Elegí para esta serie a Novosibirsk porque la encontré sin buscarla, como pasa con muchas buenas cosas de la vida. Ya no recuerdo si fue descubriendo el camino de Miguel Strogoff en el mapa actual o leyendo sobre el Ferrocarril Transiberiano (probablemente hayan sido ambas cosas).
Novosibirsk, para empezar, dentro de Siberia como está, es la tercera ciudad más poblada de Rusia (después de Moscú y San Petersburgo). Creo que eso llama la atención. Y más sorprendente es si tenemos en cuenta que tiene solo 121 años de edad. (Veía un edificio que parecía de piedra, que parecía antiguo, y ostentaba en su frente un adornado “1950”. “¡Eso fue ayer!”, me dije, “Acá solo decoramos así las fechas del siglo XIX”).
La “Nueva Ciudad de Siberia”, que eso significa su nombre, nació en 1893 como asentamiento para la construcción del puente de Ferrocarril Transiberiano sobre el río Ob, llevando entonces el nombre de Novonikoláyevsk (en honor al zar Nicolás II). Hoy se puede llegar con ese ferrocarril, recorriendo unos 3.335 kilómetros desde Moscú, o aterrizar con el “Street View” de Google Earth (algo más económico). Yo hice esto último con tanta puntería que aterricé en lo que se considera el centro geográfico de Rusia, un lugar de la ciudad en donde está la Capilla de San Nicolás.
Caminé en un día nublado, rusamente frío me parecía, y vi lugares como la municipalidad, el edificio de la filarmónica, un museo. Y al rato, entre los árboles, divisé una cúpula fantástica. Un edificio único, quizás el más lindo de toda la ciudad. Era el Teatro de Ópera y Ballet de Novosibirsk, cuya foto acompaña la entrada; el teatro más grande de toda Rusia, más grande aún que el Bólshoi de Moscú. No recuerdo cuántas butacas tiene, ni cuál es el tamaño de su escenario, pero el dato que más me llamó la atención es que la relación “espesor de pared de la cúpula / radio de la misma” es inferior a la de un huevo de gallina (según Wikipedia).
Quizás el único edificio que le puede ganar en belleza es la Catedral de San Antonio Nevsky, de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Una obra de dimensiones más reducidas pero de un estilo neo bizantino hermoso. Es como una copia en miniatura de la catedral del mismo nombre que se halla en Sofía.
Después di unas vueltas más, vi algo más lejos una iglesia de la Dormición de la Virgen… Y me hubiera gustado irme en tren porque allá, como en mi pueblo, se agarra la diagonal y al fondo está la estación. Pero también tiene su emoción escribir “Buenos Aires” y volver a casa en cinco o seis segundos.
5 comentarios:
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No entendí lo del espesor de la pared de la cúpula y su radio, Juan Ignacio, comparados con los de un huevo. ¿Quiere decir que la pared es más estrecha de lo que cabría esperar para ese gran radio?
Asombrosamente delgada por lo grande del radio.
Para comparar se hace la cuenta: espesor dividido radio, y se obtiene un índice o ratio.
Si se hace la misma cuenta para un huevo, se obtiene su ratio "espesor / radio".
Luego se comparan y se ve que el de la cúpula mentada es inferior al del huevo.
Gracias por la aclaración, JI. Ya lo entiendo.
Muy bueno! Rusia es, sin dudas un lugar para dedicarle la vida...
Respetos más fuertes y espesos que una cáscara de huevo.
Natalio
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