domingo, 27 de junio de 2010

Subliminal

H. Bustos Domecq es el seudónimo que utilizan Borges y Bioy Casares para escribir el libro de cuentos policiales “Seis problemas para don Isidro Parodi”, gentil regalo de mi familia por el día del padre.
Borges y Bioy inventan incluso una pequeña reseña biográfica del autor y dan vida a un prologuista que hace las palabras liminares, un tal Gervasio Montenegro (“De la Academia Argentina de Letras”). Montenegro habla de las virtudes del libro. Pondera que el autor (rosarino por invención) haya elegido Buenos Aires como ambiente del cuento, pero nota una ausencia que pide se remedie en futuras obras del autor: la calle Florida y la barriada boquense.
Pero hete aquí que yo, que nada se de letras y apenas si empiezo el libro, debería decirle al imaginario Montenegro que don Bustos Domecq sí ha incluido a la calle Florida en su libro, y lo ha hecho en el primero de los relatos. Aunque, claro, de una forma peculiar.
Para recuerdo de los iniciados y para información de los curiosos, hay que notar que el personaje Aquiles Molinari, al levantarse por la mañana el día que se relata al inicio, se afeita mientras silba el tango “Naipe marcado”. Y bien, ¿qué dice y repite ese tango, señores? Los ayudo: “Fui por Florida ayer, y por Corrientes hoy…” (yo lo recuerdo con la voz de Ángel Vargas, no sé Uds.).
Entonces, señores, aunque la forma sea algo escondida, la calle Florida efectivamente aparece en la mencionada obra de Bustos Domecq, quod erat demonstrandum.

miércoles, 23 de junio de 2010

De la burka a la cruz; prepárense

Lo de la burka en España tiene sin lugar a dudas ribetes que yo no conozco. Lo único que sé es que la moda lo permite todo. Si se prohíbe la burka, la mujer musulmana podría utilizar un vestido innovador, un echarpe o un chal muy grande que le cubra todo lo que quiera cubrir.
Bromas aparte, vayan preparándose los cristianos españoles para cuando quieran prohibir las cruces u otras imágenes. Porten remeras con cruces, vestidos mismos en forma de cruz, cruces tatuadas, cruces colgando. Es más, los funcionarios pinten sus despachos en forma de cruz, ordenen los documentos sobre su escritorio en forma de cruz, ubiquen las sillas de espera en forma de cruz, que aparezcan accidentales rayones en forma de cruz en algunas paredes.
Todo esto quizás pueda servir para que algunos descubran que lo que tienen es una obsesión por la cruz, como en la historia de Chesterton, y así se revele lo falaz de su argumento.

lunes, 21 de junio de 2010

Lo mejor del mundial

* El apellido del autor del gol de Chile ante Honduras: Beausejour.
* Ver el primer partido del sábado en la cama con los chicos saltando al lado.
* Haber acertado (en el prode laboral) un imprevisible como Argelia_0 - Eslovenia_1.
* Y de los apellidos tanos, esos nombres que mi familia siempre se fija y comenta, elijo el siguiente: Criscito.
* La sonrisa y el gesto de triunfo del entrenador de Japón en oportunidad del gol de la victoria ante Camerún (¿Han observado las sonrisas orientales, ese detalle de efusividad en un temperamento poco demostrativo? A ver, acudamos a bibliografía autorizada: El Karate Kid, triunfo de Daniel san, saltos y alegría de todos, y el señor Miyagi con su tranquila sonrisa al lado del tatami, ¿recuerdan?).
* Aprovechamos para hacer geografía y recordar que el límite entre los océanos Pacífico e Índico es el Cabo Agujas, y no el Cabo de Buena Esperanza, con lo cual queda más que claro que el estadio de Ciudad del Cabo se halla sobre el Atlántico.
* Lo bien que vienen lo americanos después de dos partidos iniciales (así dadas las cosas nos traemos el desempate de mundiales ganados para América, aunque nunca se sabe).
* El loco Bielsa anotando en la libretita (de riguroso jogging, y no como nuestra mona, vestido de seda; ¡qué malo soy, ojalá nos saque campeones!).

