Introduciendo otro tema distinto, Eduardo hace una pequeña disquisición que me parece muy clarificadora. Sobre todo para aquellos a los que les interesa estudiar cómo ha influido el cine en la literatura o simplemente en la forma de expresarse (o incluso pensar) de las personas.
Supongamos la vida como una película de cine. Un poco menos como una obra de teatro, aunque en parte también, por lo que tiene de drama, de acción representada. Con el hábito visual y cinematográfico que nos hemos formado o se nos ha impuesto en los últimos 100 años, es más sencillo explicar esto si nos imaginamos una filmación, pero también porque hemos perdido el sentido simbólico que la actividad teatral tiene para los hombres. (...)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario