viernes, 21 de agosto de 2015

Desprolijas notas sobre una lectura clásica

“Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles…”
A los cuarenta me metí con esto. Quizás sea una buena edad. Justamente.
Quizás no pase de las primeras páginas.
Pero ya leí dos capítulos.
Y conté, grupo a grupo, las cóncavas naves de los aqueos; me da 1.186.
Y me gusta Palas Atenea, frenando la violencia Aquiles, arengando a Ulises.
Y las metáforas que comparan a la multitud agitada, sea en el ágora o en la preparación de la batalla, con campos de trigales al viento, con mares.
Aqueos, dánaos, argivos… Chequeo en Wikipedia: son los mismos. Lo sospeché desde un principio.

(Entiendo que los hombres actúan inspirados por los dioses. Puedo entender que Agamenón decida poner a prueba a los aqueos tentándolos a irse de regreso. Lo que no puedo entender es por qué para tentarlos dice que Zeus le dijo de volverse. Si lo pone en boca de Zeus, ¿no sería adecuado obedecerlo? ¿No los debería haber tentado con algo humano, diciendo que tal dios ya no los escucha o algo así?)

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