Yo también creo que no es una cuestión de fe ni religiosa. Cualquier razón recta puede llegar a la inmensa verdad: dos vidas de igual dignidad.
Lo que sucede es que es difícil enfrentarse a ese problema sin fuertes convicciones, sin aflojar en la fidelidad a la verdad, y eso es cosa en que la fe te puede ayudar y por eso son los creyentes los que agarran la bandera.
Puede ayudar pero no porque la fe sea un voluntarismo para cumplir una obligación anticuada por el miedo a un castigo, que es como muchos entienden a la religión, sino por la sabiduría de la fe.
La fe nos ayuda porque nos entrena en lo que es "enfrentarse al misterio". Una vida dentro de otra, que es totalmente dependiente pero totalmente igual en su dignidad, es un misterio enorme. La ciencia nos explica el cómo sucede, y eso nos da una evidencia de verdad inigualable. Pero el misterio aún permanece: "Dos en uno". Mi hijo. Pero no soy el dueño. Mi cuerpo. Pero igual dignidad.
¿Cómo se actúa frente a un misterio? No se lo puede resolver, por ser un misterio. Pero no se lo puede negar, porque se mutila la verdad y conduce al error. Hay que ser fiel y buscar que todo lo que hagamos respete ese misterio.
Cuando la palabra aborto ya no es algo que suene mal, o feo, o al menos trágico (ni siquiera lo llaman un "mal necesario") es cuando se revela una falta de comprensión del misterio. Digo del misterio, podría decir de la realidad. ¿Y como se pudo haber llegado a eso? Yo creo que porque no hay nadie que nos haya enseñado a ser fiel a la verdad hasta sus últimas consecuencias. La fe nos enseña eso.
Que una mujer que haya sufrido violencia lo acepte, puede ser mucho pedir. Si tiene fe, esta podrá ayudar. Pero aún así será muy difícil. ¿Quién puede juzgarla o aplicarle una pena? Pero que los legisladores, que la gente que lo puede ver sin la ofuscación del mal recibido, no lo pueda ver, o no lo quiera ver, eso es lo malo. Podrían verlo aún sin fe, con una razón recta. Y mantenerlo con una voluntad firme. Pero cuán difícil es, la prueba está a la vista.