No tengo el compromiso de alguien del ambiente de la literatura. No tengo por qué haber ya leído todos los nuevos poemas de Enrique García-Máiquez. Porque no tengo que hacer una reseña, una crítica ni nada por el estilo.
Eso me da algunas ventajas. Puedo leer los poemas a la velocidad que quiero (¿Qué apuro hay? Para leer un verso hace falta una vida, recuerda Enrique que decía Rilke). O puedo mencionar uno, antes de conocer todos. Como el que les voy a mostrar, que se llama Correspondencias.
No bien llegué a ese me detuve. Y aún no pude seguir. Detenido, pero sanamente inquieto. Como aquel que crea poemas, que necesita hacer salir eso que tiene adentro, con el consiguiente alivio, el blogger hace lo mismo. Aquello que necesita salir se hace entrada de blog. Y hoy esta dice: “Vean este magnífico poema”.
Eso me da algunas ventajas. Puedo leer los poemas a la velocidad que quiero (¿Qué apuro hay? Para leer un verso hace falta una vida, recuerda Enrique que decía Rilke). O puedo mencionar uno, antes de conocer todos. Como el que les voy a mostrar, que se llama Correspondencias.
No bien llegué a ese me detuve. Y aún no pude seguir. Detenido, pero sanamente inquieto. Como aquel que crea poemas, que necesita hacer salir eso que tiene adentro, con el consiguiente alivio, el blogger hace lo mismo. Aquello que necesita salir se hace entrada de blog. Y hoy esta dice: “Vean este magnífico poema”.
Correspondencias
Los árboles –las raíces
más hondas cuanto más cielo
en las ramas– nos enseñan
la ardua ley del crecimiento.
¡Qué haya que crecer igual
hacia dentro
que hacia afuera! Cuando miro
hacia fuera, me entra miedo.
Las altísimas estrellas,
¿qué profundísimo hueco
necesitan en mi alma
para brillar en lo negro?
Es casi una oración al final. Un pedido al Creador. ¿Qué debo dar, qué vacío hacer, qué profundísimo hueco Señor, para poder ver las estrellas brillar, para ver que no es todo oscuridad, para poder mirar hacia arriba, para que haya más cielo en mis ramas?
6 comentarios:
Es bueno el poema y también tu glosa, Juan Ignacio.
Me gustó lo de "Que haya que crecer igual / hacia dentro / que hacia afuera". Parece retador, en los tiempos que corren.
Espero que puedas seguir leyendo y que te sigan gustando y que traigas más post-comentarios, Juan Ignacio.
No hay caso, lo que nos dice un poema es inefable, es como la oración o el amor.
Hay una especie de estado interior que nos hace conectar o no con el poeta, y debo confesarte, que a mí éste, no me ha tocado la fibra como pudiera suceder en otro momento y circunstancias de mi vida. Me ha pasado con los salmos, y en general con ese tipo de "textos", también con las letras de canciones, también poesía.
Saludos
Coincido: A mí me gusta especialmente la última estrofa. Para guardarla dentro de uno y rezar.
Muchísimas gracias por esta magnífica lectura, tan honda y tan alta.
Lo ve bien Fernando: la glosa es muy buena. Abrazo a ambos.
Cuando agradecí no había visto el generoso comentario de JdN. Muchas gracias. Y por supuesto a AleMamá, tan delicada que pone como comparación... ¡los Salmos!
así es, E.G.Máiquez, jeje
Saludos
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