domingo, 11 de septiembre de 2011

De campanas

Si escribo “campanas” en mi editor de entradas, encuentro catorce que tienen esa palabra. En esas entradas hablo de cosas como las campanas (grabadas) que anuncian casamiento en mi parroquia, de las campanas (reales) de la Inmaculada Concepción en Tigre, de cuando F. era bebé y escuchaba las campanas de la abadía y de la parroquia, de una frase de Benedicto XVI y de algunas otras cosas más.

Pero recordé algunos otros textos de campanas que me eran familiares y nunca se escribieron aquí. Así que se los dejo ahora.

Uno poético:

- Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce.

Las doce campanadas eran doce mochuelos:
Alguien abrió la puerta de la torre, y huyeron
.

(Leopoldo Marechal, Adán Buenosyres, Libro Quinto, Parte III.
La cursiva es también de un poema de Días como flechas, llamado Noche de sábado, del mismo autor)

Uno académico:

Cockney: habitante castizo de Londres, con acento y pronunciación iletrados; el auténtico cockney ha nacido en el radio de audición de las campanas de la iglesia de Saint Paul’s.

(Nota del traductor Víctor García Ruiz para la novela Calixta, de John Henry Newman)

Uno espiritual:

La gente siempre fue codiciosa y frecuentemente mala. Pero el tañido nocturno resonante, fluía sobre campos, aldeas y bosques, e impulsaba a abandonar las pequeñas preocupaciones terrestres y dedicar en esa hora los pensamientos a la eternidad.
Ese tañido, conservado hoy únicamente en unas melodías antiguas, levantaba a la gente, les ayudaba a erguirse en dos pies y no caer… en cuatro.
En estas piedras, en estos campanarios, nuestros antepasados pusieron lo mejor de su ser, su rica concepción de la vida.

(Alexander Solyenitsin, Cuentos en miniatura, Viajando a lo largo del Río Oca)

4 comentarios:

Miriam dijo...

El tañer de las campanas me sosiega.
Gracias por los textos¡

Fernando dijo...

Decididamente, tengo que buscar ese libro en las librerías de segunda mano de Madrid.

Curious lo de los cockneys; según eso, ya no quedan, pues en la City ya no hay más que rascacielos y bancos, no creo que nadie nazca allí.

Ay, es cierto lo de la campana: estás en casa el sábado por la mañana y suena el toque del Ángelus y te dices "¿no tendría que estar en la Misa de 12?", mientras sigues perdiendo el tiempo y la vida.

AleMamá dijo...

Mi yerno alemán dice que las campanas son el sonido de su patria. Son bellas y para mí, nostálgicas de una época que no volverá.

Fernando dijo...

(Juan Ignacio, ¡¡apareció un segundo Juan Ignacio en mi blog!!

Al menos, él no tiene pez)