domingo, 29 de abril de 2012
Surtido-dos
martes, 24 de abril de 2012
¡El capitán Von Trapp sabía de la piña!
lunes, 23 de abril de 2012
Y en los guardamontes haciendo el tambor...
sábado, 21 de abril de 2012
Teilhard (2)
Que el hombre haya nacido, en su parte física, como evolución desde alguna criatura que no lo era, eso es un misterio casi insondable. Estoy leyendo algo de Teilhard de Chardin solo para ver qué pensó una mente inteligente al respecto. Los recaudos que hay que tener creo conocerlos.
Bien leída, esta frase creo que refleja sin “transgresiones” todo el entusiasmo que el autor debe haber puesto en su búsqueda: “El Hombre, pues, no como centro estático del Mundo -como se ha creído durante mucho tiempo-, sino como eje y flecha de la Evolución, lo que es mucho más bello”.
Precisamente, la evolución no quita magnificencia al origen del hombre. Ni tiene porque restarle su cualidad de criatura única (como denunciaba Chesterton que sucedía con algunas mentes que se dejan engañar, creyendo explicar el origen de algo solo por hablar de un cambio gradual). No solo no quita esplendor al origen del hombre la evolución, sino que, diríamos usando la imagen de Teilhard, lo hace además algo muy bello.
lunes, 16 de abril de 2012
El matecito de las siete
“El matecito de las siete” es un lujo. Y no lo digo por la crisis de la yerba. Me refiero al disco de Luna Monti y Juan Quintero.
¿Qué canción les pongo? ¿“El matecito…”? (Es de Coqui Ortiz). ¿Las “Coplas al agua” del mismo Quintero? “La que se queda” es hermosa. El tradicional “Chaleco-Traidora”, solo con palmas, es “mortal” (ver video genial de Cosquín). Tiene también una genial versión de “Canción de bañar la luna”, de María Elena Walsh. Y mucho más: Equipaje, La lágrima, Coplas anónimas, Mejor así...
Bueno, va la del matecito...
El matecito de las siete
Aspiro el aire de tu paso, tan sólo eso.
Y emprendo, ciego, un leve abrazo: olor a viejo.
Si no pasaras esta tarde, tan sólo eso,
seguramente moriría tras tu silencio.
Donde alza vuelo tu figura, vuela mi pecho,
si en cada uno de tus pasos ya no hay consuelo.
Las tardecitas en la puerta me tienen preso.
El mate amargo de las siete guarda el secreto.
sábado, 14 de abril de 2012
Surtido
Lo que dicen las yerbas
Llevamos casi diez años de casados. Estamos tomando mates con yerba Unión. Pero todavía la guardamos en la antigua lata de yerba Romance. Todo un símbolo, ¿no?
Santo remedio
Hace mucho tiempo alguien llevó a la abuela a un renombrado médico. El problema era que no podía dormir bien. El médico muy seriamente le recetó que después de la cena ella debería tomar una copita de champán. “Digame, doctor, ¿el champán tiene alguna propiedad especial...?”, preguntó quien iba con la abuela. “No, ¡qué propiedad! Lo que pasa es que después de tomarlo le da una pequeña monita y listo”.
La tabla periódica de Dios
Llamo así a esta idea, que es marginal al desarrollo de la obra, pero es una curiosa ocurrencia: “Las masas sidéreas... Nuestra Ciencia se halla aturdida, y al mismo tiempo seducida, por estas unidades colosales que se comportan hasta cierto punto como átomos, pero cuya constitución nos desconcierta por su enorme y su (¿sólo en apariencia?) irregular complejidad. Es posible que llegue el día en que aparezca una ordenación o una periodicidad en la distribución de los astros, tanto en su composición como en su posición. ¿Es que la historia de los átomos no está prolongada de manera inevitable por una especie de «estratigrafía» y de «química» de los cielos?” (De Teilhard de Chardin en “El fenómeno humano”).
Epitafio
Muy simple pero muy triste. Es el epitafio para la actriz Jane Henriot; está en el cementerio de Passy en París y dice: “Elle est venue, Elle a souri, Elle a passé” (traducido en la revista Lugares de julio de 2008 como: “Ella vino, ella rió, ella partió”).
Simple
F. de 8 jugaba con G. de casi 4 y resulta que le dice que no sé qué personaje del juego era una “madre soltera”. (Ahá… Que yo supiera, hasta el momento para él todo era simple como casarse y tener hijos; pero bueno, los niños crecen…).
Y luego sigue F.: “Es una mujer que no se casó y adoptó un hijo para cuidarlo”. (¡Ah, era eso!).
El castellano es rico
“Flashback” no es palabra irremplazable. Existe “analepsis”.
¿De qué lado estás?
