Estar allí te hace pensar quién es la gente que vive allí. Imaginé gente que se fue a cambiar de mundo, de vida. Hay que tener una buena razón para irse tan lejos (pero como siempre se dice: ¿quién está lejos de quién?)
Me aferraba a las pequeñas cosas que podrían darme un indicio. El empleado de la empresa turística, trabajadores de una obra en construcción, empleado y clientes de la vecina oficina de Senasa, una marcha de reclamo frente a la Municipalidad, el empleado de las tarjetas de estacionamiento, etc. Pero nunca hablé con ninguno de ellos.
Estar en un mundo nuevo me da menos tiempo para meterme en un mundo de fantasía. El descubrimiento del lugar, la investigación de las cosas que allí suceden… siempre me hacen estar menos dispuesto a la lectura. El que se ve ahí es el “Grandes esperanzas” de Dickens, que yo compré pero ella leyó.
La casa tenía una decoración muy sencilla pero de un interés fabuloso para nosotros. Había un plano de la isla con dibujos de flora, fauna, eventos históricos, etc.
La autora fue doña Rae Natalie Prosser de Goodall. Si quería conocer razones para irse a vivir lejos qué mejor que este breve resumen de vida de la autora en Wikipedia: “nació en una granja cerca de Lexington, en el estado de Ohio. En su juventud ganó una beca de estudios en la Universidad Estatal de Kent, donde obtuvo, entre otros títulos, una maestría en biología. Atraída por la isla Grande de Tierra del Fuego, viajó al extremo sur de la Argentina, inspirada por la famosa obra “El último confín de la Tierra”, de Esteban Lucas Bridges. Así conoció al bisnieto del pionero Thomas Bridges, el copropietario y administrador de la estancia Harberton, Thomas D. Goodall, con quien contrajo matrimonio en 1963. Falleció en la estancia el 25 de mayo de 2015”.
Decoraba también las paredes de la casa una especie de plano catastral con todos los barrios de la ciudad y los números de manzana. Allí leemos que la ciudad más austral pareciera competir con la Reina del Plata, porque declara acercarse a los míticos cien barrios. Pero en las primeras vistas vemos que los llamados barrios a veces solo abarcan diez manzanas (¡trampa!)
A pesar de lo dicho sobre los mundos de fantasía y los libros en las vacaciones, hay veces en que un libro se hace el protagonista de las vacaciones. Pero también hay veces que es otro el objeto protagonista, un objeto que nos atrapa. Un sillón, una vista desde una ventana, una pava de la nueva cocina… En este verano en Ushuaia estuve orgulloso de mis zapatos-zapatillas azules. Hicieron los viajes y las caminatas sin mosquearse. Son el objeto-orgullo de este verano.
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