una historia.

Los cuentos solamente ingeniosos no me alcanzan. Me tiene que gustar el ambiente en general. Por eso me gustaron “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, “Hombre de la esquina rosada”... Y me gustan más los ambientes de Borges que, por ejemplo, los de Cortázar (por eso los ingenios de Cortázar no arraigan en mí).

En los grandes temas prefiero cómo los trata Marechal. Lo que me más me dejó pensando, de todos modos, fue ese ingenioso pasaje de “El inmortal” en que dice:

“(...) lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal. He notado que, pese a las religiones, esa convicción es rarísima. Israelitas, cristianos y musulmanes profesan la inmortalidad, pero la veneración que tributan al primer siglo prueba que sólo creen en él, ya que destinan todos los demás, en número infinito, a premiarlo o castigarlo”.

El punto es astuto, pero falla. La inmortalidad de mi religión no es muchos años contra unos pocos. La eternidad es más que el tiempo sin fin. Eterno es distinto a inmortal. Eterno es fuera del tiempo. Y precisa la mortalidad. Y sí, efectivamente estos pocos años son cruciales para esta llamada eternidad. Por eso la eternidad es tan importante. Por eso esta vida es solo un medio. Y si nos empeñamos tanto en los medios, es por el valor del fin.

A su vez, el valor definitorio de esta vida en la que nos empeñamos por la otra (eso que parece hacerla desmesuradamente importante si olvidamos que es un medio), no está ni siquiera signado a nuestra sola voluntad o méritos. Y los afanes deben ser por dejarse ir ganando por la voluntad del que habita en la eternidad.