miércoles, 25 de marzo de 2015

The Necromancer

¿A quién no le gustaría ir por sus calles imaginando que es parte de una historia como las de El Señor de los Anillos, o entrar en zonas suburbanas al modo de Adán Buenosayres y sus amigos en la expedición de Saavedra? Si es niño lo puede hacer caminando. Si es algo más grande escribe una historia, o compone una canción.

Los integrantes del conjunto canadiense Rush serían los tres hombres de Willowdale (Toronto) en esta historia. Algún exégeta anónimo, sin mayor autoridad reconocida en la materia, dice que el Nigromante podría representar a las discográficas y el príncipe By-Tor, más simbólicamente, a su música, la propia del grupo, libre de las exigencias de la industria, que los salva.

Si hubiera leído a Tolkien de chico, esta canción hubiera sido una de las favoritas de mi adolescencia de hard rock.

The Necromancer
(Rush)

[I. Into the Darkness]

'As grey traces of dawn tinge the eastern sky,
the three travelers, men of Willowdale,
emerge from the forest shadow.
Fording the River Dawn, they turn south, journeying
into the dark and forbidding lands of the Necromancer
Even now the intensity of his dread power can be felt,
weakening the body and saddening the heart
Ultimately they will become empty, mindless spectres...
stripped of will and soul, only
their thirst for freedom gives them hunger for vengeance...'

Silence shrouds the forest
As the birds announce the dawn
Three trav'llers ford the river
And southward journey on
The road is lined with peril
The air is charged with fear
The shadow of his nearness
Weighs like iron tears

[II. Under the Shadow]

'Shreds of black cloud loom in overcast skies.
The Necromancer keeps watch with his magic prism eyes.
He views all his lands and is already aware of the three helpless invaders
trapped in his lair...'

Brooding in the tower
Watching o'er his land
Holding ev'ry creature
Helplessly they stand
Gaze into his prisms
Knowing they are near
Lead them to the dungeons
Spectres numb with fear
They bow defeated

[III. Return of the Prince]

'Enter the Champion
Prince By-Tor appears to battle for freedom from chains of long years
The spell has been broken... the Dark Lands are bright.
The Wraith of the Necromancer soars
away in the night.'

Stealthily attacking
By-Tor slays his foe
The men are free to run now
From labyrinths below
The Wraith of Necromancer
Shadows through the sky
Another land to darken
With evil prism eye


lunes, 9 de marzo de 2015

Dos libros

Abelardo tiene un libro gordo, nuevo, de Alfaguara, que está muy lindo sostener mientras se lee. En cambio Karol tiene un tomito chiquito. De buena calidad, por cierto, porque es de la B.A.C. y es de tapa dura, pero viejito.

Abelardo habla de sus cosas y es fácil e interesante seguir a un hombre que piensa, crea o no en Dios y tenga las ideas políticas que tenga. Pero Karol hace teología. Y el tema es superior. Y si el cansancio lo hace arduo, basta ir gustando algunos renglones por día.

Por momentos parecen estar lejos. Karol con nuestro Dios, persona y amor, y Abelardo a quién le cuesta ese Dios de su amiga imaginaria, por tener “demasiadas características humanas”. Pero por otros momentos parecen estar cerca. Como cuando Karol dice que “Ser una cosa creada quiere decir ser ‘dado’ (…) [no solo el mundo sino] incuso ellos mismos [Adán y Eva] eran un don mutuo”. Y Abelardo que dice: “El que no consigue ver un prójimo en el otro abjura de su propia condición humana”.

domingo, 8 de marzo de 2015

El mundo es chiquito y el corazón es inmenso

Sin embargo el tiempo se había detenido por él; el pasado se había [¿?] llegando hasta la clínica y allí se quedaba en suspenso. Su pasado era el mismo de hacía media hora; desde que ella se había acostado en la camilla no habían sucedido cosas, todo era un largo, insoportable, presente vacío sin porvenir, sin futuro, se había sentado con él frente a una mesita llena de revista viejas, fumando, esperando. Su futuro y el futuro del planeta y el futuro de la galaxia se habían sentado a fumar y a esperar.
Ayer todavía tenía futuro. Esta mañana misma lo tenía. Desde muchos días atrás hasta este momento, todos eran proyectos, planes, resoluciones, hipótesis. Todos sus pensamientos estaban absorbidos por este momento, y este momento era una enorme nada”.

Este texto es de Abelardo Castillo, escritor argentino (Diarios, 1954-1991). Me dio esa viva sensación que tuve otras veces, cuando lo escribieron otros, de lo que pasa cuando una pena importante hace que el resto del mundo no exista, que desaparezcan los planes, que todo lo que antes parecía principal pierda ahora importancia, o parezca vanidad, o cosa sin sentido.

¡El padecimiento interior es tan grande, se siente tanto la pena y tan poco al mundo!... Lo digo así porque para mí es eso lo que decía García Lorca cuando decía: "el mundo es chiquito y el corazón es inmenso". Vamos a ver; no sé si trata de eso la La Soleá de Lorca, pero me parece tan posible.