domingo, 14 de septiembre de 2008

Litúrgicas (I)

Cuando comencé con “Introducción al Espíritu de la Liturgia” de Ratzinger sabía que iba a ser lectura trabajada. A diferencia del Jesús de Nazaret, donde a un prólogo muy de análisis teológico le sigue un libro más accesible, en esta “Introducción…”, después del atractivo prólogo sigue una tarea que quien tenga mayores conocimientos teológicos, bíblicos e históricos podrá realizar con más facilidad.
Por eso va lentamente. Incluyendo el recurso a la Biblia en los momentos de más dedicación. Y ahora con un alto en donde leeremos la obra de Guardini, el original de “El Espíritu de la Liturgia” al que el título y obra de Ratzinger hacen alusión. De allí un fragmento:

(...) En la vida común de individuos, diversamente dotados, de temperamentos distintos, situados en escalonadas zonas sociales, y posiblemente, de ascendencia racial diversa, desaparece y caduca, en el curso de sucesivos períodos culturales e históricos, hasta cierto grado, todo lo accidental, lo perentorio y concreto, permaneciendo sólo con vívida permanencia lo esencial, lo que tiene categoría de valores universales; es decir, que el comportamiento, la actitud espiritual, ha adquirido, con el curso del tiempo, el rango de objetividad positiva y valiosa.
El tipo más acabado o la manifestación más perfecta de un linaje de vida espiritual, de ese modo objetivada e históricamente realizada, nos lo ofrece la liturgia de la Iglesia católica. Ella ha podido desarrollarse kata tou olon es decir, universalmente, dentro de las circunstancias de lugar, de tiempo y de todas las formas de la cultura humana, con lo que ha logrado erigirse en la más sabia y experimentada maestra de la llamada vía ordinaria, o sea, del orden esencial y regularizado de la vida de la piedad colectiva.

Recordamos nuevamente entonces aquello de que la liturgia no nos pertenece. ¿Cómo podemos pretender pensar que es mejor agregar o quitar determinado gesto así como así, de un día para otro, si no sabemos, si no tomamos conciencia de la riqueza e importancia que tiene esta liturgia que nos llegó a través de dos mil años y tantos miles de lugares del mundo?
(En el día de la Exaltación de la Cruz).

9 comentarios:

Fernando dijo...

Querido Juan Ignacio:

Tocas un tema muy importante, así que me alegra que sea el (I): eso significa que, según leas el libro, irás poniendo más comentarios, me alegro.

Para mí, lo más importante de la liturgia y del respeto por sus normas es no sólo la validez del sacramento, sino el síntoma de unidad. Es muy tremendo pensar, mientras estás en la Misa del domingo, que esa misma frase que respondes, que esa misma lectura que oyes, que ese mismo salmo que dices, va a ser dicho por un señor que está en Argentina, por un niño que está en Japón, por una señora que está en Madagascar. En la medida en que se meten innovaciones del cura, eso se frustra, y ya no dices la Misa de la Iglesia, sino de tu peqeña comunidad local.

Dices: "esta liturgia que nos llegó a través de dos mil años". Sí, pero con un matiz que supongo que comentarás en otro lugar del libro: que tras el Vaticano II hubo un salto abrupto, cuando se puso nuestra muy querida liturgia actual. Algo de esto decía el Papa en el libro de entrevistas con Peter Seewald: que hubo un corte radical con la Misa que había evolucionado lentamente durante siglos. Este tema es muy importante, seguro que lo comentarás más en otras ocasiones (y reitero mi amor por nuestra Misa actual, presente en nuestra vida desde la niñez).

Juan Ignacio dijo...

Espero seguir con el posteo sobre el tema ya que el libro es muy interesante. Para el análisis post-CVII sin embargo estará el otro, el de Ratzinger, ya que este libro de Guardini es de 1918. Ya volveré a aquel (Ratzinger considera a este libro de Guardini como el "comienzo" del movimiento litúrgico en Alemania. En la entrada que enlazo está relacionado este movimiento con el CVII).

Anónimo dijo...

