martes, 19 de septiembre de 2017

Metiéndome en el mundo de Faulkner (relato con algún excurso espiritual)

Al momento solo leí un libro de William Faulkner. Pero tiene el privilegio de ser el libro que más rápido volví a leer. Y no he releído muchos libros. A relectura completa, me refiero. Si leo de qué se trata el resto de las obras de Faulkner me asusto un poco. Hay menciones de sexo y violencia y situaciones seguramente nada “edificantes”. Si vemos su vida personal, tampoco lo es (aunque dicen que fue muy profesional en su trabajo de escritor). Pero, ¿puedo fiarme de “Los Invictos” (la única obra que leí) para pensar que el tratamiento que hace de temas escabrosos no es tan cruel e innecesariamente despiadado como en películas de televisión o textos más modernos? Porque la verdad es que la historia de “Los Invictos” es dura, difícil, tanto la de sus personajes principales como las de la masa indeterminada de los negros, esos negros emancipados que recorren como zombies los caminos hasta su Jordán, pero no es innecesariamente cruenta ni repugnante en su descripción. Y hasta es heroica.

Quizás le falta a Faulkner una visión de fe. Por eso no entiende cómo los negros pueden, como otros pueblos, peregrinar hacia una especie de tierra prometida. Pero, ¿es la fe de esos negros una fe conveniente? La visión de Faulkner es “la otra historia”, la distinta a la oficial. Critica cómo los negros fueron dejados de lado o usados por quienes los liberaban. Pero, para ellos, ¿los que los liberaban eran los yanquis por ellos mismos o como medios de un Dios? Y ese Dios, ¿era un auténtico Dios? La religión esa era protestante. Metodistas, episcopalistas... ¿Hizo bien esa religión o los negros fueron engañados?

El fin de la esclavitud es un objetivo necesario para la humanidad. Y si Faulkner recibió el premio Nobel fue, además de por sus frutos literarios, gracias al alegato antirracista “Intruso en el polvo” (según dice el doctor Antonio Ballesteros González). Pero así y todo Faulkner parece decirnos que los negros (al menos muchos, al menos aquellos que vemos en sus personajes) estaban mejor en sus vidas de esclavos que luego en sus vidas libres. Esto no es una defensa de la esclavitud, no podría serlo. Tiene que ser entonces una crítica a los yanquis (y quizás a la religión de los negros, aunque al momento no me queda claro).

Al momento solo leí un libro de William Faulkner, dije. Y me gustó mucho. Y me fascina que haya todo un mundo, con su plano y su genealogía. Un mundo fantástico inmerso en una historia real como es la Guerra de Secesión y épocas cercanas. Un condado imaginario, en el estado de Mississippi, llamado Yoknapatawpha. Que se ubica aproximadamente en lo que sería un condado real llamado Lafayette. Y Faulkner describe todo tan bien. Y sus oraciones son largas y con muchos rodeos pero las cuenta tan bien que dan ganas de descifrarlas. Y los nombres que usa, y los títulos. Y la historia de “Los Invictos”, contada desde la perspectiva de un chico, está tan bien, con todas esas sensaciones que los chicos tienen y evocamos muy fácilmente si pensamos en nosotros. Y la abuela, gran personaje. Y esas cosas como eran antes. El respeto a la mujer o a los mayores. El trabajo de la conciencia sobre los propios actos. Y el pedir perdón a Dios.

Hoy nadie cree en Dios. ¿A quién le van a pedir perdón entonces? ¿Quién guía tu vida? Vivimos como si supiéramos todo y buscamos dioses en reikis, budas, ecologías, pueblos originarios, comida sana y natural, vegetarianismo, veganismo, respeto, tolerancia, pluralismo. Todo eso está muy bien pero ocupa, sin llenarlo, el lugar del Dios que seguimos buscando sin saberlo, que no nos dimos cuenta que rechazamos. ¿Con quien te reconciliás cuando te “reconciliás con la naturaleza”? Si vos sos naturaleza, y la naturaleza no es más que alguien parecido a vos. ¿Con quién estás hablando? ¿Quién te puede absolver o salvar? La calma, el darte cuenta que fluís con el universo… ¿a quién satisface eso? Yo quiero ver siempre los ojos que quiero. Quiero sentirme en familia por toda la eternidad. Yo sé que si existimos es por algo. Simplemente porque puedo pensar en que es por algo, es que por algo debe ser. Un día me dormiré para ver qué hay, cuál es el fin de la película.

Mientras tanto sigo con “Los Invictos” de Faulkner. Y los mapas de Yoknapatawpha, hechos por el mismo Faulkner. ¡Y la Yoknapedia! Para averiguar sobre todos esos nombres que usa Faulkner como Vendée, Riposte in tertio, etc. Aunque debo decir que mi edición de “Los Invictos” tiene buenas notas (EDAF, 2011). Y también debo decir que no miren mucho los mapas porque pueden “botonearle” algunos sucesos de obras que aún no leyeron (spoiler alert, como dice el gaucho). A continuación, una cita de Faulkner que usa el emprendimiento Yoknapedia cuando presenta el sitio:

By all means let us make a Golden Book of my apocryphal county. I have thought of spending my old age doing something of that nature: an alphabetical, rambling genealogy of the people, father to son to son”.
William Faulkner, letter to Malcolm Cowley, The Faulkner-Cowley File, p. 25.

Faulkner falleció en 1962 a los 65 años y no sé si habrá podido cumplir con ese sueño. ¡Pero sí que era un genial plan de retiro!

1 comentario:

Juan Ignacio dijo...

“William Faulkner's most romantic novel, it is clear and fast-moving”
CARVEL COLLINS, Massachusetts Institute of Technology