El frente de tu casa no es tuyo, el nuevo diseño de las ópticas de tu auto no es tuyo, tu peinado no es tuyo. ¿No te das cuenta que hay muchas más personas que lo ven muchas más veces al día que vos? ¿No te das cuenta que el portero de enfrente ve más la fachada de tu casa que lo que la ves vos; o que el señor que pasa todos los días en colectivo la ve dos veces, igual que vos? ¡Y cuántos hay como él! ¿No te das cuenta que ya no ves más tus ópticas y todos los días se las encendés en la cara a miles de personas desconocidas? ¿Y no ves que tu esposa es la que ve, huele, toca a diario tu peinado, continuamente, y no vos, aunque te peines todos los días frente al espejo?
Y todas esas cosas las tenés que cuidar vos, y figuran como de tu propiedad.
En definitiva, es como la propia vida, que está a tu cargo pero es pa’ Dios.
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