jueves, 4 de julio de 2013

Vísperas

No recuerdo a qué edad fue. Pero saber que las fiestas tenían vísperas fue un descubrimiento genial. Porque las vísperas son un motivo más de festejo, una extensión de la fiesta, una celebración que acompaña ese momento de ansiedad en la espera.
 
(Ese momento que también puede ser, no necesariamente, pero sí a veces, más emocionante que la fiesta misma. Porque somos futurizos y muchas veces disfrutamos, antes, de la fiesta que vendrá, mientras que en la fiesta ya nos embarga el sabor de que ella pronto terminará).

4 comentarios:

Fernando dijo...

En España tenemos un refrán muy bonito, Juan Ignacio: "todo santo tiene su novena y su octava". La novena son los 9 días anteriores a una fiesta y la octava los 8 días posteriores.

Conforme al 100% contigo: casi siempre son mucho mejores los preparativos que las fiestas. En los días previos todo es ilusión, y luego -a veces- en las fiestas tienes que estar ocupado en tonterías que te distraen. + la melancolía de que ya está volviéndose pasado.

"Futurizo", qué palabra.

Juan Ignacio dijo...

Tendrás que criticársela a Julián Marías.

tito... dijo...

El compositor argentino Juan Carlos Paz habla de esto mismo en sus memorias -"el efecto vísperas" creo que le llama-. Vivía con mucha emoción la etapa de ensayos, "producción" y armado de un concierto (que por lo general eran de estrenos), pero al llegar al momento en sí no lo terminaba de disfrutar, tal vez porque también había un desajuste entre expectativa y realidad.

Debe haber aplicaciones más trascendentes (¿esta vida es la víspera de la fiesta que no defrauda?).

Saludos!

Juan Ignacio dijo...

Interesante historia. ¿Es uno de Los Paz de Tucumán?

Y esa analogía que hacés ya la hizo Marechal, yo no quería repetir porque alguna vez la puse:

(...) Las palabras de Pablo Inaudi a Lisandro Farías en “El banquete de Severo Arcángelo” de Marechal:


-Y no es todo -insistió Inaudi-. Hay en usted un "júbilo de víspera" que se manifestó desde su infancia.
-No entiendo -le dije.
-Desde su infancia, ¿no ha gozado usted más la víspera de una fiesta que la fiesta en su realización?
-¿Cómo lo sabe? -le respondí en mi asombro.
-La fiesta en sí lo entristecía como una decepción irremediable.
-¿Y qué significado tiene?
-Que usted, por intuición, ha venido soñando con una “fiesta inmensa”

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