Si los paso el filtro de las recomendaciones de mis pastores (allá, acá), no queda candidato conocido en pie.
Entonces amenaza voto en blanco. Pero me le resisto con todas mis fuerzas.
Esa es la angustia que me vuelve año tras año. Y esta vez ando con poco tiempo como para salir a buscar, en la esperanza de que algo así exista, a ese “desconocido que promete”.
Ven Espíritu Santo...
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