Copa del Rey 2011-2012: Desde ya que estoy con el Athletic.
lunes, 9 de abril de 2012
Una sola vida, la nueva vida
“Sólo cuando captamos la muerte en su carácter ontológico está justificado que preguntemos qué hay detrás de la muerte.” (Heidegger)
La captación “ontológica” de la muerte está implícita en la doctrina cristiana del pecado original. Es característico de una existencia “caída” llevar la muerte dentro de sí. Existir como “caído” o como “perdido” es existir con una existencia que uno no ha elegido, que puede resultar sin sentido, destinada a una muerte de la que uno no puede evadirse. Pero otra característica de la existencia caída es que trata de olvidar la muerte sumergiéndose en “el mundo”. El hombre, como dice Heidegger, huye de sí mismo y “desea caer en el mundo”. Es decir, trata de olvidar su temor interior a la muerte tomándose interés por objetos, sumergiéndose sin finalidad en la opinión pública y la acción. Tal tentación no podría ser seria si no fuera capaz de convencerse a sí misma de la gran importancia de sus intereses, sus opiniones y sus actos.
Pero ciertas formas de la vida social —en especial las rutinas de la sociedad masiva— son tan patentemente artificiales que es difícil que incluso los que no son muy inteligentes se dejen capturar completamente por ellas. De ahí una sensación general de incomodidad, la sensación de que a uno “le han engañado”, y un resurgimiento subsiguiente de la angustia y el terror. Pero el hombre trata de justificar su existencia inauténtica con la ilusión de que sigue siendo dueño de su destino y del mundo, y con la ilusión sucesiva de que casi ha alcanzado el punto en que habrá dominado la enfermedad, la desesperación y aun quizá la misma muerte. Así sigue adelante de modo frívolo y deshonesto, sin pensar en la muerte y sin tomar ninguna decisión que oriente su vida a la vista de la muerte.
Vivir inauténticamente en el mundo, pasar la vida entera evadiéndose de la realidad de la muerte, y luego, encima de todo, decirse a sí mismo que se tiene la respuesta a la pregunta de lo que pasa después de la muerte: ese puede ser un nivel más profundo aún de auto-engaño. Uno quizá puede lograrlo por un empeño terco e ingenuo en creer que después de la muerte todo seguirá como ahora, salvo que el dolor y la preocupación ya no serán problema. Tal actitud no es cristiana: es sencillamente una regresión a una forma grosera de paganismo. La fe cristiana no nos da respuestas detalladas y exactas en cuanto a lo que ocurre después de la muerte: en cambio, nos apremia a hacer frente a la muerte, a tomarla en cuenta, a superar nuestro miedo a ella y a vencerla en Cristo. Eso es otro asunto muy diverso.
Debería haber más cristianos que se dieran cuenta de esto, en vez de hacer sus piadosas consideraciones sobre cielo e infierno (si las hacen) sencillamente como modo de eludir la necesidad de enfrentarse a la muerte en su realidad. Pero, una vez más, la fe cristiana no pretende responder a la pregunta “¿Qué pasa después de la muerte?” Más bien contesta a la pregunta: ¿qué es la muerte? ¿Qué significa la muerte, en mi existencia, ahora? Pues la muerte no es meramente el inevitable fin de la vida, un fin que ha de llegar, nos guste o no. No es meramente una necesidad penosa, como pagar los impuestos. El hecho de la muerte no es meramente el cierre de todas las posibilidades, la negación de elección y esperanza. No soy libre de no morir, pero sigo siendo libre de hacer lo que quiera de una vida que debe acabar en muerte. Pero un auténtico uso de esa libertad exige que tome en cuenta la muerte. Fingir vivir como si no me pudiera tocar la muerte no es un uso racional y humano de la libertad. Tal “libertad” no tiene de hecho ningún sentido. Es un engaño.
En el corazón de la fe cristiana está la convicción de que, cuando se acepta la muerte en un espíritu de fe, y cuando la vida entera está orientada a la entrega de sí misma, de modo que al final uno la devuelva alegre y libremente en manos de Dios el Creador y Redentor, entonces la muerte se transforma en un logro. Uno vence a la muerte con el amor; no con la propia virtud heroica de uno mismo, sino tomando parte en ese amor con que Cristo aceptó la muerte en la Cruz. Eso no resulta visible a la razón: es, precisamente, materia de fe. Pero el cristiano es una persona que cree que cuando ha unido su vida y su muerte con el don que Cristo hizo de sí mismo en la Cruz, no ha encontrado solamente una respuesta dogmática a un problema humano y un surtido de gestos rituales que consuelen y alivien la ansiedad: ha obtenido acceso a la gracia del Espíritu Santo. Por eso, ya no vive por su propia existencia caída y confiscada, sino por la vida eterna e inmortal que se le da, en el Espíritu, por Cristo. Vive “en Cristo”.
Entonces lo que “viene después de la muerte” todavía sigue sin ponerse en claro en términos de un “lugar de descanso” (¿un cementerio celeste?) o un paraíso de recompensa. Al cristiano no le interesa realmente una vida dividida entre este mundo y el otro. Le interesa una sola vida, la nueva vida del hombre (Adán —todos los hombres— en Cristo y en el Espíritu), ahora y después de la muerte. No pide un plano de su mansión celeste. Busca el rostro de Dios, y la visión de quien es vida eterna (Juan 17, 3).
