domingo, 6 de enero de 2008

En el día de Reyes

Redescubramos, en este mundo de mal entendida pluralidad, que la universalidad de la fe cristiana no es una pretensión imprudente (ni violenta), sino que es lo que siempre fue: el más grande acto de amor divino, la extensión de la promesa de salvación a todos los pueblos del mundo.

1 comentario:

hna. josefina dijo...

¡Totalmente de acuerdo!
¡Y qué difícil que se entienda, hoy, esto así!