El hombre anda perdido. Perdió el orgullo de ser el señor de la creación. ¿Es acaso una excesiva sensibilidad? ¿O una falta de fe en el sentido de la vida?
Una excesiva sensibilidad, quizás, que no reconoce que para cuidar a los otros seres vivos no necesita negarse. Que puede ser el señor y tener el mayor respeto y cuidado por ellos, sin por eso decir pavadas como "todos somos iguales".
Una falta de fe en el sentido de la vida, quizás, con ese uso cotidiano de un tópico de un complejo debate científico: "complejidad no quiere decir evolución". Si la complejidad le permitió al hombre conocer a Dios y elegirlo libremente, ¡vaya regalito del azar!, ¿no?
Lamento no cerrar con la frase de algún destacado pensador, pero la que permitió que precipiten estos pensamientos antes disueltos en mi cabeza fue una de Julio Verne, que dice:
"Así es el corazón del hombre. La necesidad de hacer cosas duraderas, que lo sobrevivan, es el signo de su superioridad sobre todo lo que vive en este mundo. Es el fundamento de su dominio y es lo que lo justifica en el mundo entero". (La isla misteriosa).
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