lunes, 2 de abril de 2012

Teilhard

Dice en la introducción a “El fenómeno humano” en la edición de Hyspamérica del año 1974, a cargo de Miguel Crusafont Pairó:

Cierto que, quizá con determinada razón, se le criticó por el abuso del concepto de analogía, al hablar de una consciencia (…), aunque pulverizada, en los átomos y en las moléculas, tal como destacó el padre N. Luyten, O. P., de Lovaina, en un simposio organizado por Pax Romana, en Venecia, (…); pero este hecho no invalida la idea de una tendencia a la cohesión progresiva y a la interiorización de la Materia por el camino negentrópico. Madame Madaule dijo, acertadamente, que lo que escandalizaba a los teólogos y especialmente a los más rígidamente escolásticos, se reducía casi exclusivamente a una cuestión de pura terminología, dado que éstos repudiaban las palabras «conciencia» o «psiquismo», cuando en realidad al no haber creado el P. Teilhard un neologismo apropiado podría utilizarse otro vocablo que quisiera expresar la verdadera, recta y precisa intención del genial jesuita.

Esto no solventa aquella objeción del padre Meinvielle:

Hay al menos una operación que el lenguaje de Teilhard no podía expresar: la creación inmediata del espíritu... la suscitación de una forma determinada de ser, la forma "inmaterial " por el llamado directo del Creador; porque si la conciencia está ya unívocamente presente en los organismos infrahumanos, de donde busca liberarse por presión y por ruptura, se hace difícil mantener que esos organismos no desempeñan ningún papel en la producción de la realidad espiritual en tanto tal.

Pero es muy interesante como actitud para un camino de apreciación de lo verdadero que se pueda hallar en la obra de Teilhard de Chardin.

[ACTUALIZACIÓN: Más relacionadas con la objeción de Meinvielle leo estas palabras de N. M. Wildiers, teólogo franciscano de los países bajos y biógrafo de Teilhard de Chardin (están en el mismo libro mencionado):

De las páginas consagradas al origen del Hombre, que son ciertamente de las más interesantes, algunos lectores, insuficientemente informados del estado actual de la ciencia, podrían deducir tal vez que el autor lleva tan lejos la continuidad de la vida, que no ha tenido suficientemente en cuenta la distinción que existe entre el hombre y el animal y que quizá incluso la intervención de Dios en la génesis del alma humana resulta inútil. Sin embargo, una lectura más atenta hará comprender lo falsa que es esta interpretación. Está claro, en efecto, que a través de toda la exposición de este tema el autor quiere hacer resaltar «la discontinuidad sobre lo continuo» y que su descripción fenomenológica deja suficiente lugar para los argumentos filosóficos o teológicos que exigen una intervención divina. Como prueba de ello, léase en particular la nota de la página 191”].

2 comentarios:

Fernando dijo...

Siempre fue para mí un autor difícil, Juan Ignacio. Fui a un colegio de frailes progres que le citaban siempre que podían, a él y a Hans Kung, pero pese a ello a Teilhard nunca pude comprenderle bien.

¿Es un autor que leas y comprendas?

Juan Ignacio dijo...

Solo citas, pero quizás encare "El fenómeno humano" y luego te cuento.