Alguien mostró un amanecer en la ruta y yo recordé tres. (El amanecer en la ruta es muchas veces un privilegio de los choferes, mientras el pasaje aún duerme).
El primero, solo primero en el orden de estas menciones, fue en el sur. En general uno se refiere a la salida del sol para identificar un amanecer. Pero en este caso fue el momento anterior. No suelo viajar de noche, pero habíamos salido antes de aclarar de Lago Puelo, Chubut, para hacer un tirón con pocas horas calurosas hasta Río Colorado, en Río Negro. Las primeras luces llegaron enseguida y revelaron al Lago Mascardi como un espejo entre los árboles.
El segundo fue un aclarar y salida del sol en la ruta 149 viajando entre Barreal, San Juan, y Uspallata, Mendoza. La 149 es una ruta más al oeste de la 40 y se la asocia con el Camino del Inca. Corre alto y las montañas al oeste son puro Andes, altas y nevadas. Allí íbamos regulando la velocidad en ripio entre montañas que se revelaban de a poco y llegando a un valle de altura ya con el sol iluminando los campos.
El tercero es quizás el menos fascinante de todos. Es de esos amaneceres que se producen en las rutas llanas a las que estamos más acostumbrados los de Buenos Aires. Pero fue en La Pampa. Habiendo dejado Santa Rosa antes de que salga el sol y habiendo ya tomado rumbo oeste para encarar el desierto, en la zona de General Acha apareció detrás nuestro el sol. Creo que ahí F. estaba despierto y giró para verlo, mientras yo lo hacía por los retrovisores.
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