El níspero que plantamos cuando armábamos la casa era una plantita no más alta que un chico, pero hoy supera la medianera por un metro o más y tiene una copa enorme donde vienen a comer las cotorritas. Si Jesús no hubiera conocido la mostaza, ¡flor de parábola se armaba con el níspero!
Decí que la semilla no es tan pequeña...
Hoy estaba subido a una escalera sacando algunos nísperos (esta vez tuve que usar la escalera más alta) y en eso tres cotorritas se acercaron, se enojaron conmigo, me gritaron y se fueron volando hacia el oeste por arriba de la casa. “¡No tanto reclamar, eh!”, les hubiera gritado. “A Uds. las alimenta directo El de arriba y yo me lo tengo que ganar con el sudor de la frente”.
3 comentarios:
Debés ser goloso, Juan Ignacio: yo no me subiría a una escalera que superara "la medianera" en un metro y medio ni por los más dulces nísperos del mundo.
Eh, no es tanto.
Además me los pidió mi hija.
No probé ni uno.
Pero disfruto especialmente de sacar las cosas que como directo del fondo de casa.
Ah.
Si es por G. o por J., todo vale.
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