martes, 15 de junio de 2010

Aportes al estudio sobre el boleto capicúa

Sabido es, y hasta lo dirá algún blog (porque hay blog para todo), que el tema del boleto capicúa perdió mucho de su atractivo desde la incorporación (hace ya muchos años) de las máquinas expendedoras. Estos boletitos todos blancos con letras negras tienen menos gracia que escuchar Japón vs. Camerún por radio. El número va chiquito, arriba a la izquierda, ¡puf!
Eso sí, sigue habiendo un número, y como tal puede ser capicúa.
Estuve tres semanas sin auto y tuve oportunidad de volver a mis queridos tiempos de transporte público. Pude entonces reflexionar acerca del boleto capicúa. Y espero hacer aquí algún aporte al respecto (aunque, como ya dije al inicio, de todo hay dicho en Internet y quizás no diga nada nuevo).
Lo más cerca que estuve de obtener un capicúa fue el día 4 de junio, cuando estuve a cincuenta y siete números de diferencia (en un número de seis cifras). Y ahí está precisamente la clave de la cuestión. ¿Cuál es el número más aproximado o similar al capicúa? ¿Hay que guiarse por la ubicación ordinal del número completo respecto al capicúa más próximo o simplemente por el orden de presentación de las cifras?
Por ejemplo, el numero 599999 está a siete números del capicúa 600006, lo cual lo coloca en una proximidad mayor, respecto al mismo capicúa, que el 600016, que está a diez números ordinalmente. Sin embargo, el primer número tiene cifras muy distintas al capicúa de referencia, mientras que el segundo es mucho más “atractivo”, mucho más similar al capicúa en cifras, porque tiene cinco de seis cifras en el lugar correcto. ¿Cuál es entonces, de esos dos, “el más capicúa”?
Por ahora baste con plantear el tema, con abrir el filón para que los pensamientos tomen su curso. Tendrán para toda la semana. No se apresuren a dar su opinión definitiva. El tema no es fácil. No se puede abarcar en un comentario ni en una entrada. Nos vemos la próxima.
(Por supuesto que estos son los temas que importan, lector sorprendido. No me va a decir que es más importante el dólar, los avances de la ciencia o la política internacional. Todos son juegos, pero esos son algo más sucios).

lunes, 7 de junio de 2010

Abundancia

Este mayo, siete años después de plantada la pequeña planta, vinieron las más grandes mandarinas. Justo este año, que no removí la tierra ni una vez, ni hice trabajo alguno sobre el pobre mandarino, que sufre la sombra del níspero y el ataque de la calabaza.
¡Ah, la calabaza, sí! Hace un tiempo M. había plantado una semilla. Hombres de ciudad, fascinados por el nacimiento de la planta, dejamos que cubra todo el jardín. Aún hoy tenemos algunas para comer.
Ya hace unos cuantos días, mientras cortaba un enorme zapallo que me habían traído mis tíos del campo, pensaba lo mismo que pensé hoy mientras recolectaba algo de la interminable cantidad de mandarinas: “Definitivamente, el hambre en el mundo es una de las más grandes torpezas humanas”.
(Y justamente hoy celebramos Corpus Christi, el Pan que verdaderamente quita el hambre del mundo).

martes, 1 de junio de 2010

Política internacional vista por un argentino

(Política “mundial”).
A ver Israel, che, no nos vayan a estropear el mundial con ese ataque a las flotas extranjeras. Köhler, ¡que estratégico lo tuyo, retirarte ahora para ver tranquilo el mundial! En cambio a Santos no le importa ir a segunda vuelta en Colombia, no tendrán que estar mirando el mundial. ¡Vamos con esa mancha de petróleo, muchachos! Limpien, limpien que ya empieza...