Quizás sea una costumbre inútil, pero uno a veces pone el señalador de costado, como marcando el exacto renglón donde se detuvo. Suele ser para interrupciones cortas. Poco importa el renglón si el libro se está cerrando hasta el día siguiente.
Y es por eso otra característica importante de los señaladores ("clic") que el largo permita ubicarlo en forma traversal y que asome. Como en forma vertical no conviene que asome mucho (y mucho menos de ambos lados), esta nueva característica para el uso horizontal introduce una nueva dificultad a la elección del señalador correcto.
El volumen editado por Proyecto Larsen (Buenos Aires), de la colección Clásicos, 2011, que incluye "Bartleby, el escribiente" y "Benito Cereno" (de Herman Melville) y el señalador de oso jazz forman una pareja ideal al respecto de lo dicho en el párrafo anterior.
Pero ya se están por separar.
El capitán Amasa Delano había subido al barco de Benito Cereno pero la cosa no avanzaba. Había una pormenorizada descripción psicólogica de su oscilante estado de ánimo o sentimientos. Cosa muy bien hecha y que en otro momento me tendría atrapado. Además esas figuras de los negros juntando estopa o afilando hachas no me atraían. Pero no era la obra. La crisis era mía (primera crisis de lectura en todo el año). Al tiempo pasó y la cosa se puso tan interesante que lo terminé un día casi mientras cenábamos (insólito). Gran historia del mar.
¿Y qué decir de Bartleby? Genial historia también. Esas descripciones de los personajes de oficina y la forma en que el jefe maneja la relación con ellos. Muy gracioso y muy serio a la vez. Pero va quedar para otra entrada.
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