Otra vez elecciones. Otra vez algo que parece manía pero no lo es. Otra vez ver qué piensan los candidatos sobre el tema de la legalización del aborto.
Por un momento pretendo llamarme a la razón y digo: “¿Puede ser éste el único criterio para elegir candidato?” Pero como sé que a veces la verdad se aleja de lo que el mundo considera sensatez, no me dejo intimidar y digo: “No será el único criterio, pero es un filtro”. Que el candidato esté en contra, y lo declare claramente, es un sine qua non para darle mi voto.
Yo no hago el voto utilitario (votar al que más puede hacerle contra al gobierno sólo porque puede hacerle la contra). Yo voto a alguien. Si hay alguien a quien pueda votar.
Si hay alguien que tenga un pensamiento integral formado (hoy en día bastaría con que haya quien tenga una filosofía, y diga que la tiene), a esa persona recién podré considerarla para encargarle la organización económica, la de la educación, las políticas sanitarias, etc. Porque el futuro depende de la calidad humana (no me gusta tanto el término, se aceptan sinónimos) de las personas que nos dirigen, no sólo de los conocimientos técnicos y los mecanismos a emplear. Y el tema de la legalización del aborto puede ser puntual, pero del tratamiento de las diversas cuestiones relacionadas (pobreza, violencia, adolescencia, paternidad, justicia, etc.) uno se hace una idea muy importante acerca del pensamiento del candidato.
Ven, al final de cuentas, no es tan secundario el tema como algunos piensan. Háblame de la legalización del aborto y te diré quién eres.
Otra vez elecciones. Otra vez esta especie de manía. ¿Conocen alguien que pase el filtro? (Yo en realidad conozco uno, pero no entra solo si lo voto). Yo voto a alguien, si hay alguien a quien pueda votar. Nunca quise votar en blanco. Me hicieron pensar que eso es no involucrarse. Pero llegado este punto, amigos, me pregunto si no estoy frente a un caso en que los criterios cambian...
(No desvíen mucho su atención aquí, lo importante de estos días es Corpus Christi).
8 comentarios:
Hola, Juan Ignacio. ¡Qué alegría, un post sobre política argentina! Espero que no sea el último.
Me parece que planteas correctamente la cuestión: si uno cree que el aborto es matar a otros seres humanos, este tema es de la suficiente gravedad como para que condicione el voto, que sea un filtro, como tú explicas. Uno podrá estar muy de acuerdo con la política de impuestos de un diputado, o con sus ideas sobre el déficit público, temas muy importantes pero menores al lado del asunto del derecho a la vida.
¿Puedo contar brevemente el caso español? Aquí no hay libertad de voto, todos los diputados de un partido votan lo mismo, da igual su opinión personal. Por eso, uno elige entre el Partido Socialista, favorable al aborto, y el Partido Popular, que no sé si es favorable o contrario, porque cuando ha gobernado (incluso con mayoría absoluta) ni ha ampliado ni ha restringido la Ley que los socialistas pusieron en 1983. Uno no elige, pues, entre favorables y contrarios al aborto, sino entre favorables a mantener el statu quo (los populares) y favorables a ampliarlo aún más (los socialistas).
Esto ha dado lugar, en las recientes elecciones al Parlamento Europeo, a un gran debate en los blogs católicos españoles. Un católico ¿puede votar al Partido Popular como un mal menor, pues no va a derogar el aborto pero tampoco a ampliarlo, o debe votar -testimonialmente- a los pequeños partiditos católicos extra-parlamentarios, favorable a la derogación de la Ley? Yo opté por lo primero, realista como siempre, muchos otros por lo segundo, y tiraron su voto.
La conclusión es la de siempre: hay que luchar mucho para evitar que entren las desviaciones en la Ley, porque una vez que entran, una vez que se convierten en statu quo, es casi imposible volver a sacarlas.
(Espero que no sea tu último post sobre las elecciones)
No entiendo por qué decís que los segundos "tiraron su voto".
Yo votaría como los segundos.
Estoy con Juan Ignacio: yo tiré mi voto y me quedé contentísimo. Al llegar a casa, mi mujer me riñó y luego se fue a votar. A la vuelta, ella también "tiró" el voto. Y contentísima.
Por lo demás, no creo que olvidarse del voto ùtil, sea tirar el voto. Si muchos decidimos votar en conciencia, los partidos mayoritarios (léase: PP) verán que están perdiendo un margen que puede serle muy útil para gobernar. Y eso les obligará a ser más firmes en ciertas cuestiones demasiado importantes como el aborto.
No es un tema fácil.
A mí me parece que, si bien es importantísimo -por supuesto-, tampoco la conclusión es que voto el partido que esté en contra del aborto, sin fijarme cómo plantea otras tantas cosas importantísimas también.
Creo que si encontráramos el partido que llena nuestras propuestas, aunque sea mínimo, indudablemente habría que votarlo -por empezar para que sea un poco menos mínimo.
Pero la definición de votar 'partidos católicos' no me dice mucho... Habría que ver sus plataformas y evaluar.
No creo que el aborto sea el filtro definitivo... Por ejemplo, si no se acepta el aborto pero sí se acepta la corrupción, o no les interesa combatir el narcotráfico, etc., no le veo demasiada diferencia. Con la corrupción también se mata; y los mandamientos son muchos más que el de 'no matar'.
Más bien pienso que hay que hacer una evaluación responsable de todo, más que sea una sola la cosa que haga de filtro.
Javier,
Pues me das ánimo, gracias.
Josefina,
Sin duda en mi "programa" quien pase el filtro no está automáticamente elegido, sino que sólo está en condiciones de ser luego analizado en todas las otras áreas. Esto del filtro es como lo que Benedicto XVI ha llamado cuestiones "no negociables".
Saludos.
Quisiera aclarar (sobre todo a Javier) que no usé la expresión "tirar el voto" con sentido despectivo: la gente que ha trabajado tanto para presentar estas candidaturas (sin ninguna ambición de poder personal) y la gente que les ha votado (de los que yo, evidentemente, me siento muy cercano) merecen todo mi respeto y simpatía. Lo único que quise decir, quizá incorrectamente, es que esos miles de votos no influyen nada en la vida política posterior a las elecciones, y que su efecto es equivalente a los votos en blanco o a las abstenciones. Pero, insisto, no lo dije en tono despectivo.
Y muy buena la observación de la hermana Josefina: los temas morales son muy importantes, los más importantes, pero no los únicos importantes. En las citadas discusiones en los blogs católicos españoles todos parecíamos olvidar que se votaba al Parlamento Europeo, por lo que nadie opinó sobre los grandes temas europeos que hay que resolver (Tratado de Lisboa, crisis económica europea, ampliación a Turquía). Tu matización a la hermana, Juan Ignacio, es exacta: ese es el filtro inicial, pero no el único filtro.
Me gustó el post. Creo que, como dice la hermana, el aborto no es el único filtro. Pero creo que sí es el primero en orden al bien común y que sí hay diferencias con otras cuestiones que vienen después, como son la corrupción o el narcotráfico.
Debemos ir de mayor a menor empezando por los valores no negociables de los que nos habla el Papa (que en la mayoría de las veces, están presentados de forma ordenada) y así vamos bajando por otras cuestiones hasta encontrar al candidato perfecto (¡Dios nos lo mande algún día!). Si yo lo encuentro, lo voto sin dudarlo, aunque sepa que tiene menos chances de ganar las elecciones que Gimnasia de Jujuy la Libertadores.
Saludos.
Sangre, había olvidado responder a tu último comentario. La respuesta es gracias, porque veo que no ando sólo (y anduve tambien por lo de Milkus.
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