(Thomas Merton – Conjeturas de un espectador culpable)
jueves, 5 de abril de 2012
Jueves Santo de 2012
El Eterno se ha puesto de rodillas
tiene manos de madre para los pies de Judas
(José Miguel Ibáñez Langlois - El libro de la Pasión)
El cura destacó esta vez aquello de “¿Comprenden lo que acabo de hacer con Ustedes?” (Jn. 13, 12).
A mí, por otro lado, me llamó la atención lo de Pedro que, como un chico, primero “ni loco” y después todo, todo. Y mientras tanto un Jesús sereno que va explicando todo.
lunes, 2 de abril de 2012
Teilhard
Cierto que, quizá con determinada razón, se le criticó por el abuso del concepto de analogía, al hablar de una consciencia (…), aunque pulverizada, en los átomos y en las moléculas, tal como destacó el padre N. Luyten, O. P., de Lovaina, en un simposio organizado por Pax Romana, en Venecia, (…); pero este hecho no invalida la idea de una tendencia a la cohesión progresiva y a la interiorización de la Materia por el camino negentrópico. Madame Madaule dijo, acertadamente, que lo que escandalizaba a los teólogos y especialmente a los más rígidamente escolásticos, se reducía casi exclusivamente a una cuestión de pura terminología, dado que éstos repudiaban las palabras «conciencia» o «psiquismo», cuando en realidad al no haber creado el P. Teilhard un neologismo apropiado podría utilizarse otro vocablo que quisiera expresar la verdadera, recta y precisa intención del genial jesuita.
Hay al menos una operación que el lenguaje de Teilhard no podía expresar: la creación inmediata del espíritu... la suscitación de una forma determinada de ser, la forma "inmaterial " por el llamado directo del Creador; porque si la conciencia está ya unívocamente presente en los organismos infrahumanos, de donde busca liberarse por presión y por ruptura, se hace difícil mantener que esos organismos no desempeñan ningún papel en la producción de la realidad espiritual en tanto tal.
[ACTUALIZACIÓN: Más relacionadas con la objeción de Meinvielle leo estas palabras de N. M. Wildiers, teólogo franciscano de los países bajos y biógrafo de Teilhard de Chardin (están en el mismo libro mencionado):
“De las páginas consagradas al origen del Hombre, que son ciertamente de las más interesantes, algunos lectores, insuficientemente informados del estado actual de la ciencia, podrían deducir tal vez que el autor lleva tan lejos la continuidad de la vida, que no ha tenido suficientemente en cuenta la distinción que existe entre el hombre y el animal y que quizá incluso la intervención de Dios en la génesis del alma humana resulta inútil. Sin embargo, una lectura más atenta hará comprender lo falsa que es esta interpretación. Está claro, en efecto, que a través de toda la exposición de este tema el autor quiere hacer resaltar «la discontinuidad sobre lo continuo» y que su descripción fenomenológica deja suficiente lugar para los argumentos filosóficos o teológicos que exigen una intervención divina. Como prueba de ello, léase en particular la nota de la página 191”].
domingo, 1 de abril de 2012
Una de rock
A P.C., ingeniero de la U.C.A. oriundo de Las Flores y no-lector de este blog, le debo una idea que es tan cierta que me arrepiento de no haberlo nunca felicitado. Él tenía razón. Voy a enunciar la idea a mi manera: “En música rock, los ingleses son muy superiores a los norteamericanos”.
¡Qué genial observación! La cuna del rock ha de ser Estados Unidos, con Chuck Berry y Elvis Presley; así dicen. Pero para que vean que acertado estaba P.C., les voy a armar un conjunto con once jugadores y cinco suplentes al cual, si buscan yanquis, no le van a poder hacer equipo. Ahí va (es una formación 4, 3, 3):
Al arco (y capitán): The Beatles. Abajo (“duro”): The Rolling Stones, The Who, Led Zeppelin, Deep Purple. Al medio: Queen, The Police y Genesis. Arriba (“progresivo”): Supertramp, Jethro Tull y Pink Floyd.
Suplentes: Si salen los Beatles, los “Rollings” van al arco. Para abajo: Black Sabath y Iron Maiden. Al medio: The Cure y Dire Straits. Arriba: Yes.
Y los que quedan afuera injustamente: The Yardbirds, Whitesnake, New Order, Emerson, Lake & Palmer, Marillion, King Crimson, Judas Priest, Duran Duran, The Clash…
Y los pibes que todavía no juegan en primera: Radiohead, Oasis [*ver comentarios], Coldplay (por solo nombrar algunos).
A quién me van a poner enfrente, ¿a ver? No se gasten.
(En el Domingo de Ramos de 2012).