lunes, 28 de enero de 2008

Post-diluviano

La entrada anterior ha sido mucho más que copiar y pegar unos versos. Ha sido dejar lugar a un silencio.
Qué curioso... Uno intenta mil justificativos para seguir con un blog, u otros mil justificativos para terminarlo. Y parece nunca ser suficiente. Es como si el blog estuviera destinado a seguir (y a parar) a su ritmo, sin obedecer determinaciones de ningún tipo. Si uno decide dejarlo, enseguida encuentra cosas para escribir. Si uno decide continuar, enseguida lo embarga una fuerte desazón. Si uno decide solamente una pausa, un extraño impulso nos lleva al teclado. Si uno decide escribir ininterrumpidamente, en seguida todo pierde sentido.
Quizás sea que al buscar aquellas (u aquellas otras) mil razones, uno estuviera dándole demasiada importancia al blog. O quizás demasiado poca (¡uf!). Quizás sean las dos cosas; quizás cada cosa tenga su tiempo, y no lo sabemos hasta que lo tuvo.

9 comentarios:

Ecazes dijo...

Estamos (un poco) haciendo historia. Que dinámicas, personales y sociales, rigen los blogs, es una de las cosas que los investigadores futuros se encargarán de dilucidar.
Mientras tanto, (ya Xav había dicho algo al respecto)queda la norma general: cuando quieras, como quieras. El día que se convierta en una obligación, habrá perdido su encanto.

Ecazes dijo...

Disculpa.
Olvidé el enlace al post de Xav:
http://xavmp.blogspot.com/2006/03/lo-que-nunca-debe-hacer-un-blogger.html

hna. josefina dijo...

Curioso: Yo entré hoy pensando un poco eso de los ritmos. Hay momentos que me parece que todos paramos casi al mismo tiempo (como si fueran olas).
También pensaba que no es cosa de escribir sin tener nada para decir. A mí, en el encuentro personal, también me gustan los silencios. Y en el blog, a veces es que por momentos uno escucha más que dice...

Anónimo dijo...

Creo que, por empezar, hay un principio de equilibrio: el problema de la web no es que esté llena de basura, sino que hacen falta más lugares buenos, o con la intención de serlos.
Y esto de escribir sin saber quién te lee; sin saber siquiera si te leen: es como sembrar esperando que algunas semillas caigan en la buena tierra; o es como gritar en el desierto con la esperanza que alguien, en algún momento, te escuche.

Néstor dijo...

Coincido ocn Ecazes y Hna. Josefina.
Hay tiempo para todo; todo tiene su ritmo, aunque a veces no sea todo lo rítmico que quisiéramos, como las olas, en efecto.

Anónimo dijo...

No puedo dar mi opinión como redactor de blogs: nunca he tenido uno, nunca he tenido muchas cosas interesantes que decir, y menos aún todos los días.

Como lector de blogs, diría lo que dijo el otro: nunca ha sido tan fácil como ahora difundir las ideas, y nunca ha habido tan pocas ideas que difundir. De todos te acabas cansando, porque el número de ideas que maneja cada redactor es, en general, muy limitado, es fácil acabar en la repetición y en el aburrimiento.

Con esto quiero decirte, Juan Ignacio, que tu blog está muy bien, que me gusta bucear en las 800 entradas anteriores, que está lleno de ideas útiles para la vida, para el pensamiento y para la oración, y que espero que sigas ahí mucho tiempo, al ritmo que sea conveniente cada vez.

Fernando Convertido

Juan Ignacio dijo...

Muy buenos todos los comentarios y reflexiones sobre el tema, gracias.

Fran dijo...

Esta entrada me ha gustado. Me siento identificada. Recientemente he iniciado un blog pensando en un montón de ideas y de momento me he quedado como paralizada. Nada me es suficientemente importante. Es como un recien nacido y no se como tratarlo. Quizá un día empiezo y entro en racha.

Que bueno el comentario de Fernando: nunca ha sido tan facil difundir ideas y nunca ha habido tan pocas ideas que difundir.

Juan Ignacio dijo...

Gracias por tu comentario, Fran.
A ver qué pasa entonces con ese blog...