Una de las prácticas más comunes es agarrar el cartoncito que sobra de algún embalaje, y puede ser señalador, y diferenciarlo con una marca, escritura o incluso sticker.
Por otro lado, el contenedor de señaladores es más una reserva de papelitos y cartoncitos que me gustan, aún cuando la mayoría no puede o de hecho nunca es usado como señalador.
Alguna vez les mostré el del Chevy. Ese era el señalador ideal para medio de transición como decía al final de la entrada anterior. Me gusta mucho esa foto y la emoción no es muy distinta a la que me genera el del Capitán América.
Pero también tengo gusto por las piezas más raras que puede haber. Etiquetas de ropa, cuya característica alguna vez mencionamos, tarjetas manuscritas que me regalaron mis hijos para distintos aniversarios, separadores de cajas de saquitos de infusiones, entradas a lugares o espectáculos, tickets de compras, etcétera.
Lo más parecido a señaladores con oraciones, como decíamos en la última entrada que debería haber, son las estampas religiosas. Tengo cuatro junto con los señaladores, aunque no los uso mucho.
Uno tiene la que llaman la imagen original de Jesús Misericordioso pintada en Vilna en 1934. Y atrás la “Coronilla de la Divina Misericordia”. Otra es del Espíritu Santo, también con una oración. Una tercera es con un dibujo algo infantil de Mamá Antula, con oración. Y una cuarta con una frase cuyo origen no conozco: “Donde hay vida está Jesús” y al dorso una oración cuya “firma” al pie dice “Iglesia Católica”.

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