viernes, 31 de enero de 2025

Triunfo desde Navidad

(30/ene)

Hace mucho traje acá un fragmento de Chesterton en donde hablaba de la Navidad como el triunfo en una batalla. Una emocionante visión del bien triunfando sobre el mal, de Dios contra el Enemigo en sentido espiritual, reflejada en esa batalla material: escapando del enemigo Herodes; un símbolo, mostrando a Dios que logra penetrar en las entrañas del mundo, naciendo en una cueva.

Esa visión épica de la Navidad siempre me quedó en el recuerdo y hoy, escuchando otra vez El cant des ocells (acá también lo traje una vez), me pareció vislumbrar algo de aquello en la parte del zorzal, que en Navidad ya se adelanta a la Pascua diciendo que la muerte ha sido vencida:
En veure despuntar el major lluminar en la nit més ditxosa,
els ocellets cantant a festejar-lo van amb sa veu melindrosa.
(Al ver despuntar el mayor resplandor en la noche más dichosa
los pajaritos van a cantarle con su delicada voz).

L'àliga imperial pels aires va voltant, cantant amb melodia,
dient: 'Jesús és nat per treure'ns de pecat i dar-nos l'Alegria'.
(El águila imperial va por los aires, cantando con melodía,
diciendo: Jesús ha nacido para librarnos del pecado y darnos la Alegría).

Cantava el passerell: 'Oh, que formós i que bell és l'Infant de Maria!'.
I lo alegre tord: 'Vençuda n'és la mort, ja neix la Vida mia'.
(Cantaba el pardillo: ¡Oh, qué hermoso y qué bello es el Hijo de María!
Y el zorzal alegre: Vencida ha sido la muerte, ya nace mi Vida).
Corolario en forma de pregunta: con esto de lograr Dios llegar al mundo hecho hombre sano y salvo, evitando los ataques del Enemigo, ¿no adquiere un sentido especial toda la vida de Jesús sin manifestarse hasta los treinta años?

sábado, 18 de enero de 2025

“Andarás bien” por la veintitrés

Este año recorrimos la “línea sur” rionegrina, es decir que hicimos la Ruta Nacional 23. De las cuestiones de rutas me encargo yo y, para un año de vacaciones más sedentarias, sin la emoción de largos planes ruteros, la idea era ponerle algún condimento usando al menos un camino nuevo.

Si van o vienen de la zona de Bariloche, les recomiendo hacer unos kilómetros más y evitar el alto valle del Río Negro, tan urbanizado. Y, por otro lado, el paisaje de la 23 es mucho más lindo que el de la “ruta del desierto” por La Pampa. La ruta 23 corre al pie de la meseta de Somuncurá y luego va ascendiendo muy suavemente las mesetas hasta el final de su recorrido en el Lago Nahuel Huapi. Recorre (según dicen en la Guía Turistel) una antigua rastrillada india y se acompaña (según se puede ver con los propios ojos) con el tendido del Tren Patagónico (San Antonio Oeste - Bariloche).

Si van desde Buenos Aires con escala, prueben General Conesa, San Antonio Oeste o Las Grutas. Lo más adelante que vayan en su primera etapa, les dejará más tiempo para hacer la 23 tranquilos. Y quizás darse un tiempito para el museo o el bosque petrificado de Valcheta (una localidad mucho más pintoresca de lo que me imaginaba).

En Valcheta y Los Menucos hay buenos servicios. También los hay en Ingeniero Jacobacci (cabecera de “La Trochita” hacia Esquel). Me hubiera gustado parar un rato junto al río Pichileufu o ver las Cavernas del Viejo Volcán ya llegando al Nahuel Huapi, pero quedará para otra vez. ¡Atención! No todo es color de rosa. Hay tramos de ripio en la parte final, pero igual vale la pena si la encaran con el espíritu que esta entrada les quiso transmitir.

Les dejo una especie de hoja de ruta:


Circunstancias especiales alteraron lo ordinario de este tiempo extraordinario y no pudimos estar de regreso por Casa de Piedra (para ello sí se requiere pasar por parte del Alto Valle y parte de La Pampa -el plan era ver también el Parque Nacional Lihué Calel-). Pero las mismas reflexiones que hicimos en aquella entrada en que estábamos imaginariamente a orillas del embalse Casa de Piedra se pueden hacer frente al Embalse Ramos Mexía en El Chocón.