Querido Juan Ignacio:

Pensé mucho en la respuesta que te mandé ayer, y me dí cuenta de que no era muy precisa en un punto. Te decía que rezar lo mismo y leer lo mismo es un síntoma de la unidad de la Igleisa, pero esto no es muy exacto, si pensamos en la variedad de ritos que la Iglesia aprueba. ¿Es que un maronita del Líbano está menos unido a nosotros porque lea unas oraciones distintas en la Misa? Comprendí que esto no era muy exacto.

Quizá se podría decir, no sé, que la unidad no viene sólo de hacer lo mismo, sino de que lo que hacemos todos ha sido aprobado por la misma Iglesia. Pensé, qué locura, que en mi parroquía se les hubiera ocurrido meter una oración nueva, todos los domingos en Misa, y hubieran escrito a la Congregación correspondiente en Roma y la Congregación la hubiera aprobado, y el edicto se hubiera puesto en la puerta de la parroquía, para evitar escándalo. De alguna forma, aunque se rezara una oración distinta a la parroquía de al lado, eso no sería síntoma de desunión, si lo aprobase la misma Congregación que cuida del rito, ¿no?

Natalio Ruiz dijo...

Estimado:

Muy valioso tanto el tema como el aporte.

Es verdaderamente importante el descubrir que uno debe "des-cubrir" la liturgia y no crearla.

Aliento para que prosiga.

Respetos.
Natalio

Juan Ignacio dijo...

Natalio, son muy amables sus palabras. Gracias por pegarse otra visita por aquí. He pasado por su casa hoy y, a pesar de que no he estado a la altura del comentario, he visto temas de lo más interesantes. Au revoir.

Juan Ignacio dijo...

Fernando, no me pareció impreciso el comentario pero vale el detalle aclaratorio. Es importante que las distintas formas litúrgicas conserven la fidelidad a los principios que Guardini menciona en su libro, a la abarcación de todas las verdades de fe, a lo no concentración en sólo algunas verdades, por ejemplo.

Anónimo dijo...

Querido Juan Ignacio:

Ayer tarde me tocó reflexionar sobre tu post de agosto, sobre la cita del Papa cuando aún no era el Papa y sobre los comentarios al post, en concreto el de Cruz y fierro, todo ello basado en la interesante comparación entre el rito de la Misa y una pintura al fresco.

Mi conocimiento del tema es escaso, pese a haber leído sobre el tema cuando el Papa Benedicto facilitó las normas para celebrar según el rito de San Pío V, o "de Trento". Posteriormente empecé a leer este Misal (traducido al castellano, claro), y lo tuve que dejar, porque para nosotros esas frases ya no significan nada, o nada más allá que cualquier otra oración piadosa.

Sé que en su día hubo gran resistencia de muchos eclesiásticos santos porque se rompía abruptamente una tradición de más de cinco siglos. Se dijo que se trataba de volver a la sencillez inicial del rito, como en los primeros siglos de cristianismo, pero es evidente que eso no era posible: se demolío un techo de cinco siglos no para mostrar el anterior al demolido, sino para construir uno nuevo, imitando antiguo. A muchos eclesiásticos y fieles normales esto les dolió, aunque casi todos acabaron aceptándolo, como debe ser.

Es posible que en todo esto haya dicho algunas inexactitudes, pero me parece un tema bien interesante. Como ya te dije, espero que lo vuelvas a sacar, cuando el libro del Papa lo trate.

Natalio Ruiz dijo...

Siempre paso por aquí, me encanta el lugar y disfruto mucho los viajes de "alter mundi".

Si ud. no está a la altura de los comentarios debo cerrar el blog porque quiere decir que yo menos lo estoy.

Respetos estimado.

Natalio

Juan Ignacio dijo...

Fernando, es muy interesante lo que decís. La comparación del techo podrá teer inexactitudes que no sabría corregirte pero es bien interesante.

Natalio, cuando no veo que puedo aportar no comento, sólo "escucho". No faltará oportunidad de hacer mi aporte allá por Natalio Ruiz. Me parecen muy interesantes los temas allí tratados, que recién ahora estoy empezando a ver.