A la mundana frase que reza "mis derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás" mi profesor de Antropología Filosófica la reformulaba así: "mis derechos terminan donde empiezan mis deberes". Con esto nos quería advertir sobre esa falsa "libertad" de poder hacernos mal a nosotros mismos.
En la parroquia se ha cambiado el aviso "apague su celular" por el nuevo "silencie su celular" y creo que ahí retrocedimos en aquel sentido. Somos más liberales en nuestras normas o recomendaciones. A diferencia del apagarlo, silenciar el celular solo evita molestar a los demás, pero no nos detiene de estar pendientes del aparato y así dispuestos para más interrupciones durante la celebración.
Recomendemos por el bien de cada fiel mismo, y no solo para que no moleste a los vecinos: "apague su celular".
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