Florentino es altivo para rechazar la emboscada que le tiende el enemigo (…) y se hace arrogante para compensar las habilidades del Diablo, hasta conducirlo al asonante en a, que le permite, por fin, invocar a las potestades celestiales. (…)
Sácame de esto con Dios
Virgen de la Soledá,
Virgen del Carmen bendita,
sagrada Virgen del Real,
tierna Virgen del Socorro,
dulce Virgen de la Paz,
serena Virgen de Lourdes
con tu fuente por altar,
Virgen de la Coromoto,
Virgen de Chiquinquirá;
Señora de la Corteza
que en cedro esculpes tu faz;
piadosa Virgen del Valle,
Santa Virgen del Pilar;
Virgen de Peña Admirable,
patrona del manantial;
fiel madre de los Dolores,
dame el fulgor que tú das.
¡San Miguel, dame tu escudo,
tu rejón y tu puñal!
¡Niño de Atocha bendito!
¡Santísima Trinidad!
jueves, 10 de mayo de 2007
Florentino y el diablo (II)
La cuestión es que un poeta venezolano, Alberto Arvelo Torrealba, cantó la leyenda popular de “Florentino y el Diablo”. (Que porqué Florentino se las tuvo que ver en esas, Mazzei González lo explica mejor, y lo guardo para otra oportunidad).
Basado en la literatura anónima tradicional, Arvelo Torrealba dio a la leyenda elegante forma. Y si de aquel Francisco el Hombre se destacaba “el recitado del Credo al revés” en su victoria con el diablo, en este caso se destaca la invocación que hace Florentino. Explica Mazzei y luego cita:
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2 comentarios:
Con semejante ejercito
¡como para perder estaba la cosa!
¡Ja, ja!
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