viernes, 10 de septiembre de 2010

Domador de caballos, ¿como aquél de Ilión?

Uno de los poemas que más me gustan de Marechal es “A un domador de caballos”. Por mi ignorancia de los clásicos griegos no advertí en este domador podía tener inspiración en el troyano Héctor. Porque conocí por Chesterton (y la nota al pie de mi libro de Ediciones Cristiandad de El hombre eterno) los versos finales de la Ilíada, esos que dicen:

Así hicieron las honras de Héctor, domador de caballos.

Y el poema marechaliano, que habla del domador del sur, de las pampas argentinas, y que tiene además un sentido trascendente, ha de tener alguna relación más estrecha de la que imagino con aquel personaje de la Ilíada, porque termina:

Domador de caballos,
no es otra su alabanza.

Siendo conocida la estrecha relación de Marechal con los clásicos griegos.
Apuntes:
- Algunas cositas parecen como contrapuestas. Héctor parece ser el vencido pero ensalzado. El domador de Marechal, en cambio, es “vencedor y sin gloria”.
- Aunque unos versos antes es “oscuro y humillado / pero visible todavía el oro / de una nobleza original que dura / sobre tu frente”.
- También quisiera ver si esos otros versos del poema que tanto me gustan (hombre dado al silencio / como a un vino precioso) son también características del troyano Héctor.
En fin, tengo mucho trabajo pendiente (empezando por leer la Ilíada). Y no sé si alguna vez lo completaré.

11 comentarios:

Fernando dijo...

Leí con mucha atención el poema, Juan Ignacio, que por supuesto desconcía. Me pareció muy hermoso el ritmo, si Marechal fuera un poeta español pensaría que es verso libre, no sé si en la Argentina la estructura de este poema corresponde a una forma métrica clásica.

No puedo opinar sobre el paralelismo entre Marechal y Homero. Leí de joven, por puro voluntarismo, la Ilíada o la Odisea, no recuerdo, y fue un puro desperdicio de tiempo, la demostración de que cada libro tiene su edad, ni antes ni después. Espero que sigas reflexionando sobre ese paralelismo y explicándolo acá en el blog, con ejemplos.

No entendí muy bien si los cuatro elementos del caballo salvaje al que se refiere el poema son sus cuatro patas, si no es así no sé a qué se puede referir.

(¿Viste que Javier Navascués puso un enlace en su página a la Fundación Leopoldo Marechal?)

Juan Ignacio dijo...

Me alegro que te haya gustado, Fernando.
Los cuatro elementos son fuego, agua, aire y tierra y yo no los relacionaría exactamente con ninguna parte física del animal. Yo, por lo menos.
Y sí, Javier es expertísimo en Marechal, recordaba que tenía ese enlace. Iré a ver si hay algo nuevo.

Anónimo dijo...

http://losquenose.blogspot.com/2010/09/autobiografia-poetica-leopoldo-marechal.html

Me se hace que te puede interesar.

Saludos.

Juan Ignacio dijo...

Lo tengo ese disco, Anónimo.
Es muy bueno. Y tiene "A un domador de caballos". Donde explica a quien fue dedicado.
Gracias.

Javier de Navascués dijo...

A mí, Juan Ignacio, cada vez me gusta más este poema y mira que lo he leído muchas veces. Das en el clavo con la relación con Homero, desde luego. En realidad, es muy marechaliano eso de unir lo universal con lo criollo y tienes un montón de reflexiones en sus ensayos sobre eso. Realmente es admirable la capacidad de integrar su pensamiento en la poesía. Buenísima entrada.

Javier de Navascués dijo...

Releo tu entrada y me parece que quizá no hay que llevar la relación con Homero hasta el último detalle. Probablemente Marechal piensa en Héctor, pero no todo el tiempo: sólo hace un guiño, porque ve una relación con lo de la doma de caballos (aparte de que pueda sentir mayor simpatía por Héctor que por Aquiles, cosa bastante lógica).

Juan Ignacio dijo...

Gracias, Javier.

Fernando dijo...

Gracias por la aclaración del 4, JI.

¿Qué hay de la métrica? ¿Es verso libre, como ocurriría si fuera un poeta español?

Juan Ignacio dijo...

Fernando, casi con seguridad te puedo decir que es verso libre (y que para eso no importa el país).

Natalio Ruiz dijo...

Hermosa entrada en la que poco puedo ayudar.

Lo que recomiendo es leer Homero y los clásicos cada diez años, uno lee un libro completamente diferente cada vez. Eso son los clásicos la fuente inagotable de todo. Hace poco releí la Ilíada. Todo era nuevo, todo más profundo, todo más importante, está todo....

Respetos homéricos.

Natalio

Juan Ignacio dijo...

Qué buen testimonio, Natalio. Muchas gracias.