Si hay algo religioso que capta la atención de anticlericales, agnósticos, "teoindiferentes" o ateos, eso son las catedrales. Se integran a los circuitos turísticos con gran éxito. No dudo que aquellos las han de ver como quien mira las Cuevas del Altamira, como quien mira los vestigios del mundo de un hombre primitivo. Pero, en fin, las visitan, como parte de las actividades de un hombre culto, admirando su arquitectura, su ambiente, etc.
Mientras estaba en una catedral, pasaban algunos turistas. Como a la gran cruz colgante la habían hecho bajar hasta tocar el piso, uno se encontraba con que frente a Jesús pasaban alguna personas como quien camina mirando vidrieras, otros charlando de espaldas, con sus cámaras colgando del cuello y apoyadas en sus panzas prominentes.
¡Vaya! Uno no andaba muy lejos, ni mucho más recogido. Caso contrario hubiera estado rezando, en vez de estar mirando a los turistas pasar y estar pensando en todas estas pavadas que aquí cuento.
Pero, amigos, hay algo más importante. “Este es el día que hizo el Señor (…) La muerte y la vida entablaron singular batalla. El Señor de la vida, muerto, reina vivo”.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
4 comentarios:
Felices, muy felices Pascuas, JI, Para tí y los tuyos
Feliz Pascua de Resurrección¡
Querido Juan Ignacio:
Feliz Pascua, con retraso.
Me temo que las Catedrales y otras iglesias históricas son los templos más inadecuados para rezar: mejor una iglesia fea de barrio, solitaria, silenciosa, sin turistas ni curiosos.
Espléndidos la cita y el enlace.
(Leí con mucho interés vuestro debate, en el post anterior, sobre el divorcio y la Iglesia: realmente fascinante)
Gracias a Uds. por los saludos.
Espero que tengan un buen tiempo pascual.
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