martes, 3 de agosto de 2021

Mundo de fantasía (y cosas de Stevenson y Wilde)


Algún amigo de fuerte sentimiento nacional no me perdonaría que yo tuviera un mapa como este (de hecho no lo tengo). Pero yo nunca fui a esos lugares y para mí es como el mapa de un mundo de fantasía.

El mapa de los mundos de Chesterton, de Dickens... De Sherlock Holmes, por qué no... Y también hoy, que mi ladrillito se está terminando, de Stevenson.


Sería de Wilde también, ¿no? Hace poco leí los cuentos completos y, salvo dos o tres, no me gustaron. Pero lo interesante y que caí en la cuenta es que Wilde y Stevenson son contemporáneos, pero además vivieron casi en los mismos años (S. 1850-1894, W. 1854-1900). Me lo pregunté cuando leía los cuentos de Stevenson llamados "Los juerguistas y otros cuentos y fábulas". Porque algunas de esas fábulas me hicieron pensar "esto suena parecido a lo que leía de Wilde".

Y encima un día leo, pero ya en otro cuento, esta frase: "unas manos que ni el arte ni la naturaleza habrían podido mejorar". Puede que sea una frase común. Pero en el contexto en el que me hallaba yo, no pude evitar asociarlo de alguna forma a aquello de "la naturaleza imita al arte" de Wilde. Sin embargo, no creo que Sevenson pudiera tener la frase de Wilde en mente, porque este la dijo después. Salvo que se conocieran y la idea rondara cierto círculo (pero eso no pude saberlo) la frase la dijo Wilde en el año 1889 y el cuento de Stevenson (El tesoro de Franchard) es de 1883. La relación inversa tampoco parece razonable.


Post scriptum 6/8:

Digan si esta especie de reflexión en el cuento de Stevenson "Historia de una mentira" (The story of a lie, 1879) no tiene algo que hace pensar en como el arte y la naturaleza se relacionan.

"Y la verdad es que, bien pensado, aquel interés suyo no dejaba de ser artístico. El estudio personal de la naturaleza humana no tiene nada de científico. Toda comprensión es creación: la mujer a la que amo es, en parte, obra mía; y el gran amante, como el gran pintor, es aquel que sabe embellecer el objeto de su interés hasta convertirlo en algo más que humano, y tiene la astucia de basar su apoteosis en permitir que la mujer en cuestión siga siendo una mujer auténtica, dándole libertad para ser mezquina, o rencorosa, o para ambicionar los placeres vulgares, y, al mismo tiempo, continuar adorándola sin reparar en la incongruencia. Amar a alguien no es sino una forma heróica de comprenderlo. Cuando amamos, aprehendemos al otro por lo que hay de más noble en nosotros mismos, mediante un método noble o mediante la nobleza propia o ajena. Cuando nos limitamos a estudiar una excentricidad, el método de nuestro estudio no es más que una serie de concesiones. Empezar a entender es empezar a simpatizar, pues la comprensión se produce solo cuando hemos establecido las virtudes y los defectos ajenos respecto a los nuestros. De ahí la proverbial tolerancia de los artistas con sus propias y malvadas criaturas. De ahí también que Dick Naseby, una criatura de ideales elevados, y un caballero tan valiente y escrupuloso como pudiera desearse, sintiese cierto afecto por las diversas sabandijas humanas a las que había conocido y estudiado".

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